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Cantabria comenzará el próximo curso con un plan para cuidar de la salud del alumnado; un plan de «salud integral» que unifique y dé cobertura a todas las acciones que ya realizan por su cuenta los colegios e institutos de la comunidad autónoma -los huertos ... o los recreos y almuerzos saludables, por ejemplo-, y que, entre otros, ayude a mitigar las consecuencias del sobrepeso o el sedentarismo en la población escolar cántabra, pero no solo: la idea es promover el «bienestar integral» del alumnado y ahí intervienen la salud física y mental. La Consejería de Educación, FP y Universidades trabaja ya en una orden que dará cobertura a ese plan de promoción de «hábitos saludables» entre los escolares. «Saludables, pero, sobre todo, perdurables», tercia Óliver Ramos, asesor técnico docente de la Dirección General de Calidad y Equidad Educativas de la Consejería. A su lado, Eduardo Obradó, jefe de la Unidad técnica de Calidad Educativa, asiente con convicción.
6.000 niños y adolescentes
de Cantabria tienen obesidad, según el informe del Instituto Carlos III.
Ambos serán parte de los artífices de un texto que estára listo para el arranque del curso 2024-25 y que, por tanto, será una «estrategia de legislatura». Y si bien encuentra un acicate en el último informe del Instituto de Salud Carlos III -publicado en marzo y altavoz de una realidad «abrumadora», según el personal médico, en la que 15.000 niños y adolescentes cántabros de 2 a 17 años presentan sobrepeso y 6.000, obesidad-, la orden y el plan ya estaban en mente de los técnicos y los responsables de la Consejería con anterioridad.
Por partes, la incidencia del sobrepeso y la obesidad en la población cántabra en edad escolar no responde a una única causa, precisan Ramos y Obradó. Parece una perogrullada, pero para analizar esa situación hay que conocer las características de la malnutrición, de los malos hábitos y el sedentarismo; examinar el impacto de la pandemia en las rutinas familiares y, sobre todo, analizar las perspectivas socioculturales, de género y económicas que explican todo lo anterior. «Y hay estudios que apuntan a que los niños con sobrepeso y obesidad tienen más pantallas en sus habitaciones y duermen peor. Hay que tener en cuenta muchos factores. Y desde los centros educativos queremos tratar de inculcar hábitos saludables, revertir la situación e implicar a toda la comunidad educativa, familias incluidas. El trabajo escuela-familia es básico», tercia Ramos. Así que el punto de partida de la Consejería es examinar con tiento la realidad en las aulas de la región. A ello contribuirá la autofoto que se haga cada centro, analizando las acciones que ya lleva a cabo y las que no. La orden será «un paraguas» que despliegue las líneas de actuación y que procure herramientas que se adapten a cada etapa educativa, a la idiosincrasia del centro... Porque valga como ejemplo el hecho de que «hay más abandono de la actividad física a partir de Secundaria y, especialmente, más en las niñas», apunta Ramos. Y según un estudio realizado con el Centro Regional de Medicina Deportiva, se identifica que la tasa de actividad física también ha bajado entre los niños y adolescentes deportistas.
El plan que ahora traza la Consejería de Educación no se centrará solo en abordar cuestiones de nutrición o ejercicio, sino también la salud emocional y en frenar «determinadas conductas» que se observan con mayor frecuencia en las aulas. Dado que los escolares hacen una buena parte de su vida diaria en el colegio o instituto, «somos muy conscientes de esa responsabilidad que tenemos como detectores de muchas conductas de riesgo», dijo hace unos meses el consejero, Sergio Silva.
La Administración educativa quiere radiografiar la situación a pie de aula, pero ya encuentra un espejo en el mirarse en las Escuelas Promotoras de la Salud. Y quiere reforzar la red que las agrupa. «Tenemos intención de ponerlas verdaderamente en marcha, e ir integrando todas las acciones que se llevan a cabo en este sentido», indican Obradó y Ramos. Otras iniciativas en marcha son Chupetines, una liga escolar no competitiva y mixta de mucho éxito; y Health4UEKids, que implica a Sanidad, Educación, Idival y Ayuntamiento de Torrelavega, y que atañe a cuatro centros de La Inmobiliaria que «trabajan todos juntos para prevenir obesidad y sobrepeso». En 2025 caminarán solos en esa prevención efectiva.
«Sabemos que los centros ya realizan sus acciones. La pretensión es que todo ello forme parte de un concepto de salud integral, apoyado en distintas líneas de actuación», apunta Obradó. ¿Y qué hacen ya colegios e institutos en aras de cuidar la salud de su alumnado? Organizan almuerzos saludables, recreos activos basados en la innovación educativa, participan en campañas preventivas sobre consumo de bebidas energéticas o azucaradas –su uso está «cada vez más asentado y a edades más tempranas»–, organizan actividades deportivas extraescolares, talleres de cocina, huertos en el centro educativo... «Hay muchas patas que no solo tienen que ver con la actividad deportiva, sino con la salud entendida de manera integral».
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