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Cantabria ha desaparecido del Corredor Atlántico Ferroviario. Literal. Ya no está ni en los mapas oficiales. El último documento publicado por el Ministerio de Transportes en el que explica en qué consiste el Corredor, subraya su importancia, comenta su evolución y diseña su futuro ... inmediato, no incluye a Cantabria. Tan solo una pequeña mención en el último mapa del documento en el que se muestran las «líneas en el ámbito del Corredor» que se están mejorando a fecha de hoy. Una presentación de 33 páginas del Ministerio que preside Raquel Sánchez, titulada 'Presente, pasado y futuro del Corredor Atlántico', en la que Cantabria ya no existe.
El documento no dejaría de ser una simple anécdota si no sirviera para reflejar a la perfección la estrategia seguida por Cantabria y por sus agentes sociales y políticos ante el principal proyecto ferroviario impulsado desde la Unión Europea. Un plan que sirve para mostrar el trazado por el que circularán mercancías y pasajeros en el transporte ferroviario del futuro y, por lo tanto, donde irán dirigidas las inversiones en los próximos años.
Cantabria parece haber tirado la toalla en la reivindicación de formar parte del Corredor Atlántico y lo ha apostado todo al tren con Bilbao, un proyecto del que no se ha vuelto a saber nada desde hace seis meses, cuyo trazado aún no está cerrado y que carece de un calendario de ejecución concreto. La única certeza es que, de llevarse a cabo, no será una realidad hasta dentro de 17 años, de acuerdo con la planificación de la Unión Europea.
Esta falta de reivindicación en Cantabria llama la atención. No la hubo con el anterior Ejecutivo PSOE-PRC, que renunció al Corredor en favor del tren a Bilbao, una infraestructura que se planteó inicialmente para facilitar el acceso a Cantabria desde el País Vasco y no como una salida directa de las mercancías a Europa; no la hay con el actual Gobierno del PP, que parece también inclinarse hacia la conexión con Bilbao si se atiende a las declaraciones que hasta la fecha han surgido desde el Gabinete de Buruaga; y no la hay tampoco en el empresariado cántabro, al margen del grupo de presión que sí han constituido las organizaciones de Galicia, Asturias y Castilla y León.
No hay que retroceder mucho para encontrar el último ejemplo. La pasada semana, más de 150 representantes empresariales de Asturias, Galicia y Castilla y León protagonizaron en Madrid un encuentro empresarial calificado de histórico desde las comunidades vecinas y que estuvo apoyado por la CEOE de Garamendi. Presentaron el informe 'Corredor Atlántico: clave para el desarrollo de España', con el que tratan de demostrar la gran oportunidad que supone esta infraestructura para los territorios implicados y para el conjunto del país. Los empresarios de estas tres regiones ven en la conectividad uno de los déficits históricos de sus comunidades y reclaman la conclusión del Corredor para poder competir «en igualdad de condiciones» con el resto de las regiones europeas. Según el estudio elaborado por los gobiernos autonómicos de Asturias, Castilla y León y Galicia, la inversión necesaria para la conclusión del Corredor en el cuadrante noroeste roza los 7.900 millones de euros, que podrían ser financiados en buena parte con fondos europeos; un desarrollo justificado por la necesidad de cohesión territorial que abriría «una gran oportunidad económica para España», teniendo en cuenta la propia ejecución de los trazados y elementos pendientes del Corredor pero, como argumentaron los presidentes de las patronales, «el reto no es la construcción en sí misma, sino la explotación económica de su resultado».
Como ya informó este periódico, la organización cántabra presidida por Enrique Conde no participó en el encuentro. CEOE Cantabria tiene previsto celebrar en los próximos días un Comité Ejecutivo y Junta Directiva para analizar y exponer su posición respecto a la situación ferroviaria de la Comunidad. Por lo tanto, habrá que esperar mientras el resto de organizaciones del noroeste español ya tienen su estrategia identificada.
Mientras todo esto sucede, Cantabria también ve cómo en otras comunidades la alta velocidad comienza a ser una realidad. El último caso es Asturias. La región vecina ya tiene fecha para la llegada de los primeros trenes. Será el 29 de noviembre. El trayecto de Madrid a Asturias durará entre 4 horas y 15 minutos y 4 horas y 39 minutos. ¿Su repercusión en Cantabria? Pregunta, de momento, sin respuesta.
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