Cantabria aceptó 1.193 expedientes por daños de la fauna silvestre al ganado en 2018

Los datos aparecen en el pliego de condiciones para la contratación del seguro de responsabilidad civil por daños de fauna silvestre en Cantabria, que el Ejecutivo acaba de adjudicar a la compañía Caser por 1,6 millones de euros. «Es una continuación del sistema actual, que creemos que ha funcionado bien porque reduce el periodo que transcurre desde que se produce el siniestro hasta que el afectado cobra», apunta el jefe de Servicio de Conservación de la Naturaleza, Ángel Serdio. Hasta hace cuatro años, estos episodios se tramitaban con un procedimiento de responsabilidad patrimonial, que es «muy garantista, pero muy largo y farragoso». Serdio asegura que el modelo actual puede ser algo más costoso para la administración, pero en cambio el ciudadano está más contento y genera un amplio consenso entre ganaderos, grupos conservacionistas y Gobierno de Cantabria. «Es de las pocas cosas en las que hay acuerdo, en que hay que pagar rápido. Eso hace que la tolerancia hacia el lobo o cualquiera otra especie sea mayor a pesar de los trastornos que pueda causar», insiste.

Si antes había que esperar hasta 18 meses para recibir el ingreso en el banco, la Consejería de Medio Rural destaca que ahora eso ocurre en 40 días de media, aunque en las últimas semanas los dueños de vaquerías de Tudanca que vienen sufriendo ataques de lobo desde el mes de abril negaban estos datos y afirmaban que el retraso era mucho mayor. Cambia el seguro porque el anterior caducó en diciembre, pero no el método de peritaje. Seguirán los mismos agentes del medio natural que están sobre el terreno los que se encarguen de abrir el expediente y realizar el informe a petición de los agricultores y ganaderos.

Las variaciones de la nueva póliza son mínimas y, a juicio del Ejecutivo, van a favor de los afectados. Por ejemplo, que la cuantía máxima que puede reclamar el ganadero por cada siniestro pasa de los 6.000 euros del anterior contrato a los 9.000 euros actuales. Además, se han introducido las modificaciones que se contemplaban en el recién aprobado Plan del Lobo, que obliga al Gobierno de Cantabria a indemnizar por los daños causados por este animal en cualquier entorno y no en lugares puntuales como hasta ahora. Esto es lo que ha hecho que el importe de la adjudicación sea sensiblemente superior.

Las estadísticas oficiales confirman que alrededor del 90% de los trámites que se llevan a cabo cada año reciben luz verde por parte de la Dirección General de Medio Natural. O dicho de otra manera, uno de cada diez se apartan por distintos motivos. Según Serdio, una parte importante tienen que ver con aquellos siniestros en los que el depredador no deja ningún rastro del animal al que ha atacado. «Aunque no haya dudas sobre la versión del ganadero, hace falta que haya algún indicio, un elemento objetivo», apunta el técnico, que señala que aun así en algunos de estos casos sí sigue adelante el procedimiento. En otras ocasiones, hay fallos en el procedimiento. El más común es que el afectado ha movido el cadáver del animal, algo no se puede hacer hasta que llegue el agente de medio natural y ponga en marcha el expediente correspondiente. Igual que en los accidentes de tráfico.

Hasta el 30 de septiembre, los datos de siniestralidad demuestran que el animal que más daño ha hecho al ganadero ha sido el lobo. Así, en los nueve primeros meses de 2018 se recogieron 657 solicitudes de este tipo, frente a las 128 por buitres, 95 por zorros y 46 por osos. Otras 55 corresponden al resto de especies. Y en los cultivos, son los jabalíes los que generaron más quebraderos de cabeza, con 299 incidencias en este periodo. Por detrás están los 31 casos de venados, cinco de tejones y tres de cuervos. Aquí, en el apartado de 'otros' hay 83 expedientes.

Los 1.193 expedientes tramitados suponen un aumento del 40% en tres años y un incremento gradual a lo largo de los últimos ejercicios. Medio Natural apunta a dos causas. La primera es que, «contrariamente a lo que manifiestan algunos sectores», la población de fauna silvestre sigue creciendo gracias a los programas de recuperación. A pesar de ello, en el caso concreto de los lobos, la Consejería intenta tener un control para mantener las manadas dentro de unos números «asumibles» para que pueda haber una convivencia entre la especie y la actividad ganadera de las zonas rurales de Cantabria. La otra explicación es lo que denominan efecto llamada: «Cuando el proceso era muy lento, muchos ganaderos no reclamaban por no perder el tiempo y no quedarse con la sensación de que la administración se reía de ellos. A medida que ven que se paga mejor eso ha cambiado. Estamos seguros de que ahora se reclaman casi el 100% de los sucesos».