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Si antes de que el covid lo invadiera todo, la demora de un paciente de Traumatología para ser operado estaba por encima de ... los tres meses -la media, que la horquilla podía llegar al año según el caso-, ahora supera los seis. Y puesto que toca esperar más, la lista de esta especialidad, que siempre encabeza el ranking de demanda, ha crecido hasta los 4.159 nombres. Este ejemplo sirve para resumir la evolución de las listas de espera quirúrgica del Servicio Cántabro de Salud al cierre de 2020, publicadas ayer en su página web. Un balance que confirma que la sanidad pública arrastra las consecuencias del bloqueo de la actividad ocasionado por la primera ola de covid, el pasado marzo, cuando la avalancha de contagios obligó a reducir las cirugías a lo urgente e indemorable. Aquel tapón elevó la lista de pacientes pendientes de operar a casi 12.000 en junio, una cifra que la segunda mitad del año se ha recortado hasta los 11.399 pacientes, con una demora acumulada de 144 días, mes y medio más que al cierre de 2019 (100 días) y casi el doble de lo que se esperaba de media justo dos años antes. Es decir, antes de que la tendencia diera un giro, que Sanidad achacó entonces a la conflictividad laboral que marcó el final de la pasada legislatura -con huelga médica incluida- y a la macroconvocatoria de oposiciones, que afectó a prácticamente todas las categorías profesionales y repercutió en el ritmo de la actividad. A esos factores se atribuyó la subida de 2019, cuando las listas alcanzaron las cifras más abultadas de los últimos siete años, superando la barrera de los 10.500 pacientes. Y si había plan de choque en ciernes, el estallido de la pandemia de covid cambió de cuajo el orden de prioridades.
En consecuencia, la relación de pacientes en cola para operar en Cantabria llegó en diciembre a los 11.399, cifra que no cuadra con el informe del Ministerio difundido en la memoria del Defensor del Paciente, que lo eleva a 11.940. Consciente del problema y de las dificultades de revertir la situación mientras el virus siga azotando, la estrategia del SCS tras la 'tregua' del verano fue, precisamente, diseñar planes de contingencia en cada hospital con un objetivo claro: hacer frente a la demanda derivada de la pandemia, pero de forma que se interfiriera lo menos posible en el resto de la actividad asistencial (léase cirugías). «A diferencia de lo que pasó en primavera, cuando tuvimos que replegarnos y quedarnos con lo urgente, en la segunda ola los centros aguantaron bien; y ahora seguimos manteniendo la mayor parte», destaca la gerente del SCS, Celia Gómez. Valdecilla cerró en noviembre tres de sus 29 quirófanos, sin tiempo de reabrirlos ante la rápida crecida de la tercera embestida del virus. Es más, en las últimas semanas, el aumento de la hospitalización ha obligado al centro a priorizar la cirugía mayor ambulatoria (que no precisa ingreso) para liberar camas en planta y tener más puestos disponibles de UCI. Así, los números de intervenciones se mantienen y se mueve la lista de espera. «Es cierto que eso implica que pacientes con operaciones programadas complejas acumulan más demora, mientras que vamos solventando otros problemas», dice la gerente, que subraya que, pese a las circunstancias, se ha reducido en 543 la lista en el segundo semestre.
No obstante, reconoce que lo que más preocupa ahora, y será el reto de 2021 es la bolsa de pacientes que acumulan más de un año de demora, cuando en 2019 se había conseguido reducir a 35 casos. «Es más, si el objetivo de legislatura cuando llegamos era que nadie esperara más de seis meses para ser operado en Cantabria, esos planes los destrozó la pandemia. Ahora los esfuerzos tienen que concentrarse en atender a esas personas que ya tienen un año de demora», declara Gómez. «Tenemos que ver cómo se va a desenvolver la primavera y si podemos seguir manteniendo la actividad como estos meses, porque eso nos permitirá contener las listas, que no haya más aumento o que continuemos con esta disminución, aunque sea de forma lenta. Ojalá pudiéramos ser más ambiciosos».
VALDECILLA
SIERRALLANA
LAREDO
Por especialidades, además de Traumatología, las que acumulan más pacientes son Oftalmología (1.976) y Cirugía General (1.740), aunque ambas han reducido el volumen de personas pendientes de operar respecto a 2019. «Ahí no hay variaciones, pesa el perfil de nuestra población y el envejecimiento. Las prótesis y las cataratas son dos de las intervenciones más frecuentes», señala la gerente, que destaca que «incluso durante lo peor de la pandemia se pudo mantener la cirugía urgente y no demorable, los procesos oncológicos y los trasplantes. Los datos del exceso de muertes, que se corresponden con los causados por el covid, son la muestra del buen trabajo realizado».
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