Cantabria ya está libre de las grandes restricciones por el covid, salvo los aforos y las mascarillas

El resto de las prohibiciones parecen lejanas, aunque la mayoría estuvieron vigentes hasta el pasado 9 de mayo. Ese día el Ejecutivo estatal levantó el segundo estado de alarma, decretado en noviembre, que había impuesto tras un verano sin prácticamente casos. Incluso el presidente Sánchez pronunció aquella famosa frase de «hemos vencido al virus».

Hasta hace un mes, Cantabria tenía toque de queda. Una de las medidas que más controversia provocó entre la población, puesto que impedía en un primer momento -luego se amplió a las once- estar en la calle entre las diez de la noche y las seis de la madrugada. Su derogación también concitó debate, sobre todo entre las comunidades autónomas que demandaban al Gobierno central solidez jurídica para afrontar el cambio. También el 9 de mayo concluyó el cierre perimetral del territorio, que había impedido a cántabros y visitantes entrar y salir sin causa justificada. Aquí se desató el miedo al contagio por la proximidad con el País Vasco, que presentaba muchos peores datos epidemiológicos, ya que una parte de sus habitantes disponen de segunda residencia en la mitad oriental de la región.

La vacunación ha sido clave para generar un clima de confianza. Aunque Cantabria empezó en diciembre del año pasado más lenta que el resto de autonomías, ha cogido ritmo impulsada por el cada vez mayor número de dosis que el Estado envía. Casi la mitad de la población, un 47,9%, había recibido ayer al menos un pinchazo y el 27% ya se encontraba inmunizada. Ese porcentaje se elevaba en más de cuatro puntos (31,4%) entre los mayores de 16 años. El presidente Revilla incluso se atrevió esta semana a vaticinar que en dos meses, al final del verano, la comunidad alcanzará la ansiada inmunidad de grupo, con más del 90% de la población con la pauta completa. «Eso sería hablar ya de una situación absolutamente soportable, desaparecería la presión hospitalaria e, incluso, tendríamos la posibilidad de suprimir las mascarillas», aventuró.

La obligatoriedad de usar el tapabocas es una de las pocas restricciones que continúan vigentes, aunque el debate para su progresiva eliminación ya ha comenzado. El Ministerio de Sanidad flexibilizará su uso si los indicadores de la pandemia continúan con la actual tendencia a la baja y si la vacunación se mantiene al mismo ritmo. El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, ha asegurado que en espacios abiertos «se podrá, en algún momento, dulcificar». Lo que no tiene tan claro aún es bajo techo «hasta que el porcentaje de vacunación sea más alto».

A las puertas del verano, la mascarilla sigue siendo obligatoria incluso en la playa. Sólo se puede prescindir de ella para bañarse, hacer deporte o tomar el sol. En este último caso, siempre que haya la distancia de seguridad mínima con la toalla de al lado.

La regulación de los aforos es la segunda de las medidas que se mantiene. El Gobierno cántabro los regula porque es una competencia autonómica, aunque el Ministerio de Sanidad hace recomendaciones. La capacidad máxima en todos los establecimientos, tanto hosteleros como comerciales, culturales deportivos o eventos al aire libre, dependen del 'semáforo covid', que establece el riesgo de contagio existente en cada uno de los 102 municipios en función de criterios sanitarios objetivos.

Actualmente no hay ayuntamientos donde el interior de los locales de hostelería estén cerrado, ya que ninguna localidad se encuentra en riesgo alto o muy alto. Torrelavega, Los Corrales de Buelna, Reinosa, Castro Urdiales, Laredo, Voto, Santoña y Villaescusa están en nivel medio, lo que limita el interior a un tercio del aforo y las terrazas al 75%, con mesas de seis comensales como máximo.

El resto de la comunidad se mantienen en nivel bajo, lo que hace que las zonas interiores de bares y restaurantes puedan utilizarse al 50% con los clientes sentados en mesas de seis. En cambio, las terrazas pueden funcionar con hasta diez personas por mesa.

Lo que el Ejecutivo no ha conseguido imponer son sus horarios de cierre. Los bares, cafeterías y restaurantes, al igual que finalmente las discotecas, podrán bajar la persiana a la hora que fije su licencia de actividad. El BOC publicó ayer la eliminación del límite horario de la una de la madrugada para cafeterías, bares y restaurantes y de las dos para las discotecas.