Cantabria decretará «en las próximas horas» el uso obligatorio de mascarillas

Cantabria se sumará a otras comunidades autónomas y decretará el uso obligatorio de la mascarilla aunque se pueda mantener la distancia social. Se sabe el hecho, pero no cuándo el Ejecutivo regional publicará la orden que está ultimando la Consejería de Sanidad en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) para hacer efectiva la medida. «En las próximas horas», apuntan desde el Gobierno. En ese momento entrará en vigor de forma automática y mantener cubierta la nariz y la boca no será opcional, sino obligatorio, bajo amenaza de sanción.

Hace días que tanto el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, como el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, venían insinuando que esta medida era inevitable ante la constatación que hay personas que no cumplen el requisito de mantener entre la distancia social. Por eso se va a optar por un endurecimiento, como también anunciaron ayer La Rioja, Navarra o Aragón, que se suman a otros territorios como Cataluña -fue la primera- Baleares y Extremadura. En este caso, Cantabria no será ni mucho menos de las primeras de España en aplicar esta norma.

En casi todas las autonomías se aplica la obligatoriedad de forma similar y se contemplan excepciones. Por ejemplo, están exentas las personas con enfermedades mentales o aquellas para cuyas patologías esté contraindicada el uso de mascarillas. Además, deja de ser opcional su utilización en las terrazas de bares y restaurantes, ya que sólo se podrá quitar durante el tiempo exacto en el que se esté consumiendo. Eso es por lo menos lo que ocurre en otras comunidades, aunque habrá que esperar a ver la literalidad del documento de Cantabria, que no debería retrasarse más allá de principios de esta semana.

El temor de las autoridades regionales, a la luz de las imágenes que han dejado algunas escenas de ocio nocturno, playas o parques en los últimos días, con reuniones multitudinarias y sin medida alguna de protección, es que Cantabria sea protagonista de un nuevo rebrote más allá del brote importante de los pescadores gallegos que atracaron en Santoña. Algo a lo que ayuda también el flujo de personas que alimenta el turismo en plena temporada estival.