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No ha sido fácil entender las explicaciones de las autoridades cántabras de los últimos días sobre qué pasará a partir del 9 de mayo, cuando decae el estado de alarma, ya que con esta figura jurídica muchas de las principales restricciones que estaban en ... vigor como el cierre perimetral de la comunidad autónoma o el toque de queda a las once de la noche se desactivan de forma automática. Miguel Ángel Revilla fue claro desde el principio a la hora de descartar la primera de las restricciones, que afecta a la libertad de movimiento, pero mucho más ambiguo en el segundo de los casos. Y el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, tampoco contribuyó a despejar las dudas del sector de la hostelería sobre el horizonte próximo para su actividad económica. Este jueves, el vicepresidente Pablo Zuloaga, ha despejado el escenario definitivamente: no habrá toque de queda ni cierre perimetral a partir de las 00.00 horas de este domingo y Sanidad está trabajando en un nuevo modelo que permitiría la apertura del interior de bares y restaurantes a partir del 11 de mayo en algunos supuestos.
La intención de la Consejería es implantar en Cantabria el modelo de semáforo que ya tienen Castilla y León o La Rioja y que se basa en abrir o cerrar la mano en función de la situación de cada municipio. Que en aquellos que presenten mejores datos epidémicos se permitan actividades hasta ahora prohibidas como el consumo en el interior de los locales -también afectaría a los aforos en terrazas, eventos, centros deportivos y culturas- y que todo lo anterior continúa restringido en los más afectados por el coronavirus. Entre las medidas contempladas para este segundo grupo, en los supuestos más extremos, también estaría el cierre perimetral de la localidad, aunque requiere de un visto bueno judicial. No de toda la región, como hasta ahora.
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La Consejería todavía no lo ha decidido al 100%, pero esa es su intención si no hay cambios significativos en los próximos días. Observar la incidencia acumulada, la incidencia acumulada en los grupos de más edad y la tasa de ocupación en el hospital de referencia de cada localidad, entre otros indicadores, para decidir el nivel de riesgo de un municipio. Además, se tendrá también en cuenta su tamaño para situarlo dentro de esa escala de alerta pandémica.
La resolución que lo confirme deberá estar publicada antes del 11 de mayo, momento en el que finalizan las medidas sanitarias actuales, entre las que se encuentran las que afectan a la hostelería. Antes, probablemente este jueves, saldrá un texto extraordinario en el BOC que prorroga 14 días más la obligación de cierre a las 22.30 horas de todos los establecimientos pese a que el toque de queda general para la población desaparece este sábado, último día en vigor.
Mientras Zuloaga daba a conocer algunos detalles más del camino que tomarán las autoridades cántabras, el Partido Popular emitía un comunicado insistiendo en que la comunidad «no está preparada» para el fin del estado de alarma. La presidente de los populares, María José Sáenz de Buruaga, ha criticado que el Gobierno «ni siquiera» lo haya intentado, por lo que ha exigido a Revilla, un plan «alternativo» así como la reapertura de los interiores de hostelería. La dirigente popular ha reprochado al Gobierno que, a tres días del fin del estado de alarma -9 de mayo-, «no haya un solo ciudadano en Cantabria que sepa qué nos espera y cómo tenemos que vivir».
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