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Para Jesús Collado (Santander, 1976), el mayor desafío como nuevo decano de la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Cantabria (UC) trasciende los muros del edificio en Las Llamas. «Necesitamos crear una carta de servicios basada en la investigación y en la ... trasferencia de conocimiento que nos sirva para tener una vía de comunicación directa con el sector empresarial y social de la comunidad autónoma para dar respuesta a todos los problemas y retos que se nos planteen». Especialista en Marketing, asume el cargo de una de las facultades con más alumnos del campus público con la seguridad de conocer bien el puesto de gestión.
–¿No le da vértigo convertirse en el máximo responsable de un centro con más de 200 profesores y 1.600 alumnos?
–He ocupado varios cargos, entre ellos el vicedecanato, que me han hecho aprender mucho y todo ello será muy útil ahora. Tengo experiencia en cargos de gestión y en ese sentido me siento seguro.
–Y este año las preinscripciones de las matrículas se han incrementado.
–Sí, es una buena noticia porque parece que tenemos un ligero aumento de las solicitudes y se va reforzando la demanda de algunos títulos de doble grado.
–Son ellos, los de la doble titulación, los que tendrán mejores posibilidades a la hora de competir por un puesto de trabajo.
–Se valora mucho su rendimiento académico y su flexibilidad para ocupar diferentes puestos en las empresas. Por ejemplo, se valora cada vez más que tengan conocimientos de Economía y de Derecho. Las empresas también le otorgan mucha importancia a las competencias digitales.
–Esto último es extrapolable a cualquier titulación.
–La pandemia nos ha hecho evolucionar mucho. Cada vez estamos eliminando más papeles y digitalizando los trámites. También la enseñanza está cambiando. Hay profesores, incluso los más veteranos, que se están dando cuenta de las ventajas que tiene abandonar la pizarra y trabajar con la tableta electrónica. Permite escribir sin límites y enviarle esos apuntes o diapositivas a los alumnos para que los tengan. Aquí ya no se borra la pizarra, todo se queda.
–Hace falta que estos egresados pasen a engrosar las plantillas de las empresas cántabras. Quizá a algunas les falta ese paso hacia la modernización para alcanzar la verdadera competitividad.
–La digitalización y esta capacidad de mirar hacia el futuro es inherente a todos los sectores de actividad. Ahora cualquier empresa que quiera contar con perfiles de trabajadores que puedan aportarles eso, puede abrirse al mercado internacional. Y más con las posibilidades que ha abierto el teletrabajo a raíz de la pandemia. En ese sentido es fundamental que dotemos a nuestros alumnos de ese valor añadido en la formación y en las competencias.
–El problema, en el horizonte, es la crisis que, según los expertos, está esperando a la vuelta del verano.
–Podríamos decir que el consumidor está viviendo una especie de burbuja estival tras la pandemia y que ahora que no hay restricciones las familias están viajando y manteniendo, digamos, la actividad económica. No sabemos con exactitud qué va a suceder en otoño, pero está claro que vamos a volver a la realidad. Y otro elemento es la subida progresiva de los tipos de interés. Es inevitable, la situación va a cambiar.
–Todo apunta a que será complicado.
–No se trata de una crisis como en 2008, en la que había un único factor, que era el modelo productivo basado en el ladrillo. Ahora afecta al coste energético y de ahí al desarrollo de los productos y servicios y a su precio. Es una crisis multifuncional.
–¿Con difícil solución? Se está debatiendo mucho sobre si la política del Banco Central Europeo de incrementar los tipos de interés es la mejor opción para atajar la inflación.
–Es que ya se vienen tomando medidas desde hace muchos meses y, según parece, han resultado infructuosas. Entonces entiendo que ahora toman esta decisión que puede traer otros problemas de estancamiento de la economía porque lo demás no ha funcionado.
–¿Cuál es el modelo económico hacia el que tiene que caminar Cantabria?
–Se está planteando, con razón, la necesidad de que la región camine hacia la implantación de empresas de base tecnológica, pero es que en realidad esas empresas no requieren un territorio determinado. Quiero decir, Cantabria no cuenta con ningún valor diferencial por lo que pueda resultar más atractiva para estas firmas. No somos mejor que Suiza o India. Lo que sí puede hacer es sumar innovación con tradición y ahí sí que podríamos destacar.
–¿De qué está hablando? ¿De turismo?
–No sólo turismo, sino también de un sector como el de la agroalimentación, que está llamado a vivir una revolución en los próximos años. La sociedad tiene el desafío de adaptar la dieta futura para la progresiva reducción de las materias primas y la creciente demanda de alimentos. Es evidente que la investigación ha de ir por ahí y nosotros, como región, podemos destacar en ello si lo hacemos bien.
–La Universidad es determinante en este caso. ¿Es quien debería liderar la innovación y la trasferencia de conocimiento?
–Queremos estar cada vez más abiertos, en la parte que nos toca, hacia la sociedad y las instituciones. Creemos que tenemos la obligación de dar respuesta a todas las demandas sociales, a todos los retos y problemas que nos planteen y en los que podamos aportar soluciones.
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