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Cantabria es una de las comunidades autónomas donde más avanzada está la campaña de vacunación: según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, se sitúa entre las seis que mayor porcentaje de dosis han administrado, un 80,5%, que corresponde a 44.700 inyecciones, ... y prácticamente tiene completada su primera fase, inmunizando a las personas más vulnerables y a las más expuestas. Por su parte, las estadísticas de la Consejería de Sanidad, más actualizadas que las ministeriales, elevan los pinchazos a 46.700 y la proporción, al 81,3%
Hay que partir de lo complicado que resulta comparar las cifras de cada territorio para confeccionar algo parecido a una clasificación: las vacunas se distribuyen entre las comunidades autónomas atendiendo a criterios de población y a pesar de que hay una estrategia común de inmunización, cada una puede modificarla. Si en el arranque de la campaña, cuando Cantabria fue noticia por su lentitud, parecía que lo importante era inyectar cuanto más mejor, la informalidad de las farmacéuticas con sus envíos, que en cuestión de semanas empezaron a sufrir recortes y retrasos, aconsejó una administración menos entusiasta para asegurar las segundas dosis en el plazo indicado.
Aún advirtiendo la improvisación que ha marcado el desarrollo de la vacunación en la región, con continuos cambios de estrategias, frenazos y acelerones, no se puede dejar de reconocer que en Cantabria la campaña marcha mejor que en otras comunidades vecinas. Concluida o a punto de terminar la inmunización de los usuarios y trabajadores de residencias, de los sanitarios (tanto los de primera línea como el resto de personal sociosanitario), ya está en marcha la vacunación de los grandes dependientes no institucionalizados, con los que se completa la primera etapa de la campaña.
Solapándose con esta fase se ha dado comienzo a la siguiente, con la inoculación de dosis a mayores de 80 años; a la vez, las vacunas de AstraZeneca, que tienen el condicionante de no poder emplearse con personas mayores de 55 años, se están utilizando o se utilizarán en profesionales de la sanidad privada y trabajadores esenciales como policías, bomberos, profesores, etc. antes de llegar a la población general.
Mientras, en el País Vasco, aún no se ha vacunado a la mitad de trabajadores de la Sanidad pública. Según los datos facilitados por la Consejería de Salud, el pasado martes se había vacunado a unos 30.000 sanitarios, cuando en Cantabria, con menos población y plantillas más reducidas en el sector, se han inyectado 28.000 dosis. Del comienzo de la inmunización a los mayores de 80 años de la comunidad vasca, solo se sabe que será en las próximas semanas.
No va mucho más avanzado el plan en Castilla y León, donde las remesas recibidas esta semana se usarán para poner la segunda dosis a todos los sanitarios de primera línea. Siguen a la espera el resto del personal sanitario y los grandes dependientes.
Algo muy distinto es lo que sucede en Asturias. El Principado se destacó por su agilidad y rapidez desde las primeras dosis: cuando Cantabria había utilizado el 5%, con ocho personas dedicadas a la tarea, Asturias ya había administrado el 80% y contaba con 148.
Mes y medio después, sigue manteniendo esa línea de previsión y anticipación. Teniendo en cuenta que a partir de abril se prevé una masiva llegada de dosis, una vez que los fabricantes aumenten su capacidad de producción y puedan normalizar su distribución, y con la posibiidad de que se sumen nuevas marcas a la oferta de vacunas, el Servicio de Salud asturiano ha decidido reclutar enfermeros jubilados que puedan estar disponibles para realizar el trabajo, y ya tiene una bolsa de unos 150 profesionales para ser contratados. En cuanto a los grupos de vacunación, la situación es similar a la de Cantabria y ha iniciado el trabajo con los grandes dependientes y los mayores de 80 años.
Ante esa previsible disponibilidad de ingentes cantidades de vacunas en los próximos meses, la Consejería de Sanidad cántabra, que insiste en que dispone de personal suficiente para administrarlas, busca instalaciones adecuadas que permitan desarrollar labores de inmunización a gran escala, como polideportivos.
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