Cantabria de este a oeste en el primer día de cierre: 200 kilómetros y menos tráfico en los municipios | El Diario Montañés se desplaza de Castro Urdiales a Unquera en una jornada en la que la Guardia Civil estableció veinte controles
Poco o nada se parecen las imágenes ofrecidas este jueves de la autovía A-8 respecto a lo que suele ser un día de tráfico normal. En pleno estado de alarma y con el recién estrenado cierre perimetral de los ayuntamientos, El Diario Montañés ... recorrió Cantabria de punta a punta este jueves en un periplo de casi 200 kilómetros, desde Castro Urdiales a Unquera -alternando autovía y carreteras nacionales-, para constatar el sensible descenso de vehículos sobre el asfalto.
Fue un día en que la Guardia Civil estableció hasta veinte controles para hacer cumplir las nuevas restricciones, aunque en el viaje de este periódico, que transitó por 15 municipios, no encontró ninguno.
«Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado desarrollarán controles de manera rutinaria y aleatoria en todos los accesos para garantizar el cumplimiento de las medidas decretadas por el Gobierno de Cantabria, entre las que se establece el cierre perimetral de todos los municipios de Cantabria», aclaró a primera hora de la mañana de este jueves la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones. Muchos de esos puntos de vigilancia tuvieron un carácter itinerante, porque dados los recursos existentes, es imposible abarcar todo el territorio sin dejar vacíos.
«He ido por la mañana a Bilbao para hacer un examen importante. Llevaba justificante, pero no me ha parado nadie»
Guillermo Alonso | Castro Urdiales
«La gente ha cogido miedo»
En el inicio del periplo, a las diez de la mañana, por las calles de Castro Urdiales había menos vida que de costumbre. «La gente ha cogido miedo y sale menos de casa», asegura Guillermo Alonso en la pescadería Adelaida, en la plaza del Mercado. Dice que el cumplimiento de la nueva norma, que impide a los vecinos transitar de un municipio a otro sin causa justificada, depende más «de la responsabilidad de la gente que de las multas que vayan a poner, porque no hay nadie controlando esto», aclara. Él viajó a primera hora de este jueves a Bilbao con una justificación: «Tenía que hacer un examen importante y llevaba justificante, pero nadie me lo pidió, porque no había controles de ningún tipo», asegura.
«El BOC permite a los ciclistas pasar al municipio colindante haciendo deporte, y es lo que estoy aprovechando»
Pablo Colsa | Castro Urdiales
El equipo del periódico regresa a la A-8 camino de Laredo, y antes de acceder a la autovía encuentra uno de tantos ciclistas que han aprovechado el permiso especial que concede la norma. «El Boletín Oficial de Cantabria decía que se permitía ir hasta el municipio colindante haciendo deporte individual y al aire libre. Pues eso es lo que hago yo», se justifica Pablo Colsa, que es capaz de hablar sin detener el pedaleo. «Por lo que he calculado puedo ir hasta el Pontarrón de Guriezo y es legal, y eso son unos 14 kilómetros, así que bien», aclara antes de seguir su rutina deportiva. Como lo hicieron otros muchos ciclistas que ayer aprovecharon esa licencia que los concede la norma para acceder hasta el municipio de al lado.
Una vez en la autovía, la siguiente salida es la de Sonabia y Oriñón para continuar por la N-634. Desde lo alto del puente que salva la A-8 se contempla con claridad el sensible descenso del tráfico en la autovía, algo que marcó la diferencia este jueves respecto de días anteriores, en que todavía no se había adoptado la nueva medida. La gente viaja por trabajo, pero más allá de quien tiene justificación, nadie más se echa a las carreteras. Salvo algún despistado al que no le ha dado tiempo a conocer la restricción.
«Soy suiza y viajo en bicicleta con mi familia haciendo el Camino de Santiago. No sabíamos que había prohibiciones»
Ursula Hiltetrand | Oriñón
Junto al arcén de la vía nacional pedalean en bicicleta una pareja mayor y su hijo. Son extranjeros: belga el padre, y suizos los otros dos. «No sabíamos que no se podía pasar de localidad a localidad. Nadie nos ha informado, esperamos no tener problemas porque hace semanas que estamos haciendo el camino de Santiago desde Francia y nos ha cogido todo por sorpresa», cuenta la madre, Ursula Hiltetrand.
Confiesan que se han encontrado con la Guardia Civil dos o tres veces y que les han recomendado ser muy estrictos con la mascarilla cada vez que circulen por lugares poblados. «A ver si todo esto pasa pronto y podemos recuperar la vida normal», destacan camino de Laredo, que es la próxima parada en este viaje. En la villa pejina nada parece indicar que sea un día diferente al resto. El tráfico transcurre con normalidad, la gente camina por la calle y no hay colas ni aglomeraciones a las puertas de los supermercados, fruto del temor que se avanzó el pasado miércoles, cuando el anuncio de la nueva medida provocó pequeños problemas de desabastecimiento en algunas tiendas.
Más camiones que coches
De vuelta a la A-8, los camiones parecen dominar el tráfico, porque son mayoría, o tal vez la ausencia de turismos los hace resaltar aún más en el paisaje; y en la salida de Galizano (CA-146), ni un sólo coche. Precisamente en el pueblo más conocido de Ribamontán al Mar, Somo, cuna del surf cántabro, sorprende la vista del aparcamiento principal, que está completamente vacío. Y es que pese a ser un día laborable en medio de noviembre, es complicado que surferos llegados de toda Cantabria y de las provincias limítrofes no acudan a disfrutar de las olas de no ser por las limitaciones.
«Los vecinos de Bustio lo pasan mal porque aquí tienen la farmacia y el supermercado. Es como si fuera el mismo pueblo»
Alyra Mila | Unquera
La ruta de El Diario encuentra un vehículo de la Policía Local de Ribamontán al Mar en el extremo oeste del puente de Pedreña, pero los agentes sólo observan. Sirven, por así decirlo, de efecto disuasorio. Y así se atraviesa libremente hasta Gajano para engarzar de nuevo con la A-8.
De esta manera se continúa hasta el acceso a Torrelavega en un camino salpicado de sólo unos pocos vehículos. Nadie controla la entrada a la capital del Besaya, pero allí, como en Santander, la Policía Nacional estableció este jueves varios dispositivos para supervisar los movimientos de los vecinos.
En la salida de Torres se accede a Puente San Miguel, y en ese peregrinaje sobre ruedas se atraviesa Quijas, Barcenaciones y Casar de Periedo, hasta llegar a Cabezón de la Sal. Una vez en el lugar es fácil tomar de nuevo la A-8 para alcanzar la salida hacia San Vicente de la Barquera en un recorrido de carreteras casi vacías. Y para llegar al final del itinerario, la última parada antes de terminar el mapa de Cantabria es Unquera, límite de frontera con Asturias.
«Aquí estamos bastante tranquilos, la verdad. Estamos haciendo vida más o menos normal, con cuidado de cumplir con las restricciones», explica Ángel Suárez, que vive en el pueblo desde hace décadas y sufre al sacrificar el paseo diario que da hasta Bustio, en la zona asturiana, aunque en el justo momento en que se encuentra con El Diario, vuelve de cruzar el puente de forma sospechosa.
En el pueblo la situación es complicada. «No dejan a los asturianos pasar aquí, donde tienen el supermercado. Y además, la farmacia sólo está en el lado cántabro» argumenta Alyra Mila, vecina del lugar. «A ver si todo pasa pronto y volvemos a la normalidad».
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