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Medio centenar de expertos de todos los rincones del país debaten durante estos días cómo sacar el máximo rendimiento a los datos procedentes de las tecnologías de seguimiento GPS aplicadas en la flota artesanal. Para ello, el Instituto Español de Oceanografía (IEO) con sede ... en Santander dirige el segundo taller dedicado a las artes menores. Durante tres días -termina mañana-, científicos y representantes gubernamentales buscan nexos de unión: los primeros para obtener más rendimiento a la información que aportan estas tecnologías y determinar así cuál es la huella pesquera que dejan los barcos -el desgaste por las capturas- y los segundos para lograr un mayor control y compatibilizar la explotación económica y la viabilidad futura de las especies.
La primera jornada, que se celebró ayer en el salón de actos del Centro de Formación Náutico Pesquero de Santander, se centró en el estado de las artes menores en base a los programas de seguimiento de las pesquerías artesanales. Una por una, las comunidades autónomas hicieron una radiografía de su situación. María Pérez e Isabel Castillo, técnicas de la Dirección General de Pesca, intervinieron para explicar el plan puesto en marcha por el Gobierno cántabro. Una orden autonómica regula desde 2020 los sistemas de seguimiento en la región. En 2021 se instalaron GPS en las embarcaciones de marisqueo a flote, las que usan nasas para pescar, y al año siguiente en el resto de la flota que emplea artes fijas. En total, hay 72 barcos geolocalizados. La campaña de algas gelidium -más conocida en Cantabria como caloca- centró la ponencia. «Lo que quisimos desde un principio es conocer el estado del recurso pesquero, pero con toda la información, al final de la campaña, pudimos hacer un análisis de los datos para conocer las zonas 'calientes' donde hay un mayor esfuerzo. Todo esto lo cruzamos con las notas de primera venta en las lonjas y así pudimos sacar más conclusiones», explicaron las técnicos del Ejecutivo regional.
También les dotaron con «una sencilla aplicación» para que rellenasen una encuesta y así conocer el tamaño, la pigmentación y otros datos de interés, pero Pérez y Castillo reconocieron «que no funcionó» porque apenas lo usaron.
La tecnología actual también busca evitar el fraude. La Dirección General de Pesca tiene la sospecha de que las cifras que aportan las embarcaciones de la flota artesanal al llegar a puerto no son fiables. Así que utilizaron la aplicación para requerirles una petición previa al desembarque para tener la estimación de los kilos que iban a desembarcar. El problema, según reconocieron, «es que la rellenan una vez en puerto, después del pesaje en la lonja» y los inspectores de los que dispone el Ejecutivo no son suficientes para lograr un control exhaustivo.
Pesca quiere «incentivar» a la flota artesanal para que vea «los beneficios» de usar estas tecnologías. Para ello, prepara un nuevo plan de gestión que releve al denominado Sistema de Seguimiento de Buques Pesqueros de Cantabria (Sispesca).
La segunda jornada, que se celebra hoy, gira en torno a las estrategias para la estimación del esfuerzo pesquero. Mañana se clausurará con la presencia del consejero de Pesca, Guillermo Blanco, pero antes el medio centenar de expertos debatirán una propuesta para la creación de un futuro congreso nacional, que dé mayor amplitud y continuidad a las dos ediciones que desde 2014 se han realizado de este taller de pesquerías artesanales.
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