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El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, insistió esta mañana en su mensaje optimista frente al «catastrofismo» y mostró su absoluta confianza en que «alguien, ... no yo, por supuesto, ni tampoco el presidente Pedro Sánchez, sino alguna de las mentes de esas personas que mueven los hilos del mundo», alumbre «el raciocinio que permita parar la guerra en Ucrania» y, con ello, poner cerco a la inestabilidad económica que amenaza con arrastrar a Occidente a una recesión.
El jefe del Ejecutivo se manifestó en estos términos durante su intervención en el Día de las Instituciones, ceremonia que, como cada día 28 de julio, conmemora la unión administrativa de las comarcas montañesas en la Junta General de Cantabria celebrada hace 244 años, en 1788, en la Casa de Juntas de la localidad de Puente San Miguel.
Allí, frente al lugar en el que germinaron los orígenes de Cantabria, y tres veranos después de la última celebración –suspendida en 2020 y 2021 a consecuencia de la pandemia del covid-19– volvió a encontrarse la plana mayor de la política autonómica, recibida en La Robleda por varias decenas de vecinos poco contentos con su gestión.
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Quien no protestaba contra los polígonos eólicos lo hacía contra la Ley del Suelo, contra el sistema de pensiones o contra el trato del Gobierno regional a una trabajadora a la que no se reconoce la suspensión de su contrato como consecuencia del período de lactancia natural.
Respetuosos con los actos iniciales, con el izado de la bandera regional al compás de la canción 'Viva la Montaña', con el discurso del anfitrión de la ceremonia, Pablo Diestro, presidente de la Federación de Municipios de Cantabria y alcalde de Reocín, y con las intervenciones de Marín Sánchez, representante de la Asociación para la Defensa de los Interés de Cantabria (ADIC) –nombrada Merino Mayor 2022– y Juan Francisco Quijano, miembro de la Asociación El Pleito de los Nueve Valles –que leería un manifiesto en recuerdo del poeta y artista cántabro Julio Sanz– los llamados a esas protestas lo fueron algo menos en la hora de los discursos políticos, que llegaron a solapar con la lectura de su propia declaración exigiendo a los representantes de las instituciones, allí presentes todos, que «cumplan con sus obligaciones con los cántabros».
Muy criticado por todos los grupos de la oposición (PP, Cs y Vox), Revilla sacó a relucir en su intervención los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) que revelan que Cantabria fue la segunda comunidad autónoma donde más cayó el desempleo en el segundo trimestre y la que tiene la menor tasa de paro del país, dato sobre el que el presidente apuntaló su mensaje optimista. «Yo me resisto al catastrofismo, a que estemos abocados a una recesión», insistió el presidente, que cree que Cantabria no va mal. «Dentro de las dificultades por las que todos estamos atravesando, somos una región potente y así se percibe desde fuera», aseguró el jefe del Ejecutivo, que incidió en el excelente aspecto de la región en términos turísticos –«Cantabria está llena de gente»– y en «el montón de proyectos» que hay en marcha. Y memorizó: el AVE, la protonterapia, la duplicación de las vías del tren del trayecto Torrelavega-Santander, el Mupac, la Pasiega...
«¿Por qué tenemos que ser pesimistas? Me resisto al pesimismo», insistió otra vez el presidente, para quien el día 28 de julio «es una fecha que no se puede dejar de conmemorar, aunque algunos consideren que se trata de una fiesta artificial».
Más todavía, Revilla, que recordó aquel día del año 1778 «que supuso un cambio de rumbo en la historia, cuando los nueve valles decidieron constituir la provincia de Cantabria y recuperar su nombre histórico», propuso que los próximos presidentes de la comunidad autónoma acudan allí, a Puente San Miguel, a jurar su cargo.
Antes habían tomado la palabra la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, y el presidente del Parlamento regional, Joaquín Gómez.
En su turno, Quiñones reivindicó la unidad «como herramienta imprescindible para mirar al futuro y destacó el compromiso «de entender, respetar y defender Cantabria, que todos los representantes institucionales y políticos cántabros compartimos pese a tener miradas distintas, prioridades variables, objetivos diferentes y posturas muchas veces encontradas».
Y luego, en el suyo, Gómez apostó porque las instituciones «se mantengan firmes, constituyan un ejemplo de ética y se pongan al servicio de los ciudadanos» en un momento de especial trascendencia en el contexto político actual y envió un recado a derecha e izquierda recordando «que los políticos tenemos que hablar de las cuestiones que preocupan a los ciudadanos, no de nosotros mismos y de nuestras circunstancias».
Las reacciones
Los líderes de los tres partidos políticos en la oposición, María José Sáenz de Buruaga (PP), Félix Álvarez (Ciudadanos) y Cristóbal Palacio (Vox) salieron del parque de La Robleda visiblemente contrariados, y molestos, con el presidente de Cantabria. Con lo que dijo allí, más bien. A los tres se les hizo bola el discurso de Revilla.
Empezó Buruaga: «Las instituciones están fallando a los cántabros de una manera estrepitosa en su función de mejorar la vida de los ciudadanos y solucionar los problemas que tienen», dijo la presidenta popular, que lamentó que el presidente se muestre tan optimista.
«No podemos venir a izar las banderas y decir que todo es de color de rosa cuando sobre Cantabria se acumulan cada vez más consecuencias de un mal uso de nuestra autonomía».
Continuó Álvarez: «Lamentablemente, el Día de las Instituciones se está convirtiendo en un acto mitinero en el que socialistas y regionalistas se dedican a contarnos el maravilloso Gobierno que tiene nuestra comunidad», lamentó el líder de Ciudadanos, que criticó la intervención de «un presidente que, al parecer, lo está haciendo todo muy bien, porque si las cosas van mal, la culpa es del mundo que se ha vuelto loco».
Y terminó Palacio: «Estamos ante un uso partidista del Día de las Instituciones de Cantabria, que el PRC está convirtiendo en un acto electoral puro de su propio partido en el que se ve obligado a reinventarse la historia de los cántabros y a intentar convertir a ADIC en la nueva CUP de Cantabria», dijo tajante.
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