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El nuevo intento de recuperar la normalidad pospandemia en Cantabria aún va a tener que esperar, mientras que prácticamente todas las comunidades de España han pasado página a las restricciones al tiempo que conviven con la resaca de la gigantesca ola de Ómicron, que mantiene ... un goteo diario de fallecimientos -hasta 29 se han registrado en la región en ocho días (los dos últimos notificados este martes)-. Como mínimo, el cambio de fase en Cantabria, sin límites de aforos y con la mascarilla en interiores como único recordatorio de la existencia del coronavirus, tardará otra semana más, que es el margen que Sanidad apunta para que la mayoría de los municipios de la región salgan de la zona de riesgo -la mitad (53 en concreto) volvieron ayer al nivel 1, dejando atrás los contagios y las cuarentenas masivas de diciembre y enero-. De hecho, en la jornada del lunes sólo se diagnosticaron 360 positivos, siete veces menos que en el pico de esta sexta onda (2.630), alcanzado hace poco más de un mes. Y la capacidad de Ómicron de evadir el sistema inmune ha incrementado de forma notable las reinfecciones, que representan un 4,9%.
El director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, confirmó ayer la «evolución favorable de la pandemia», con una «mejoría espectacular» en la presión hospitalaria -constan 135 ingresados (una ocupación de camas del 9,9%), de ellos 13 en la UCI, casi la mitad que una semana antes (25)-, lo que ha permitido a la región descender al nivel 2, con las medidas sanitarias que lleva aparejadas, que se aplicarán a partir de hoy en 49 municipios, incluidos ahí todos los de más de 5.000 habitantes, es decir, los principales núcleos, como Santander, Torrelavega, Castro Urdiales, Camargo, Laredo o Santa Cruz de Bezana.
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Mariña Álvarez
Ahí la hostelería recupera su aforo completo -siempre que disponga de medidores de CO2- y el consumo en barra, aunque aún tendrá que acotar las mesas a un máximo de diez comensales, tanto en el interior como en las terrazas. Ese descenso en el nivel de alerta también supone la reapertura del ocio nocturno, pero condicionada: no podrá sobrepasar el 50% de su capacidad (en nivel 1 se amplía hasta el 75%), el límite por mesa es el mismo que en el resto de bares y restaurantes y en las pistas se permite bailar pero no beber, porque implicaría bajarse la mascarilla. Otra cosa es cómo se aplique en la práctica toda esa teoría descrita por Sanidad.
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En todo caso, si alguien contaba con que Cantabria abrazaría la normalidad a la par que el resto de España, se equivocaba. La Consejería no contempla suprimir del todo las restricciones, «porque aún estamos en una situación tensa», defendió el propio Wallmann en rueda de prensa. Es por eso que, al contrario que la estrategia seguida en el grueso de las comunidades del país, la región se inclina por mantener «una desescalada progresiva», en la que el ritmo lo marca la demanda hospitalaria derivada de la pandemia. «Y aún tenemos tres plantas covid en Valdecilla y otra en Sierrallana», concretó, además de los cuatro pacientes ingresados en Tres Mares (Reinosa) y los nueve de Laredo. Lejos de los momentos de mayor presión, registrados a mediados de enero, pero también de dar por superada la última embestida del virus, que ha dejado hasta la fecha un balance de 75.306 positivos, más que todos los contagios de las cinco olas previas juntos.
Ángel Cuevas | Presidente de los hosteleros
Gonzalo Cayón | Secretario general de Coercán
Tomás Sánchez| Delegado del ocio nocturno
Los planes de Salud Pública enfadaron aún más al sector de la hostelería, que en el transcurso de la pandemia siempre ha criticado con dureza las restricciones. «Cómo no vamos a estar cabreados, si vamos a ser los últimos de los últimos del país en recuperar la normalidad. Ahora estamos empatados con Murcia y Canarias, pero ya veréis como también nos ganan», se quejó el presidente de los hosteleros cántabros, Ángel Cuevas. «Qué les cuesta quitarse el corsé de una vez. No estaría mal que tuvieran un gesto con nosotros, que hemos sido los más castigados por sus decisiones», recalcó.
Su único consuelo es el regreso del consumo a las barras, algo que el presidente de la Asociación de Hostelería juzga «importantísimo, porque los negocios que no disponen de terraza sólo pueden vivir del mostrador, que en algunos casos puede suponer hasta el 80% de la facturación diaria».
Nivel 1 Hostelería: Aforo 100%. 10 personas por mesa en terrazas e interiores. Barras abiertas. Ocio nocturno: Aforo 75%. Consumo sentado en barra y mesa. Pistas de baile abiertas. Comercio: Aforo del 75% en interiores.
Nivel 2. Hostelería: Aforo 100%. 10 personas por mesa. Barras abiertas. Medidores de CO2. Ocio Nocturno: Aforo 50%. Consumo sentado en barra y mesa. Pistas de baile abiertas. Comercio: Aforo 50%.
Lo que no le satisface son las condiciones de la reapertura del ocio nocturno. «O sea, que ocho amigos no pueden tomar una copa juntos en la barra de una discoteca, pero sí pueden salir a bailar juntos...», reflexiona Cuevas. «Hasta ahora nos habían dicho que estaba prohibido el baile en el nivel 2. Incluso nos lo confirmaron tras una consulta sobre este punto en concreto. Y ahora es lo contrario. Pues, bienvenido sea, pero esto parece una Consejería de astronautas», ironizó. «¿Y qué hay de las ayudas económicas por llevar tanto tiempo cerrados. Sólo han llegado 630.000 euros y son los correspondientes a 2020», matizó Tomás Sánchez, portavoz de los hosteleros del ocio nocturno en la AEHC. La buena noticia es que no tendrán más limitación horaria que la que marque sus respectivas licencias, toda vez que la última resolución de Sanidad en este sentido, que puso como fecha tope las tres de la madrugada, fue tumbada por el Tribunal Superior de Justicia.
El comercio también aboga por la eliminación de todas las restricciones. «Es que las prohibiciones a la hostelería han afectado a la actividad comercial», explicó Gonzalo Cayón, secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria (Coercán). «Cuando los bares están a medio gas, hay menos gente en las calles y también en nuestros negocios», añadió. A partir de ahora, el comercio minorista ubicado en los municipios en nivel 2 tendrán un aforo del 50%, que se amplía hasta el 75% en los que estén un peldaño por debajo (nivel 1). Una ampliación que se extiende a actividades deportivas, funerales, velatorios y otras ceremonias. En cambio, en cines, teatros y demás espectáculos culturales, el descenso al nivel 2 supone poder ocupar todas las butacas, y con la posibilidad de poder comer y beber dentro allí donde el semáforo marque riesgo bajo (1) -ver ficha anexa-.
En su exposición de la situación epidemiológica, el director de Salud Pública detalló que la caída de la curva de contagios se está dando en todos los grupos de edad, aunque más pronunciada entre los menores, una circunstancia que tiene su reflejo en el ámbito educativo, donde las aulas en cuarentena se reducen a 23 aulas (181 niños). También destacó la mejoría en las residencias de mayores, con brotes en 36 centros.
Pese al «elevado número de fallecimientos en las últimas tres semanas», Wallmann resaltó que la tasa de letalidad de esta sexta ola, de dimensiones nunca vistas antes, es la menor de toda la pandemia, en concreto del 0,2%. Ese porcentaje se eleva cuando se acota a la población mayor de 80 años, que es el patrón predominante entre los hospitalizados -en este segmento la tasa se eleva al 3,15%-. En este sentido, expuso que cuatro de cada diez pacientes positivos hospitalizados lo están por causas ajenas al virus, es decir, que son casos incidentales descubiertos en los test PCR previos, que no ingresan por covid, sino con covid.
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