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La plantilla de los centros de salud y consultorios de Cantabria hace mucho que camina coja. Si cada año se jubilan más médicos de familia de los que se incorporan, el equilibrio es imposible. Y aunque el consejero de Sanidad, César Pascual, se esfuerce ... en garantizar que «no se va a cerrar ningún consultorio rural» -así se lo traslada a todos los alcaldes que van pasando por su despacho (y ya van casi una decena) desde que se instaló en la sede de Federico Vial-, la realidad es tozuda: no hay sustitutos para cubrir todos los agujeros de las carteleras, ni siquiera en estas fechas, que ya la mayoría de los profesionales ha disfrutado de sus vacaciones y ha vuelto a sus puestos (coinciden varios profesionales que ha sido mucho peor la situación durante el verano por la presión turística).
Y si bien en los centros cabecera esas ausencias se suplen con la autocobertura, a costa del sobreesfuerzo del resto de compañeros, allí donde sólo acude un facultativo, no queda más remedio que poner el cartel en la puerta, limitando las citas a días concretos de la semana, o que sean los pacientes los que se trasladen a la consulta más cercana. Lo que se traduce en un goteo de quejas vecinales allí donde falla el facultativo, caso de Penagos -de baja por accidente desde hace dos meses- o el del consultorio de Cueto -donde falta desde principios de agosto-. Y las críticas se hacen más visibles y sonoras cuando coincide con la vuelta del curso político. Porque al Gobierno de la popular María José Sáenz de Buruaga, con Pascual al frente de Salud, le va a tocar buscar soluciones que no encontraron los dos gobiernos bipartitos (PRC-PSOE) que la han precedido, con la sanidad en ambos casos bajo la gestión de los socialistas.
535 médicos de familia, entre los de los equipos (390) y los de SUAP (145), tiene la Atención Primaria, según el dato facilitado a principios de verano.
122 consultorios periféricos, dependientes de 42 centros de salud, hay repartidos por la región, buena parte de ellos atendidos por un solo médico.
La plantilla médica de Atención Primaria en Cantabria, según el dato proporcionado por la Gerencia a comienzos de verano, está integrada por 535 médicos de familia, incluidos los de los equipos de la mañana (390) y los de los Servicios de Urgencias (SUAP), que son 145; además de 84 pediatras.
En un escenario ideal, en el que desapareciera la autocobertura y la saturación, y hubiera un sustituto dispuesto para trabajar al día siguiente de una baja, se necesitarían 130 profesionales más, según el cálculo que hace el Sindicato Médico. Una utopía, teniendo en cuenta que esta problemática sacude a todas las comunidades por igual por la falta de relevo y la caída en picado de la especialidad de Medicina de Familia, a la cola en la elección de preferencias de las nuevas promociones MIR.
De hecho, ni siquiera se llegan a cubrir todas las plazas de formación disponibles -este año también han quedado puestos desiertos en Cantabria-. Y en cambio, la salida de veteranos es cada vez mayor, porque se están jubilando las promociones que vivieron la puesta en marcha de la Atención Primaria -una docena de profesionales cántabros se ha despedido este mismo verano-. Sólo contando las contrataciones necesarias para garantizar la cobertura de toda la red sin riesgo de que quedarse en blanco y con el refuerzo que requieren los SUAP (uno de los motivos de la última huelga), sindicatos y profesionales hablan de un mínimo de 40. Dato que da por bueno también la Consejería.
«La escasez de médicos es generalizada aunque de determinadas especialidades es evidentemente dramática no solo por tener ya claras consecuencias en la asistencia a los pacientes sino, además, porque la falta de interés e inhibición de la Administración ante este problema ha generado que a día de hoy aún no se haya planteado ninguna medida para tratar de paliar esta situación y, por ello, se prevé incluso que se agrave en los próximos años», señala Óscar Pascual, secretario general del Sindicato Médico.
La Dirección médica de Atención Primaria reconocía a principios de verano, cuando trataba de encajar el puzle de sustituciones y refuerzos en las zonas más turísticas con las contrataciones de última hora de residentes recién acabados, que habría «dificultades» en una veintena de los 122 consultorios periféricos de la región -dependientes de los 43 centros de referencia de las zonas básicas-. Entonces ya se hablaba de la posibilidad de «cierres puntuales» (semanas sueltas). Circunstancias que se esperaban en las zonas básicas de Alto Pas (Ontaneda), que abarca los consultorios rurales de Luena, San Pedro del Romeral, Vega de Pas, Villasevil, Corvera de Toranzo, Soto Iruz y Entrambasmestas; y en la de Alto Asón (Ramales de la Victoria), que incluye Arredondo, Ruesga, Soba y Bustablado. También se esperaba que se vieran afectados por la falta de facultativos los consultorios lebaniegos, así como los repartidos en la zona básica de Pisueña-Selaya, que son los de Villacarriedo, Saro, San Martín de Villafufre y Santibáñez de Carriedo.
Un mapa que en gran parte casa con la exposición que hizo ayer la diputada y secretaria de Organización del PRC, Paula Fernández de los municipios que están viendo afectados por la falta de médicos, entre los que citó, además de Penagos, los de Rasines, Escalante, Argoños, Puente Viesgo, San Roque de Riomiera, Miera, Villacarriedo y Villafufre. Recordó que hay pueblos de Campoo en los que no se sustituye al médico titular en sus vacaciones y los ciudadanos deben acudir a Reinosa para sus consultas; que en Escalante y Argoños, los pacientes tienen que desplazarse al centro de Gama; o que en Rasines, donde solo hay facultativo «tres veces a la semana» y cada vez «durante menos horas» porque también atiende en Ampuero. Asimismo, apuntó que Puente Viesgo también carece de médico desde el 25 de julio, a pesar de tener a su cargo una residencia de mayores con 156 usuarios. Asimismo, citó los casos de San Roque de Riomiera y Miera, que ahora comparten facultativo con Liérganes, por lo que se han reducido las horas de consulta, además de que actualmente no tienen porque está de vacaciones hasta la próxima semana. Y en Villafufre llevan sin asistencia desde el 25 de julio después de que el titular sacara plaza fuera de Cantabria, y los afectados deben ir a Selaya.
En este sentido, desde el Sindicato Médico sostienen que «el cierre de determinados consultorios es algo no deseable, sin duda, pero llegados a este punto es inevitable en ocasiones, y, con seguridad, será más habitual en un futuro inmediato por la ya escasez y por la consecuente racionalización de los recursos. Lo sensato, y lo exigible, es que su cierre o apertura se realice en base a criterios técnicos (población, desplazamiento...) y no al color de la alcaldía o al volumen de sus quejas». De ahí que exija a la Administración , «de una vez por todas, la elaboración de un plan de recursos humanos».
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