Cantabria se la juega en Europa

Los ganaderos y agricultores de Cantabria reciben de Europa ayudas económicas directas a través de la Política Agraria Común (PAC), que tiene entre sus objetivos apoyar a los sectores que trabajan en el campo, mejorar su productividad asegurando un suministro estable de alimentos asequibles, mantener viva la economía rural y contribuir a la lucha contra el cambio climático y a la gestión sostenible de los recursos naturales.

La PAC se gestiona y financia a través de dos fondos englobados en el presupuesto de la UE: el Fondo Europeo Agrícola de Garantía (Feaga), del que Cantabria recibirá entre 2021 y 2027 en torno a los 314 millones de euros; y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), del que la región obtendrá en ese periodo de tiempo cerca de los 87 millones de euros.

La decisión del Gobierno de España de incluir al lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) está impidiendo a las comunidades loberas –Galicia, Castilla y León, Asturias y Cantabria– desarrollar sus planes de gestión de las poblaciones de estos cánidos salvajes, que, en aumento, están causando estragos en las cabañas ganaderas. A la vista de esta circunstancia, que no es exclusiva de España porque también en otros países pertenecientes a la Unión Europea se están observando problemas con los grandes carnívoros (con los osos, muy en particular), la Comisión Europea ha ordenado una recogida de datos actualizados sobre las poblaciones loberas que determine si es oportuno relajar el estatus de protección de la especie.

Las decisiones que se toman en el seno del Parlamento Europeo tienen también su importancia para la flota pesquera regional porque es allí, en Bruselas, donde se negocia el volumen de capturas de las distintas especies (verdel, bocarte y bonito, principalmente) que se autoriza a cada Estado miembro.

En diciembre, los representantes de los Veintisiete pactaron los Totales Admisibles de Capturas (TAC), es decir, las cantidades máximas de peces de áreas específicas que puede pescar el conjunto de la UE, para 2024.

Y más recientemente, en abril, el Gobierno regional reclamó al Ministerio de Pesca un mayor apoyo a la comunidad autónoma en todo lo relacionado con las regulaciones y los cambios que se vienen produciendo en las cuotas de las diferentes costeras. Para el Ejecutivo «es vital» que la voz demandante de los pescadores cántabros se haga llegar a la Unión Europea, que, además, subvenciona al sector con 2,5 millones de euros.

Europa es uno de los grandes caladeros de fondos económicos a los que los países miembros acuden para garantizarse la financiación de sus distintos proyectos en materia de infraestructuras, entre ellas las ferroviarias. En diciembre, la Unión Europea anunció que no financiará el tren Santander-Bilbao al no incluirlo en la Red Básica Ampliada de la Red Transeuropea de Transportes, lo que hubiera supuesto adelantar su plazo de ejecución a 2040 en lugar de mantenerlo en el horizonte de 2050.

De no decaer ese calendario, Bruselas aportará en su momento el diez por ciento del montante total del proyecto y, con ese dinero, la presión política de rigor para que el Gobierno de España ejecute el otro noventa por ciento necesario y no pierda, así, esta subvención.

Los nuevos modelos energéticos son otro de los aspectos que interesan a la Europa comunitaria, inmersa en un proceso de transformación que afecta de pleno a los veintisiete Estados miembros. Sobre este ámbito hay que resaltar que los ministros de Energía se han reunido esta semana –en el que ha sido el último Consejo de Energía que se celebra bajo Presidencia belga– para adoptar conclusiones sobre el desarrollo de la red eléctrica europea y hacer balance de la estrategia REPowerEU y del «Pacto Verde Europeo» en vísperas del final de la legislatura.

Además, en su primera publicación del año 2024, en enero, el think-tank proeuropeo Bruegel analizó las subvenciones y exenciones fiscales aplicadas por separado por los gobiernos de los Estados miembros para reducir los precios de la electricidad.

La industria automovilística se enfrenta a importantes retos derivados de tres tendencias que para nada son ajenas a Cantabria: la transición ecológica, la transición digital y la intensificación de la competencia mundial. La electrificación de los vehículos, el cumplimiento de la legislación, la disponibilidad de materias primas y los factores geopolíticos representan dificultades para las regiones que la UE no ignora.

La capacidad gubernamental y el apoyo a los proveedores de materias primas no deberían ser los principales ámbitos de intervención. En su lugar, los programas de innovación e inversión, así como las políticas de empleo y reciclaje profesional, se consideran los elementos más importantes.

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