Cantabria mejora y ya es la sexta región en actividad económica y calidad de vida

La metodología de este índice fue diseñada por la Universidad de Cantabria (UC), a petición del Icane, con el objetivo de ofrecer una perspectiva de la evolución de la región y su situación en términos relativos al resto. El resultado se obtiene en base a una batería de indicadores, tanto económicos como sociales, que van desde el crecimiento del PIB, el PIB per cápita, la renta media por persona, la productividad, la variación del número de empresas, la inversión en I+D, la inversión extranjera, las exportaciones o aspectos más sociales como el índice de envejecimiento, el saldo migratorio, el gasto público en educación, el número de médicos por cada mil habitantes o el gasto en protección ambiental.

En los dos últimos años Cantabria ha escalado dos posiciones, desde el puesto octavo –a donde cayó durante el periodo de crisis económica, en 2013– hasta la actual sexta plaza, el segundo mejor puesto desde que en 2010 se colocara en quinta posición. País Vasco, Navarra y Madrid –por este orden– siguen siendo las tres autonomías que encabezan este ranking. Además, Cataluña y Aragón son las otras dos comunidades que se sitúan por encima de Cantabria, y el resto ya por debajo. Como curiosidad, Madrid, empujada por ser la capital del país, lidera dimensiones como actividad económica y competitividad; sin embargo, en calidad de vida se coloca en la parte media-baja.

Todos esos indicadores se agrupan, a su vez, en seis dimensiones: actividad económica, sociedad del conocimiento, competitividad, demografía, mercado laboral y calidad de vida. En cuatro de estas seis dimensiones Cantabria se sitúa mejor que la media. Las principales fortalezas de la región, según este informe, están en el mercado laboral y la calidad de vida, mientras que las debilidades se sitúan en demografía y sociedad del conocimiento, estando ligeramente mejor que la media en actividad económica y competitividad.

«En las variables de salario, tasa de empleo y tasa de paro nuestra Comunidad Autónoma se posiciona claramente entre las mejores regiones de España, al igual que en inversión en Sanidad y educación», se señala desde la Consejería de Economía y Hacienda. «Por el contrario, donde tenemos que mejorar es, por un lado, en inversión en I+D –investigación y desarrollo– y, por otro lado, en demografía. Respecto a lo primero, el Gobierno de Cantabria ha impulsado esta legislatura la primera Ley de Ciencia, Investigación y Transferencia del Conocimiento –impulsada por el vicepresidente Pablo Zuloaga–, que se marca, entre otros, el ambicioso reto de destinar el 3% de los presupuestos a investigación antes de 2027. Y respecto a lo segundo, nuestro índice de envejecimiento es de los más elevados, por ello es necesario plantear una estrategia profunda para comenzar a revertir progresivamente la pirámide poblacional, fomentando la natalidad y dando más facilidades a las familias en la crianza».

El mejor año de la serie es el de su inicio, 2010, cuando Cantabria ocupaba el quinto puesto, desde donde cayó al séptimo en 2011 y al octavo a partir de 2013. En 2020 recuperó una posición y en 2021 ascendió a la sexta plaza. Durante esos doce años, el País Vasco, Navarra y Madrid se han ido turnando en los tres puestos de cabeza. En el extremo opuesto, Canarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía han ocupado los últimos en ese periodo.

Cantabria, según el análisis estadístico, es una de las comunidades que sin estar entre las más destacadas del país, tampoco forma parte del grupo situado en el furgón de cola, y como explica David Cantarero, catedrático de la UC, «tiene mucho margen de mejora». «Cuando comparamos los últimos años, en el aspecto de su índice de crecimiento económico, llama la atención que se emplean varios indicadores, algunos más objetivos –como el PIB per cápita, renta per cápita, productividad, empresas, comercio, ocupación hotelera...–, pero puede resultar un poco engañosa esa convergencia con las comunidades que están en la parte de arriba: eso se explicaría más por el mejor funcionamiento en el aspecto turístico, de ocupación hotelera, de cierto crecimiento de la renta per cápita, y no tanto por lo que se refiere a la productividad o la actividad comercial».

«Uno de los grandes deberes pendientes sigue siendo la mejora en la parte de sociedad de conocimiento: aunque es de esperar que con la nueva Ley de Ciencia mejore la situación, seguimos estando bastante lejanos de algunas comunidades en lo que es la posición de gasto en investigación y desarrollo sobre el PIB, y en la parte de ocupados, aunque estamos en una situación relativamente ventajosa en cuanto a población con estudios superiores. Pero hay que ofrecerles mejores oportunidades laborales para que retengamos talento y seamos también capaces de atraerlo», indicó el catedrático de la UC.

En cuanto al indicador de sociedad y medio ambiente, la mejora se basa, según el análisis de Cantarero, «en la situación de la calidad de vida de las comunidades autónomas en los últimos años». «Los índices utilizados –índice de envejecimiento, tasa de crecimiento vegetativo y saldo migratorio–, la situación de retroceso demográfico de Cantabria, la falta de reposición de población joven, baja tasa de natalidad –porque el mercado laboral no es el adecuado, por las políticas de conciliación y la falta de ayudas públicas en este sentido–, no restan tanto en el patrón de crecimiento la comunidad, sobre todo porque la ponderación de la parte demográfica no es tan alta como las otras de mercado laboral o calidad de vida. Pero no nos engañemos, porque, en cierto sentido, una demografía más rejuvenecida es como si dijésemos una inversión de futuro y un indicador del patrón de crecimiento que, si no ahora, es importante que mejoremos de cara al futuro», concluyó Cantarero.