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Hasta ahora, Buruaga se había limitado a criticar el acuerdo entre el PSOE y Esquerra por el cual Sánchez se comprometía a una millonaria condonación de la deuda de Cataluña, correspondiente al 20% del dinero que la Generalitat pidió prestado al Estado a través ... del Fondo de Liquidez (FLA). «No podemos aceptar un trato distinto entre ciudadanos que deben ser iguales ni ventajas económicas que suponen una discriminación a las demás regiones», señaló la presidenta regional tras conocer la noticia. Tampoco se movió ni una coma de ese argumento cuando la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, estimó que la quita que le correspondería a la región sería de unos 610 millones de euros. Buruaga criticó el fondo, pero sobre todo las formas al considerar que un asunto de tal relevancia no puede ser fruto del acuerdo bilateral entre dos partidos. Y en eso sigue Buruaga, pero ayer afirmó que, si finalmente hay una condonación de deuda generaliza, exigirá que se haga a través de una negociación multilateral. A ese foro, de convocarse, Cantabria irá con la cifra de 1.200 millones de euros. Esa es la cantidad que, a juicio de Buruaga, le correspondería a Cantabria.
«Desconozco todo sobre esta propuesta (la quita), pero el principio lo tengo claro: no voy a tolerar que un cántabro sea menos que un catalán. Los cántabros no vamos a pagar los platos rotos del Gobierno de Sánchez», afirmó ayer Buruaga. Con esa premisa, Buruaga ha sacado la calculadora. Si lo que se perdonará a Cataluña son 15.000 millones de euros, eso quiere decir que se perdonarán 2.000 euros por cada catalán. «Yo no me voy a conformar con la mitad. Exigiré lo mismo para cada cántabro», subraya la popular. Esta fórmula que aplica Buruaga es mucho más beneficiosa que la que aparecía reflejada en el acuerdo PSOE-ERC, ya que la deuda cántabra -y la de muchos territorios- es menor que la catalana.
Aproximadamente el doble de los cerca de 600 millones de los que habló Quiñones, una cifra que para el Gobierno cántabro supone «un insulto» y no son más que «las migajas que quedan sobre la mesa después del festín».
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