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«Hasta un 75%» han aumentado los casos de menores de edad, sobre todo niñas, que ingresan en el hospital por graves problemas de anorexia o bulimia respecto a los datos previos a la crisis sanitaria del covid. Los trastornos de alimentación son el ejemplo ... más llamativo: «El incremento es desproporcionado, lo que nos indica que algo está pasando», señaló Óscar Fernández, subdirector de Asistencia Sanitaria del Servicio Cántabro de Salud (SCS). Pero también las conductas autolesivas (tentativas de suicidio) se han incrementado a unos niveles que las autoridades sanitarias juzgan alarmantes. Cuadros depresivos, ansiedad y problemas de adaptación son reflejo de «una inestabilidad emocional» en los menores que se ha disparado como consecuencia del estrés pandémico, lo que ha llevado a Sanidad a activar un plan de choque para abordar esta problemática de forma «prioritaria».
El plan ha sido presentado este viernes por el consejero Miguel Rodríguez y la gerente del SCS, Celia Gómez, junto al propio Fernández, psiquiatra de profesión, que hasta su nombramiento como subdirector ocupaba el puesto de coordinador de Salud Mental. Por eso fue él el encargado de explicar las bases de esta estrategia específica que busca dar respuesta a una demanda que no para de crecer y que en muchos casos requiere de una intervención rápida, que no va acorde con los tiempos de espera que están acumulando las consultas.
De entrada, el plan contempla «ampliar tanto los recursos humanos como la cartera de servicios». Fernández anunció la creación en Valdecilla de una unidad de hospitalización para salud mental infantojuvenil dependiente del servicio de Pediatría, de tal forma que «sólo algunos casos específicos» (los más graves) ingresen en la planta de Psiquiatría. «Lo que queremos es que estos menores estén en las mismas condiciones de hospitalización que los del resto de patologías, como parte de la lucha contra el estigma de la enfermedad mental», un cambio que incluso «puede ayudar a la recuperación».
Sobre su puesta en marcha, sólo se apuntó que «será lo más pronto posible», una vez se acondicionen las medidas de seguridad de las cuatro habitaciones previstas, que ha sido la ocupación media en 2021 en el área de Pediatría -donde ya se atienden este tipo de pacientes-, aunque «se adaptará a la demanda», dijo la gerente. Este modelo de asistencia implicaría que, a la larga, desaparecería la concertación de plazas para adolescentes que ahora tiene el SCS en el centro Padre Menni (tres plazas). «Iremos viendo la evolución, pero si la nueva unidad absorbe esa actividad y se consolida, la idea es atenderlos directamente dentro de la sanidad pública», precisó Gómez.
Miguel Rodríguez | Consejero de Sanidad
Óscar Fernández | Subdir. Asistencia Sanitaria del SCS
El número de ingresos de menores con problemas de salud mental en Valdecilla se ha duplicado si se compara con las cifras previas a la pandemia, y la duración de las estancias se ha multiplicado por cinco, lo que implica una menor rotación de camas. Gómez precisó que se contratarán dos psiquiatras, dos psicólogos clínicos, cuatro enfermeras especializadas en salud mental y dos auxiliares -se están buscando esos perfiles- para reforzar la plantilla. Otra de las patas de este plan de choque, que la gerente cuantificó en alrededor de 500.000 euros, será la ampliación del hospital de día psiquiátrico en horario de tarde, de tal forma que «duplique la capacidad que tiene actualmente. Se trata de una herramienta eficiente, que permite mantener a los niños y jóvenes a los que atiende en su medio» (duermen en casa), señaló el subdirector de Asistencia Sanitaria.
Asimismo, se instaurará «un programa de psiquiatría de enlace para la atención dentro del hospital en Urgencias y Pediatría a niños y adolescentes ingresados por otros motivos, pero que requieren una valoración mental» y se potenciarán «consultas de alta resolución» para casos graves que no puedan esperar los plazos normales (la demora media es de 47 días) y no precisen hospitalización a tiempo completo.
«Aunque se han ido implementando medidas, aún nos queda trabajo por hacer», admitió la gerente del SCS. A todo ello se unirá, ya «de cara al próximo curso escolar», un aula educativo terapéutica para dar respuesta a las necesidades derivadas de las condiciones de salud mental de los escolares cántabros. Un dispositivo que contará «con un psicólogo clínico, una enfermera de salud mental y un psiquiatra con labores de consultor».
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