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Si hubo un sector productivo que sufrió las consecuencias de la crisis económica posterior a 2008 fue el de la construcción. Durante prácticamente una década, la presencia de grúas en el paisaje de los pueblos y ciudades de Cantabria bajó a mínimos, las nuevas promociones inmobiliarias fueron la excepción y la inversión pública en infraestructuras se redujo drásticamente por la caída de la recaudación y la necesidad de centrar los recursos en asuntos más acuciantes. La primera de las dos patas del sector está todavía lejos de llegar a los números previos a la estallido de la burbuja. Sin embargo, pese el paréntesis de la pandemia, las máquinas sí han regresado a la obra pública. Y las cifras lo confirman.
La licitación del Estado en Cantabria alcanzó el año pasado la cifra récord de 246 millones de euros, a falta todavía de añadir la estadística del mes de diciembre. Un titular que le viene al dedo a la delegada del Gobierno en la comunidad autónoma, Eugenia Gómez de Diego, para defender el compromiso inversor del Ejecutivo de Pedro Sánchez en Cantabria. También ha creado un relato alrededor de la histórica licitación de 157 millones de euros que sacó adelante el Gobierno regional en 2023 el consejero de Fomento, Roberto Media. Además del empujón en los meses previos a las elecciones autonómicas, el ritmo en la publicación de proyectos se ha acentuado aún más tras el cambio en Peña Herbosa, algo que el popular vincula por el esfuerzo por reactivar actuaciones grandes y pequeñas que llevaban tiempo paralizadas. Entre otras cosas, por el parón que supuso el supuesto caso de corrupción en Obras Públicas.
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Hay muchas obras en marcha y también muy relevantes por presupuesto –ambos factores explican los récords de licitación– así que, por tanto, también muchas fechas en el horizonte. Aunque los políticos huyen todo lo posible de dar fechas para evitar pillarse los dedos, con este tipo de iniciativas lo tienen difícil. Porque en los pliegos de adjudicación aparece siempre un plazo de ejecución.
Por ejemplo, el del ramal de continuidad de Torrelavega era de 40 meses. Los trabajos arrancaron en verano de 2018, así que tendrían que haber concluido a principios de 2022. Como explicó el ministro Óscar Puente en su visita del viernes, el nuevo vial no se abrirá hasta verano de 2025, con un retraso de más de tres años.
Aunque este caso es paradigmático –el de la reforma de La Hermida es de lo contrario, la excepción que confirma la regla–, es común que los plazos de los contratos no se cumplan. En algunos casos porque los trabajos de construcción o fabricación llevan más tiempo de lo pensado y, otras, porque las previsiones que lanza el político de turno cuando las obras aún están en fase de planificación quedan sobrepasadas por los acontecimientos. Ocurrió con la llegada de la alta velocidad a Cantabria, que se prometió para 2015 y ahora se espera en 2033. O con la autovía A-73 entre Burgos y Aguilar que hará más fácil el viaje a Madrid: tenía que estar inaugurada en 2013 y ahora los plazos más optimistas hablan de 2030. Y luego lo que pasó con los trenes que no cabían por los túneles...
Los casos concretos que acompañan esta información son los más relevantes, pero hay más. Por ejemplo, también está en obras –y tienen fecha de finalización– el proyecto del Centro Asociado Reina Sofía-Archivo Lafuente, que tiene que estar listo en la primera mitad de 2026. Si hay retrasos, aquí es probable que las instituciones no se echen la culpa entre ellas porque colaboran en la actuación el Estado, el Gobierno cántabro y el Ayuntamiento de Santander. Entre los proyectos regionales, la variante de Sarón tiene que estar en enero de 2027 y la de Renedo a finales de ese mismo año. ¿Y el puente Requejada-Suances? Esta legislatura estará la tramitación administrativa, pero salvo sorpresa no arrancará la obra.
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Si se hubieran cumplido los plazos y la obra no se hubiera paralizado hace más de una década, los primeros trenes de alta velocidad procedentes de Madrid habrían llegado a Reinosa en 2015. Tras su reanudación, la promesa ahora es 2033. Tres años antes llegarán a Alar.
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Con un plazo de ejecución de 40 meses, la obra arrancó en verano de 2018. Eso implica que tendría que estar inaugurada a principios de 2022. No abrirá finalmente hasta el verano de 2025, como informó el pasado viernes el ministro Óscar Puente, que visitó la zona.
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Debido a su tamaño, el bipartito decidió acometer la urbanización de La Pasiega en dos fases, a medida que se vendan las parcelas. Aunque ahora el PP quiere cambiar de planes y adelantar los plazos, solo hay fecha para la entrega de la primera parte:principios de 2026.
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Las obras comenzaron el pasado mes de abril y ya se aprecia el avance de los trabajos en los márgentes de la autovía. La empresa adjudicataria (UTE Grupo San José y Aceinsa Movilidad) tiene cinco años para entregar la actuación, con un presupuesto de 172 millones.
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Las 21 nuevas máquinas que encargó Renfe para renovar la red de Cercanías de Cantabria tenían que estar ya en circulación. No fue posible por el escándalo de los trenes que no cabían por los túneles. El contrato se reactivó el pasado febrero con tres años de plazo.
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Es noticia que una gran obra pública no acumule retrasos más o menos justificados. La reforma integral del desfiladero de La Hermida, a día de hoy, puede presumir de ello. A finales de verano estarán abiertos la mitad de los tramos y dentro de dos años toda la vía.
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En agosto de 2021, Cantabria encargó la construcción de la máquina de los protones con la promesa de que estaría funcionando en 2024. Ha llegado ese momento y todavía no ha comenzado la obra del búnker donde se instalará. En teoría, se inaugurará en 2027.
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Se trata de un proyecto a largo plazo. El SCS, que creará un consejo asesor para definir el Parque Científico de la Salud, estima que faltan unas dos décadas para que esté en marcha. Antes, en septiembre, arrancará el derribo de la Residencia, que durará dos años.
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Con la obra de esta carretera de altas prestaciones que reducirá sensiblemente el tiempo del viaje a Madrid ocurrió lo mismo que con el AVE. Hace 16 años comenzaron los trabajos que tenían que haber acabado en 2013. Ahora el horizonte más optimista es 2030.
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Las fechas han ido variando, pero las últimas que han hecho públicas las partes apuntan que tanto la integración ferroviaria de Santander como la de Torrelavega –en teoría, esta arrancará antes– concluirán en 2029. En el caso de Camargo, aún no se ha firmado el convenio.
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Las máquinas entraron en las fincas de Puertochico en las que se levantará la nueva sede del Mupac en marzo de 2023 con un plazo de ejecución de tres años. La actuación ya ha sufrido sobrecostes, pero Buruaga mantiene que estará lista «a principios de 2026».
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La empresa Siec se encarga de la primera fase del proyecto para crear un centro cultural y de arte en La Lechera y, posteriormente, la UTE Fernández Rosillo y Rotedama tomará el relevo para encargarse de la segunda. El conjunto estará acabado «a mediados de 2026».
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El PP está empeñado en hacer realidad este proyecto histórico. En este legislatura, en el mejor de los casos, el consejero Media dejará acabado el trámite ambiental. Después habrá que redactar el proyecto constructivo y encargar la obra. En total, tardará «una década».
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El Gobierno regional comunicó el lunes el inicio de la tramitación ambiental –por segunda vez, después de que el bipartito enterrara el proyecto– del teleférico de Vega de Pas con la idea de que las obras comiencen en dos años y que entre en funcionamiento en 2027.
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José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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