Cantabria se despide el jueves del tercer verano más caluroso desde que existen registros

Cantabria se despedirá esta semana de un verano extraordinariamente caluroso -ha sido el tercero más cálido desde el año 1961, cuando comenzaron a recopilarse datos- en el que, además, se han recogido precipitaciones por encima de las que pueden esperarse en esta época del año, dos condiciones, el calor y la lluvia, que sumadas a una tercera, la humedad, caracterizarán también al próximo otoño, que empezará el viernes día 23.

Así lo pusieron ayer de manifiesto el jefe de la Sección de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Cantabria, Juan José Rodríguez Velasco, y el delegado de la agencia, José Luis Arteche, en una rueda de prensa en la que ambos repasaron el clima estival y adelantaron los pronósticos para los próximos meses, aquí, en la región, y en el resto del país.

Según indicaron Rodríguez Velasco y Arteche, Cantabria ha vivido un verano muy caluroso, el tercero más cálido desde 1961, con temperaturas medias que han estado 1,3 grados por encima de lo normal para esta época del año, por detrás de 2022 (+2ºC) y de 2003 (+1,9ºC).

El valor del mercurio en los termómetros por encima de lo normal ha sido la tónica predominante a lo largo del estío cántabro, ya que se ha producido todos los días excepto unas jornadas entre mediados de julio y mediados de agosto.

En lo tocante a las temperaturas nocturnas, han sido especialmente elevadas en toda la región, con mínimas de media 1,6ºC superiores a las que son habituales, y registrándose también la más alta este 2023, junto con 2022. Además, en Santander hubo en agosto ocho noches tropicales con valores por encima de los 20 grados.

En términos generales, el verano deja atrás dos episodios de temperaturas extremadamente altas, con máximas que rebasaron la media mensual, en concreto en 7 grados más, los días 9 de agosto, cuando se alcanzaron 40,2ºC en Tama, y 23 de ese mes, con 43,3ºC en Ramales de la Victoria y 41,3ºC en la estación Santander-Parayas.

En cuanto a las precipitaciones, este ha sido un verano húmedo, con precipitaciones un 7% por encima de la media.

Por meses, junio fue muy seco, mientras que julio y agosto fueron excepcionalmente húmedos. Eso sí, el primer mes del verano se caracterizó también en Cantabria por ser muy tormentoso -la borrasca Óscar dejó 23 mm el día 7 en una hora en el aeropuerto Seve Ballesteros- y las lluvias estuvieron muy repartidas, mientras que en agosto se concentraron básicamente en la última semana.

De su lado, las horas de sol y el viento fueron este verano en la comunidad autónoma conformes a lo esperado y dentro de los parámetros normales, según los expertos de la Aemet, que subrayaron que, hasta ahora, el año está siendo seco y bastante cálido en Cantabria.

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