Secciones
Servicios
Destacamos
Cantabria ya está en el nivel de riesgo controlado, el escalón previo a la normalidad perdida, el que implica que la incidencia del covid es más que llevadera para el sistema sanitario pero que, a su vez, sirve para recordar que el virus sigue en ... circulación. Y la prueba es que todavía el lunes se confirmaron 275 positivos y que aún hay 37 pacientes hospitalizados, siete de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos de Valdecilla. El cambio de nivel será efectivo a partir este jueves 24 de marzo.
Cifras que se enmarcan dentro de «una situación de valle», como ha explicado el nuevo consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, en su primera rueda de prensa, y que permiten «una relajación de las medidas». «La posición de Cantabria es buenísima. Estamos ante un cambio de paradigma», ha subrayado, y el sistema de medición de la pandemia se adapta a las nuevas circunstancias. El semáforo covid, como se le conocía hasta ahora, con la evaluación del nivel de riesgo por municipios, desaparece.
A partir de ahora, el indicador que se utilizará será el relativo a toda la comunidad en su conjunto. Y las únicas medidas anticovid que se conservan son el uso de la mascarilla en interiores y allí donde no se puede garantizar la distancia mínima de seguridad, así como la recomendación de guardar ese metro y medio de separación y una ventilación adecuada en los espacios cerrados, que es donde la probabilidad del contagio es mayor. Pero ya no hay límites de aforo ni ninguna de las escasas restricciones que se mantenían en el nivel 1. La hostelería, el comercio, la cultura, el deporte, los ámbitos laborales, las celebraciones y eventos sociales... ya no tendrán limitaciones específicas.
«Después de dos años de pandemia, las cosas han cambiado», ha justificado el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, que recuerda que el nivel de inmunocompetencia de la población es muy elevada después del despliegue de la vacunación masiva, más al «plus de protección» resultante de la ola gigante de la variante Ómicron, que dejó más de 82.000 contagios registrados –el 14% de la población–. Y eso sin contar, los asintomáticos o incluso los positivos que nunca llegaron a incluirse en las estadísticas oficiales. Ómicron, a pesar de sus peculiaridades de transmisión (mucho más contagiosa que cualquiera de las variantes que le precedieron), también es mucho menos virulenta, ha indicado Wallmann.
«El porcentaje de casos graves y la letalidad ha disminuido drásticamente; por eso, hay que adaptarse». Y esa adaptación conlleva un «ajuste importante» en la observación de los datos. «Vamos a cambiar el enfoque de transmisión comunitaria para centrarnos en la incidencia en los mayores de 60 años». Es decir, se pasará de analizar el impacto en toda la población a hacerlo sólo en los colectivos que se consideran más vulnerables. «Vamos a anticiparnos al modelo que está por venir, que es la implantación de un sistema centinela, similar al que ha funcionado para la vigilancia de la gripe, que se realiza a partir de muestras poblacionales».
Noticia Relacionada
En estos momentos, la incidencia a catorce días en los mayores de 60 años se sitúa en 333 casos por cada 100.000 habitantes, y en 188 la de siete días, en los niveles que ahora se consideran más preocupantes. «Se observa cierta tendencia al alza, que tenemos que esperar a lo largo de esta semana si se confirma». No obstante, ni el propio Wallmann ni el consejero de Sanidad lo consideran señales de alerta, a diferencia de otros momentos en los que se auguraban repuntes. Una de las razones que explican el «parón en la bajada» de la curva de contagios de los últimos días se llama BA.2, el sublinaje de Ómicron que se está imponiendo en España y que en Cantabria ya supone un 40% de los casos. «Conserva las mismas características en cuanto a virulencia y hospitalización, pero es aún más transmisible», señala el director de Salud Pública.
Sumado a esto, el otro cambio que se incorpora al sistema de control de la pandemia tiene que ver con la hospitalización. Ya no se contabilizarán juntos los casos que ingresan por covid y los que acuden al hospital por otras causas (bien vía Urgencias o para pruebas o cirugías programadas) y que acaban dando positivo en los test preventivos. «A partir de ahora los vamos a desglosar, y la tasa de ocupación que tendremos en cuenta es la de hospitalización de los pacientes que ingresan por covid», añade, una separación que reduce las cifras actuales a la mitad: del 2,8% actual al 1,3%.
«Estamos ante una pandemia que sigue ahí, pero hay que ser optimistas», ha concluido Pesquera.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.