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Cantabria o muerte

Cantabria o muerte

Leyendas de Cantabria ·

Camilo Cienfuegos y el Che Guevara eran oriundos de Castro Urdiales, desde donde emigraron sus familias

Aser Falagán

Santander

Sábado, 5 de junio 2021, 07:46

Las barbas de la revolución tenían raíces montañesas. Y no solo de los montes de Sierra Maestra, sino de una tierra al otro lado del Atlántico con la isla de Cuba como una especie de intercambiado entre el Caribe y el Cantábrico. Porque Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, dos de los tótems de la Revolución Cubana, esos que tanto tiempo pasaron con los hermanos Castro, tenían hasta sangre castreña. Pero castreña de Castro Urdiales. Porque de allí procedían. O, bueno, más o menos.

Seguramente hayan arqueado una ceja. Si quieren, ríanse a gusto de lo que la imaginación popular puede llegar a fabular, pero cuando terminen les tengo preparada una sorpresa: esta vez es verdad, al menos en su mayor parte. No, no es que el argentino ni el cubano nacieran en realidad en Castro, pero sí sus ancestros. Extremadamente lejanos en un caso, pero muy cercanos en el otro. Mucho.

Camilo Cienfuegos Gorriarán nació en La Habana en 1932 hijo de un asturiano nacido en Pravia, Ramón Cienfuegos, y de la castreña Emilia Gorriarán. Probablemente por su repentina muerte, nunca tuvo tiempo el Comandante del Pueblo para recorrer la ciudad natal de su madre y conocer personalmente a su familia directa cántabra, cosa que sí pudo hacer años más tarde su familia cubana.

Sí que tenía absoluta constancia y mantuvo incluso correspondencia, pero sin que llegara a producirse un viaje en uno u otro sentido. Porque su familia cántabra, la de su tía Casilda Gorriarán, jamás abandonó el solar castreño. «A la tía Casilda, de su sobrino Camilo Cienfuegos Gorriarán», dice la dedicatoria de la foto que le envió tras su entrada triunfal en La Habana, como contaba el periodista Íñigo Fernández en El Diario Montañés.

Según contó el castreño Manuel Colina, primo carnal de Cienfuegos, su tía se marchó de España con 16 o 17 años, «mucho antes de la Guerra Civil, a casa de otro primo, Joaquín Arozamena, que luego se volvió». «Siempre me invitaron a ir: Que no te preocupes de nada, que te esperamos en el avión... pero nunca he ido», decía el cántabro a los 79 años.

Sí que visitaron Castro Urdiales tanto los padres de Camilo como su hermano Osmany, también oficial del Ejército rebelde durante la época de la revolución. Incluso aparecieron en la prensa local pese a que España vivía en pleno franquismo. Claro que en ambos casos las visitas se produjeron después de la muerte del héroe de Yaguajay. Y hasta aquí la historia de Camilio Cienfuegos y unas raíces castreñas tan cercanas en el árbol genealógico como constatadas.

Más lejana es la vinculación del Che Guevara. Quizá declararle oriundo montañés sea excesivo, pero tampoco es correcto tratar la historia como una leyenda. Porque por muy lejano que sea, por mucho que sea necesario remontarse nada menos que hasta a un trastatarabuelo, el árbol genealógico del argentino sí que encuentra una pequeña rama cántabra. Y no se lo pierdan: También en el municipio de Castro Urdiales. No en la ciudad en sí, sino en Ontón, a día de hoy pedanía castreña.

En este caso el origen hay que buscarlo en un tal Juan Manuel de la Serna y de la Quintana, trastatarabuelo del Che. Un cántabro de Ontón que se trasladó a Montevideo y cuya familia emigró generaciones después a Argentina. Mantuvo su segundo apellido, algo opcional en el país austral, a iniciativa de su madre, Celia de la Serna, una destacada militante feminista argentina además de madre del Che.

Como resulta obvio, en este caso la raíz resulta extremadamente lejana y existen múltiples reivindicaciones de más orígenes del guerrillero. Más allá de las obvias referencias a Argentina e incluso Uruguay, se le reivindica desde Irlanda al País Vasco. Y como las ramas genealógicas son tan abundantes como se pueda retroceder en la historia, todas absolutamente compatibles. El magnetismo del personaje hace además inevitable que se multipliquen tanto las investigaciones como los guiños a una figura histórica de la historia contemporánea.

A pesar del abismo generacional que le separa, muy diferente al caso de su amigo y compañero Camilo Cienfuegos, resulta muy difícil no caer en la tentación de fabular. Cómo evitar que la imaginación vuele para colocarles a ambos en las tostas de 'La Mari nera'. O evocar la imagen de ambos abrazados en la hermandad de la diáspora; cantando al borde de la lágrima el 'Qué bonito es Castro' o alguna montañesuca en las faldas de Sierra Maestra. Ya se sabe: Cantabria o muerte.

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