Cantabria afronta con «preocupación» el brote de lengua azul que azota al sur del país

Cantabria tiene experiencias recientes con la lengua azul, una afección que provoca la picadura de un mosquito de la misma familia del de la enfermedad hemorrágica. Las ovejas son las más afectadas, mientras que la vacas y las cabras no suelen mostrar signos clínicos y actúan habitualmente como portadores, explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

En noviembre del año pasado, se confirmaron tres positivos de lengua azul en ganaderías de la comarca de Solares, lo que obligó a la Consejería entonces dirigida por Pablo Palencia a vacunar a toda la cabaña ganadera, unas 250.000 cabezas. El dispositivo llevado a cabo inmunizó de los serotipos 4 y 8, que eran los que estaban en aquella época en circulación, y durante la próxima primavera recibirán una dosis de refuerzo. «Fue un acierto, pues ahora el 98% de la cabaña está vacunada», admite Susinos. Sin embargo, hay otros serotipos en circulación: el 1 y el 3. De los dos, el que más inquieta es el 3. «Es el peor de todos, sin ninguna duda. Tiene una mortalidad altísima, de entre el 10 y el 25%», subraya Luis Pérez Portilla, secretario general de UGAM-COAG.

El Ministerio informó recientemente a las comunidades de que este último serotipo está localizado en Portugal. Concretamente en Évora, la capital del Alentejo, una región limítrofe con Badajoz (Extremadura) y Huelva (Andalucía), donde ya se han confirmado positivos. «Lo que más preocupa es que es mucho más virulento», explica la titular de Ganadería.

La lengua azul es una enfermedad de declaración obligatoria por parte de los ganaderos, aunque no afecta a las personas. Aun así, el ministro Luis Planas pidió la semana pasada, durante una visita al Principado de Asturias, que «hay que ser tremendamente rigurosos».

La preocupación de las diferentes Administraciones se une a la del sector ganadero, que, pese a que aún no ha llegado a Cantabria, se encuentra alerta. «Por supuesto que hay preocupación. Ya hemos visto cómo funcionan los serotipos de lengua azul», afirma Raúl Guillarón, secretario general de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). «El problema, como en otras enfermedades emergentes, es que al final todo acaba llegando», continúa. «Lo bueno es que vamos hacia una época, ya cerca de noviembre, en la que la teoría dice que tiene que hacer más frío y eso no es bueno para el mosquito», puntualiza. Aunque, de momento, el calor y la humedad predominantes ayudan a la proliferación de este tipo de vectores.