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Hace justo un año, a estas alturas, los hospitales de toda España -y Cantabria no era una excepción- se veían obligados a reorganizarse para atender la oleada de infecciones de bronquiolitis infantiles. Más que nunca. Los servicios de Urgencias se abarrotaban de niños con cuadros ... de fiebre, dificultad respiratoria, tos, malestar general... y las complicaciones en los más pequeños, los más susceptibles a los efectos del Virus Respiratorio Sincitial (VRS), iban en aumento, hasta el punto de tener que ampliar la dotación de camas en las plantas de Pediatría de Valdecilla y a derivar a buena parte de ellos a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Fue otra consecuencia rebote del covid, que eclipsó a otros gérmenes durante la pandemia y multiplicó la cifra de menores con el sistema inmunitario sin entrenar para hacerlos frente. Ahora, la situación es bien distinta, aunque también hay que contar con la influencia del factor tiempo: «Todavía no ha venido el frío», como advierten los pediatras, que ya empiezan a notar en sus consultas el aumento de los cuadros respiratorios (otitis, laringitis, neumonías...).
Desde Salud Pública confirman que «ya se ven signos de que está empezando la onda de VRS en Cantabria», con varias semanas de retraso respecto a la temporada pasada. Solo en lo que va de noviembre ya se han detectado tantos positivos como en todo octubre. «Pero en adultos, gente de todas las edades», precisa Manuel Galán, jefe de servicio. Por lo que considera que «aún es pronto» para sacar conclusiones sobre la eficacia de la gran novedad incorporada este año: la inmunización generalizada de los bebés, los más vulnerables a la infección por VRS.
1.796 bebés cántabros han sido inmunizados hasta la fecha frente al VRS
El objetivo de introducir esta protección dentro de la sanidad pública -alguna comunidad lo hizo ya el invierno pasado, antes de la decisión definitiva del Ministerio de Sanidad- era eliminar la epidemia estacional de bronquiolitis, que no había forma de evitar hasta que llegó el fármaco comercializado con el nombre de Nirsevimab, un anticuerpo monoclonal -proteína artificial que refuerza el sistema inmunitario- diseñado para proteger con una sola dosis (un pinchazo) a todos los lactantes frente a la enfermedad que provoca este temido virus respiratorio.
En Cantabria, la población diana para esta protección se calculó en unos 3.500 niños: todos los nacidos entre abril y octubre de este año, y después, hasta marzo, que es cuando expira la campaña, la idea es ir administrándosela a los bebés que vayan naciendo. Hasta la fecha, «la aceptación ha sido del 95%», destaca Galán. Sin duda, «todo un éxito», que se traduce en 1.796 dosis administradas. Y aunque los expertos están «expectantes» ante la evolución de la onda de contagios, «porque no sabemos cómo va a ser», lo «esperable» es que reduzca de forma drástica las complicaciones asociadas al VRS en los más pequeños, y con ello la tasa de hospitalizaciones. Y de entrada, las sensaciones que transmiten desde el servicio de Pediatría de Valdecilla van en esa dirección. «Solo en octubre, hemos tenido un tercio de las hospitalizaciones por bronquiolitis que registramos el año pasado; y ninguna por VRS», destaca María Jesús Cabero, jefa de Pediatría.
Recuerda que en 2022, «la peor etapa de la epidemia, donde se registró la mayor presión hospitalaria, fue de finales de noviembre a principios de diciembre. Ahora, hasta el momento podemos decir que la bronquiolitis por VRS no ha aparecido en la población pediátrica. Hemos tenido algún caso pero causado por otros virus y de niños más mayores, con reagudizaciones de asma». No obstante, aporta un par de cuestiones «significativas». La primera, que «no ha ingresado ningún niño que haya recibido el fármaco para prevenir las complicaciones del virus respiratorio sincitial», aunque no pierde de vista que el nivel de transmisión aún es incipiente. Y el segundo, que «sí hemos tenido dos ingresos por bronquiolitis de niños que no habían sido inmunizados con Nirsevimab» (y ahí puntualiza que procedentes de otra comunidad autónoma).
. Frente a la amplia cobertura lograda en Cantabria para prevenir la bronquiolitis, con una protección generalizada, la campaña de la gripe, que como novedad este año incluía a los menores de 6 meses a 5 años, no ha obtenido una respuesta tan favorable. Después del primer mes, solo se ha administrado el pinchazo antigripal al 21,7% de los niños de esas edades, incluidos los de riesgo (representan unos 1.500), que ya se vacunaban antes. En este caso, la población diana de la campaña asciende a 17.200 niños. Lo cual quiere decir que menos de una cuarta parte están blindados frente a la gripe. «Hasta la fecha, se han administrado 3.104 dosis, que es el doble que el año pasado, cuando la campaña se limitaba a los perfiles de riesgo», destaca Manuel Galán, jefe de servicio de Salud Pública. Es por eso que insiste en la importancia de la vacuna, «muy conocida y segura», para concienciar a las familias de su eficacia. «Porque se ha comprobado que dos tercios de los menores de 5 años que ingresan por gripe no tenían ningún factor de riesgo conocido y porque un porcentaje relevante de ellos acaba en la UCI con problemas graves. Esas son las razones que llevaron a decidir su inclusión en esta campaña. Con la vacunación se trata de evitar las complicaciones asociadas (neumonías, otitis e incluso miocarditis víricas), al tiempo que se genera una respuesta inmunológica mayor que con la propia infección, porque la vacuna es tetravalente (incluye cuatro cepas)».
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