Cantabria empezó el año con menos muertes que en 2020, pese a la pandemia

A falta de que algún estudio posterior revele las causas de este descenso, el doctor Ángel de Francisco, catedrático de la Universidad de Cantabria, avanza alguna hipótesis. «Creo que hay una serie de factores que pueden haber influido en ese resultado. Uno es la gripe, con muchos menos casos este año en comparación con los anteriores. Otro es el de los cierres perimetrales, que contribuyen a que haya menos elementos accidentales. En Cantabria, además, la pandemia ha estado más controlada durante ese periodo que en otras regiones: no ha habido tantas muertes por coronavirus y hemos mantenido una de las menores incidencias acumuladas de todo el país. Creo que incluso hemos tenido suerte en Navidad, cuando ha hecho tan malo, porque eso también ha supuesto un menor contacto social. En general, y hasta que se determine con más precisión, creo que la menor incidencia de la gripe y un ritmo vital más pasivo, debido a las limitaciones impuestas para luchar contra el virus, pueden motivar ese menor número de muertes».

El INE recoge la información que le envían los registros civiles de todo el país y compara esos datos con los de años anteriores. Desde el inicio de la pandemia en España, la semana 11 de 2020, hasta la última del año, observó un exceso de casi 84.000 decesos (murieron 405.584 personas, frente a las 321.878 de 2019). Durante esos meses, el Ministerio de Sanidad informó de unas 50.000 muertes atribuidas al covid 19, con lo que más de 30.000 quedarían sin explicar. Organismos como el INE o el Instituto de Salud Carlos III han corregido en repetidas ocasiones esa información advirtiendo de que el número real de muertos por la pandemia ha sido mucho mayor que lo que reflejan las cifras oficiales.

Ese fenómeno no se produce en Cantabria, donde el número de víctimas atribuidas al virus coincide con el aumento de defunciones registrado.

Puede comprobarse atendiendo al Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo), del Centro Nacional de Epidemiología, que alerta del incremento efectivo de muertes respecto a las estimadas, que calcula con medias históricas de la última década. El MoMo considera que hay un periodo de exceso de mortalidad cuando se observa, al menos durante dos días seguidos, un número de muertes que duplica al esperado. En Cantabria, solo detectó un periodo de mortalidad excesiva en 2020, entre el 30 de marzo y el 3 de abril, unos días en los que se produjeron 125 fallecimientos, cuando la cifra estimada era de 64. En aquellos momentos, la región atravesaba las jornadas más críticas de la primera ola de la crisis sanitaria.

Los balances históricos de la pandemia que ofrece la Consejería reflejan un incremento similar durante esas semanas: así como los registros civiles actualizan sus datos con inmediatez, Sanidad tarda algo más en computar cuántas de esas muertes fueron causadas por la enfermedad. Entre el 30 de marzo y el 9 de abril contabilizó 59.

Otro modo de constatar esa similitud entre las muertes 'de más' y las recogidas por las estadísticas del Gobierno regional es atender a la evolución de la mortalidad en Cantabria durante los últimos años. En 2015 fallecieron 6.041 personas en la región, y en años siguientes 5.936 (2016), 5.958 (2017), 6.096 (2018) y 6.013 (2019). En 2020 fueron 6.551. A 31 de diciembre, Sanidad reconocía 396 víctimas del covid-19.

La Dirección General de Salud Pública afina algo más con sus datos más recientes: atribuye 210 muertes a la primera ola de la crisis sanitaria, hasta el 1 de agosto, y 215 a la segunda, hasta el 25 de diciembre. La tercera, hasta la fecha, se ha cobrado otras 87 vidas.

¿A que se debe que en Cantabria cuadren las cifras? «Somos una Comunidad Autónoma que tiene solo 500.000 habitantes y cuatro hospitales, así que la recogida de datos es más sencilla de lo que puede ser en otra de mayores dimensiones, como Madrid, donde es más difícil hacer seguimientos», reflexiona el doctor De Francisco. «Nosotros tenemos una metodología de trabajo más simple, bien organizada y estructurada. La explicación puede residir en esa mayor facilidad para la recogida de datos en comparación también a otras regiones, como Castilla y León, que no son uniprovinciales como Cantabria».

En todo caso, lograr que los números coincidan exactamente es tarea difícil. Baste recordar la imposibilidad de que la Consejería de Sanidad y el Ministerio ofrezcan los mismos datos, a pesar de que es el Gobierno regional el que se los proporciona a Madrid, que ahora mismo cuenta 500 muertes, doce menos que Cantabria.

Los decesos extrahospitalarios, sobre todo los que se registran en domicilios, complican el recuento de difuntos y obligan a efectuar actualizaciones periódicas; hasta que se asientan esos datos las cifras son provisionales. Este mismo viernes se sumaban diez óbitos más, ocurridos entre enero y febrero. La razón principal de ese retraso es que, en estos casos, los certificados de defunción, donde se refleja la causa de la muerte, tardan en introducirse en el sistema de datos del Servicio Cántabro de Salud.