Secciones
Servicios
Destacamos
El año pasado a estas mismas alturas Cantabria había registrado 340 muertes más de las previstas. Una tendencia que los expertos atribuyeron a los coletazos de la pandemia del covid y también a las enfermedades relacionadas con los efectos del exceso de calor. Sin ... embargo, en lo que va de 2023 esa tendencia se ha corregido. Entre los cuatro primeros meses, la región ha anotado 32 defunciones menos, según los datos publicados por el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III. Aun así, el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, hace un llamamiento a la prudencia. «Es demasiado temprano para aventurar cómo va a acabar el año. De momento, la gráfica sólo indica que vamos por debajo», aseveró.
El Instituto Nacional de Estadística también confirma la involución. Según su estudio de defunciones semanales –es menos preciso porque, de momento, sólo recoge los datos de enero, febrero y marzo–, la región fue el territorio donde menos muertes hubo. Exactamente, un 10,12% por debajo de las de 2021. Este año ya ha anotado 1.747 óbitos hasta la semana número 13, lo que supone 196 personas menos de las que contabilizó en 2022.
«Determinar el motivo de esta mejoría es prácticamente imposible. Al menos, de momento», señaló Wallmann. «El año pasado hicimos un amplio informe que además del covid puso encima de la mesa el impacto de las enfermedades cardiovasculares, que produjeron mayor número de decesos debido al calor», añadió. La incógnita de esta bajada, además, se suma a la de 2021, «donde en lugar de fallecer más personas, como parecía por culpa del covid, lo hicieron menos», destacó el director de Salud Pública.
2.166 fallecimientos
registró el informe del Carlos III entre el 1 de enero y el 30 de abril.
2.186 decesos
eran los esperados en este arranque de año. En total, ha habido 20 menos
2.425 personas
fallecieron el año pasado en los cuatro primeros meses del año
Regresando a los números de 2023, desde enero hasta finales de abril han muerto 2.166 personas en Cantabria, que según el estudio del Instituto de Salud Carlos III han sido 20 menos de las previstas. Si se toma como referencia el mismo periodo del ejercicio anterior, la cifra ya estaba disparada: 2.425 muertes, 352 por encima de las estimadas.
«Nosotros también hemos notado mucho que ha habido bastantes menos fallecimientos que el año pasado. Tranquilamente, como un 10% menos», explicó Joaquín Cavero, gerente de Funeraria La Montañesa. «Los datos del INE son muy similares a los que hemos comprobado nosotros. Creo que aciertan. Es cierto que en 2022 hubo un repunte y tuvimos mucho más trabajo de lo habitual. Este, en cambio, tenemos menos. Es como si se regularizasen unos ejercicios con otros», subrayó.
El citado estudio también da pinceladas de cuáles son los tramos de edad que están sustentando la bajada. Sorprende que entre los mayores, los de más de 65 y de 85 años, registren un déficit sobre lo calculado en 55 y 40 óbitos respectivamente. Sin embargo, el resto, las que van de 0 a 65 años, están por encima de la media.
El INE también compara la relación de fallecimientos en el primer trimestre del año con respecto a 2019, el año previo al inicio de la pandemia. Desde entonces, Cantabria es una de las comunidades donde menos ha aumentado, un 1,08%, sólo superada por Castilla-La Mancha (0,51%) y Asturias (0,78%). Desde entonces, únicamente han bajado en Melilla (-6,78%) y Castilla y León (-3,35%).
Reinhard Wallmann
Director General de Salud Pública
Joaquín Cavero
Funeraria La Montañesa
El año pasado no fue bueno para Cantabria. El Instituto Nacional de Estadística contabilizó 7.044 defunciones, que supuso un repunte del 16,79% respecto a 2021, que acabó con 6.031. Lo que más preocupó a las diferentes autoridades sanitarias es que este espectacular crecimiento no tuvo reflejo en el experimentado por el resto de comunidades. En Navarra, por ejemplo, que fue la que siguió a Cantabria, fue del 8,65%, prácticamente la mitad. Ambas regiones se situaron muy lejos de Andalucía, que experimentó el menor aumento, con sólo un 0,22%. Si se toma como referencia el conjunto nacional, en España el exceso de mortalidad acabó en 2023 con un 3,26%, también muy distanciada del guarismo registrado por Cantabria.
Resultó también difícilmente explicable los motivos, sobre todo si 2022 se compara con el resto de ejercicios precedentes en los que la pandemia arremetía con más fuerza. Una época en la que la vacuna anticovid estaba aún en fase de creación, desarrollo y experimentación. De hecho, la escasez de mecanismos de defensa contra los contagios, como las mascarillas quirúrgicas, fue notorio en los albores del covid. 2022 cerró con 6.553 fallecimientos, medio millar menos que el año anterior.
La variante Ómicrom campaba por entonces a sus anchas, lo que elevó los contagios y fue responsable de muchos fallecimientos, con horquillas incluso superiores a los meses más duros de 2020, el primero de la pandemia. Este crecimiento vino impulsado por un rango de edad muy definido, el de los septuagenarios.
Es difícil vaticinar lo que puede suceder de aquí al 31 de diciembre, pero la tónica de otros años es que, normalmente, se registran más muertes durante el primer trimestre. Lo que hizo diferente a 2022 fue que los meses siguientes se registraron niveles más altos de fallecimientos.
Los expertos hablaron entonces del calor –Cantabria sufrió dos olas en junio y julio– como principal responsable de este aumento. Sin embargo, esta circunstancia no tuvo repercusión en otros territorios donde sí que azotó aún con más fuerza. También citaron el covid no diagnosticado y la incidencia de otros virus como la gripe que los años previos, debido al uso de la mascarilla y el lavado de manos, apenas tuvieron incidencia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.