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Cuando su madre heredó la casona de su abuela y levantó sobre ella una posada solo había dieciocho alojamientos como ese en toda la región. Eran los noventa recién nacidos y él, que tenía 27 años de edad, el graduado social y un escaso interés ... por esa aventura materna, trabajaba para una empresa poniendo en orden sus nóminas. Hoy, tres décadas después, la industria del turismo rural concentra a alrededor de 800 negocios generadores de 2.500 empleos que tiemblan cuando escuchan el bramido de los pisos turísticos. «Nos están haciendo daño», admite Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural desde 1996 y parece que no por mucho tiempo más.
–Usted es presidente de la asociación desde hace 27 años.
–Desde 1996. Habría 50 socios, una cifra que se disparó entre 2000 y 2008, que es cuando se produjo el verdadero 'boom' del turismo rural.
–¿Quién o qué le empujó a tomar esa decisión?
–Los propios asociados de entonces, que, en un momento dado, quisieron darle al sector una mayor visibilidad y presencia dentro de la sociedad de la que tenía en aquel tiempo.
–¿Ha habido algún momento en el que se haya arrepentido de coger las riendas del colectivo?
–Ha habido varios.
–Quédese con uno.
–El año siguiente a la pandemia, cuando la Administración abandonó a nuestro sector dejándolo en una situación muy delicada, se me hizo duro.
–Y dice que esto fue el año siguiente a la pandemia, en 2021.
–Sí, porque el año de la pandemia lo supimos hacer muy bien, pero después tuvimos algunos problemas que estuvieron a punto de hacerme arrojar la toalla. Si no lo hice fue porque no encontramos a nadie con ganas de coger este timón y continuar. Pero bueno, esperemos que ahora, en marzo, que hay que renovar la junta...
–¿Eso es un adiós?
–Creo que ha llegado la hora de echarme a un lado, sí.
–¿Cómo les ha ido este año?
–Bien. No ha sido un año especialmente bueno, porque la primavera ha sido dura y el comienzo del verano algo complicado, pero tampoco particularmente malo, porque luego nos ha ido bastante bien.
–Hasta ahora.
–Sí, porque este puente la ocupación está siendo más bien baja, pero bueno, confiamos en que la Navidad sea mejor.
–¿Diría que estamos en los niveles prepandemia?
–No. No todavía.
–¿Y eso cuando cree que se va a producir?
–El turismo rural está atravesando por un momento complicado a consecuencia de la proliferación de las viviendas y de los pisos turísticos...
–...Según los datos facilitados por el INE, Cantabria es la comunidad autónoma peninsular con mayor proporción de viviendas de este tipo.
–Así es.
–Los inmuebles con este uso se dispararon un 18% en 2022 y ya superan los 5.700.
–Ha crecido de una forma descomunal, absolutamente descontrolada y, permítame decirlo, ilegal en un número desorbitado. Le hablo de miles de viviendas que, siendo ilegales, se han puesto a navegar en ese mar que son las plataformas turísticas y en el que navegamos todos los demás, haciendo que perdamos parte de nuestras fortalezas.
–Ya.
–Y, para evitar que nos hundan, nosotros hemos tenido que adoptar medidas.
–Por ejemplo, poner en marcha una campaña para detectar pisos turísticos no registrados.
–En agosto, sí.
–¿Con qué resultados?
–Presentamos 400 denuncias, lo que se ha traducido en una inmensa fila de gente que se ha puesto nerviosa y ahora quiere legalizar sus pisos.
–Este problema, el de la apertura en tromba de pisos turísticos, ha desviado la atención de otros de igual o mayor importancia, como lo es la estacionalización, uno de los mayores estigmas del turismo regional.
–Estoy totalmente de acuerdo. Tenemos que tomarnos ese problema en serio porque Cantabria es muy bonita y es maravillosa, pero no solo en el mes de agosto. Y nosotros, los que nos dedicamos a esto, no podemos vivir solo de los ingresos que obtenemos durante los meses de verano, sobre todo si queremos permanecer abiertos todo el año.
–¿Y cómo se llena Cantabria de turistas en los meses 'valle'? ¿Usted lo sabe?
–Es complicado, es complicado. Pero tenemos que darle una vuelta y empezar a promocionar actividades y experiencias que los turistas puedan disfrutar aquí cualquier fin de semana del año. Y las tenemos. No tenga duda. Aquí, en la Cantabria rural, hay una gran cantidad de eventos muy bonitos y muy interesantes que no promocionamos porque pensamos que no es necesario pero que debemos promocionar como hacen otras comunidades. Aquí hay muchas más cosas que Cabárceno y El Soplao.
–Los hosteleros lebaniegos han protestado, y no poco, por la escasa promoción institucional del Año Jubilar y lo que ello está repercutiendo en sus negocios. ¿Comparte esas quejas?
–Sí. La celebración del Año Santo se programó a última hora y en base a una serie de conciertos que, sí, pueden atraer turismo, pero muy puntualmente. Por desgracia, en este asunto no se ha hecho camino.
–En 2019 se viralizó la denuncia de un pastor asturiano sobre el cierre de un gallinero porque el canto de los gallos molestaba a los huéspedes de una posada. ¿Hay mucho 'cuentista' rural?
–Sí. Sí, sí. A ver, a algunos les gusta el pueblo, les gusta lo rural, pero luego se molestan porque suenan las campanas de la iglesia, porque canta un gallo o porque huele a vaca. En fin. No sé. A lo mejor también tenemos que trabajar eso y explicarle bien a la gente donde está.
–También la parte 'vendedora' se las trae, ¿eh?
–Sí, ¡claro!
–Hace unos días oí al responsable de una empresa turística vendiendo 'baños de otoño'.
–¿Y eso qué es?
–Pues paseos por el bosque.
–¡Ah! Ya. Jajaja. Bueno, creo que no debemos incurrir en el error de sofisticar así nuestro producto, porque lo único que conseguimos con eso es que pierda parte de su autenticidad. Nosotros tenemos que vender naturaleza. Así de fácil. El gallo es como es, la vaca es como es... y el bosque es como es.
–¿Ha tenido oportunidad de hablar con la nueva presidenta?
–Sí, y ya la hemos trasladado nuestras inquietudes.
–¿Le guarda algún rencor por haber dejado al sector turístico sin el principal activo publicitario que tenía?
–¿Por Revilla lo dice?
–Por Revilla lo digo.
–Jajaja, no. En absoluto. Revilla ha hecho una promoción fantástica (y gratuita) de Cantabria, algo que este sector le reconoce, pero ahora estamos en otro tiempo diferente.
–«Tenemos las mejores casas rurales del mundo», decía.
–Tenemos una oferta muy buena, es verdad. Nos hemos destacado a nivel nacional.
–Y, sin embargo, si 'googlea' las casas rurales mejor valoradas de 2022, Cantabria no aparece. La más próxima está en Cangas de Onís.
–Es que en Asturias funciona muy bien el sector del turismo rural. Allí están muy centrados en su naturaleza. Y aquí eso no pasa. Por eso le digo que necesitamos una promoción específica de lo natural, de lo nuestro, que es la mejor materia prima que tenemos y de la que se puede beneficiar toda Cantabria.
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