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La gripe aviar deja ya en Cantabria ocho casos en lo que va de año, todos ellos en alcatraces, dentro del que ya es considerado por el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC) el mayor brote en Europa desde que se cuenta con ... registros. Mientras el mapa de España suma cada vez más puntos coloreados por brotes de gripe aviar (56 en total, 36 de ellos en granjas), la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno regional mantiene activo el protocolo en todo el territorio y permanece alerta ante la posibilidad de contagios en granjas: «Viendo los numerosísimos focos de todo el país, aquí podría ocurrir en cualquier momento», explica el consejero Guillermo Blanco, al tiempo que manda un mensaje de «tranquilidad» y aclara que los profesionales de las granjas están avisados desde que se puso en marcha el protocolo en enero y cuentan con ciertas recomendaciones, como utilizar mallas o pajareras para evitar el contacto de las gallinas con especies marinas o silvestres.
Hasta el momento se han muestreado un total de 139 aves de todo tipo en Cantabria, de las que ocho alcatraces han resultado positivos en gripe aviar (H5N1) tras confirmarse el contagio primero en el laboratorio de Sanidad de la Consejería de Medio Ambiente, situado en Raos, y después certificarse en el central de veterinaria de Algete, en Madrid. Los últimos casos detectados corresponden a ejemplares encontrados en Castro Urdiales, Colindres y Santander.
El delegado de SEO/BirdLife en la región explica que estas aves pertenecen a las colonias de esta especie de las islas británicas que migran hacia el Cantábrico para pasar aquí el otoño y el invierno: «Mueren de camino y al caer al mar, aparecen rápidamente en las playas», explica. Y pone como muestra los primeros ejemplares hallados en Sonabia (Castro Urdiales) a principios de septiembre. González detalla que, al tratarse de aves marinas, la posibilidad de contagio con otras especies domésticas o silvestres es menor porque están «más separadas». No obstante, recuerda que el riesgo cero no existe: «Hay que mantenerse alerta porque un pájaro puede comerse a otro infectado y luego ir a tierra, donde hay otros animales, y entonces la transmisión es mucho más fácil». Además, recuerda la importancia de la colaboración ciudadana y reitera el mensaje de no tocar gaviotas, alcatraces o cualquier otra animal que se encuentre en las playas y la necesidad de avisar lo antes posible al 112.
Guillermo Blanco
Consejero de Medio Ambiente
Juan José Badiola
Veterinario experto en enfermedades transmisibles
Felipe González
Delegado de SEO Birdlife en Cantabria
El director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza, Juan José Badiola, resume la situación con un mensaje contundente: «Cualquier precaución es poca». Este veterinario experto en enfermedades transmisibles asegura que aunque el contagio en humanos es «limitado», sí que puede ocurrir. Eso sí, es «muy difícil» que una persona por la calle contraiga gripe aviar, ya que el contacto con las aves debe ser «estrecho» y «directo». Así ha sido en el caso de un trabajador de una granja de gallinas en Guadalajara, quien se convirtió el lunes en el primer caso de gripe aviar confirmado por el Ministerio de Sanidad en España.
Badiola aclara que la influenza aviar, también conocida como gripe aviar, es una enfermedad viral altamente contagiosa que se elimina a través de las heces y vías respiratorias de las aves y que al formarse un aerosol, si la persona que está en contacto con esos animales no se protege adecuadamente, puede contagiarse.
A pesar de la posibilidad de trasmisión, Badiola hace hincapié en que las autoridades están preparadas y siguen los protocolos «a rajatabla». Como ejemplo, señala que cuando se detecta en un caso en una granja «hay que acabar con todo, para que el virus no se quede allí». De esta forma, la normativa obliga a que no entre ni salga ningún elemento de la granja para evitar la propagación hacia otros lugares, lo que incluye el sacrificio de todos los animales. El veterinario también da algunas claves para detectar el contagio en las gallinas, como una disminución en la producción de huevos, más mortalidad y cambios en el comportamiento de estos animales, que se muestran «más apagados» y consumen menos pienso y agua.
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