Cantabria necesita donantes de plasma

Cantabria necesita aumentar sus reservas de plasma, el «oro líquido» de la sangre con el que se producen medicamentos vitales para pacientes con enfermedades graves (leucemias, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, hepatitis...), sobre todo aquellos con sistemas inmunitarios carentes de anticuerpos, los más expuestos a infecciones y complicaciones que ponen en serio riesgo su vida. «En los últimos años, el consumo de estos tratamientos y la producción de hemoderivados no han ido a la par», explica la directora del Banco de Sangre y Tejidos, Cristina Amunárriz. Hasta el punto de que en la actualidad, a través de las donaciones sólo se genera el 50% del plasma que realmente precisan los hospitales de la región. La otra mitad se compra a otros países, «lo que pone en peligro a los pacientes vulnerables ante una posible rotura del stock o crisis como la del covid». Cantabría sí es autosuficiente en componentes sanguíneos (transfusiones) -aclara-, aunque «en momentos puntuales» haya que hacer llamamientos para reponer.

A las puertas el verano, que es la época en la que habitualmente suelen decaer las donaciones, y coincidiendo con el Día Mundial del Donante de Sangre, la entidad adscrita a la Fundación Marqués de Valdecilla lanza una campaña centrada en la obtención de plasma, «un componente biológicamente muy rico: el 92% es agua, pero el resto son proteínas y otros componentes de mucha importancia para la vida». 'Tu plasma es oro' es el lema. Y es valioso porque «contiene albúmina, que ayuda a evitar que el líquido se filtre fuera de los vasos sanguíneos, inmunoglobulinas (anticuerpos) que defienden al organismo frente a virus, bacterias, hongos y células cancerosas, y factores de la coagulación que previenen las hemorragias», señala Amunárriz.

Este tipo de tratamientos, que forman parte del arsenal terapéutico en los servicios de Hematología, Cuidados Intensivos, Nefrología, Inmunología, Neurología, Reumatología o Digestivo, entre otros, tienen la peculiaridad de que no se pueden fabricar de otra manera. «Y se utilizan prácticamente a diario en todos los hospitales». Marcos López Hoyos está al frente del servicio de Inmunología de Valdecilla, donde son imprescindibles estas terapias «para aportar calidad de vida y evitar complicaciones graves a pacientes con déficit de anticuerpos». Entre los cuales hay dos perfiles distintos: «los que requieren tratamientos de por vida -con reposición de inmunoglobulinas una vez al mes- y los que no nacen con ese defecto sino que es secundario a un tratamiento inmunosupresor, en cuyo caso pueden necesitarlo de forma temporal».

«Te das cuenta del valor de las donaciones cuando te toca de cerca», señala desde Torrelavega Sara Berrouet, de 48 años, que no puede evitar emocionarse al recordar que «en el último año he estado a punto de perder a dos de mis mejores amigas, que están hoy con nosotros gracias a un donante». Ella lo es desde hace 25 años, primero de sangre y los últimos seis, de plasma y plaquetas: «De joven no era tan consciente de lo que suponía para otras personas, con el tiempo te das cuenta de que salvas vidas, porque son tratamientos que sólo se pueden obtener de un donante».

Como apunta Amunárriz, se trata de «una donación segura, totalmente compatible con la de sangre y puede hacerse todos los meses, gracias a que el tiempo de recuperación es menor» -en las de sangre, el máximo son cuatro veces al año en el caso de los hombres y tres para las mujeres-. Pero es cierto que es menos conocida.

De las 21.096 donaciones registradas el año pasado, 2.134 fueron mediante el procedimiento de aféresis (extracción de la sangre con una máquina que obtiene sólo plasma y plaquetas -por eso la bolsa es amarilla y no roja-), y de ellas 974 fueron exclusivamente de plasma (plasmaféresis). En vista del número creciente de patologías para las que son de aplicación estos tratamientos, existe un consenso internacional que persigue conseguir la autosuficiencia en plasma, ya que la dependencia de terceros países no es un problema sólo de Cantabria, ni del resto de España, sino que afecta a la mayoría de los países europeos, que recurren mayoritariamente a Estados Unidos para adquirir el 50% de lo que consumen.

El objetivo del Banco de Sangre es llegar este año a los 7.000 litros de plasma -800 más que los donados en 2022- «para reducir la dependencia del exterior». Un habitual en la unidad del pabellón 13 de Valdecilla es Ignacio Álvarez, el donante en activo más veterano de Cantabria. A sus 70 años, lleva un balance de «342 donaciones (220 de plasma)». Sabedor de que su tiempo para colaborar se agota, anima a la población a seguir su ejemplo «y a difundirlo». «Tendríamos que ser conscientes todos de que hay muchas personas que morirían sin los medicamentos que se obtienen del plasma. No hay nada que pueda sustituir a la sangre», indica Álvarez, que ha sido presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre de Cantabria. «Animo a la gente a que se haga donante, es un acto solidario que salva vidas y que no cuesta nada», concluye.