Cantabria da marcha atrás y no abrirá la circulación con el País Vasco el próximo lunes

Los criterios sanitarios se han impuesto finalmente a los económicos. Cantabria ha optado por no asumir el riesgo de abrir el próximo lunes la libre circulación a través de Vizcaya después de que se hayan detectado distintos focos de covid-19 en hospitales del País Vasco, una situación que rompe la buena tendencia epidemiológica que seguía la comunidad vecina y que había animado al presidente Revilla y al lehendakari Iñigo Urkullu a adelantarse al resto de España en este aspecto de la 'desescalada'. Así lo ha acordado hoy el Ejecutivo regional después de estudiar el informe al respecto elaborado de urgencia por la Consejería de Sanidad. Aunque, según el decreto que regula el estado de alarma, los presidentes autonómicos tienen la prerrogativa para tomar esta decisión, Revilla prefirió someter el asunto a debate en el Consejo de Gobierno.

De esta forma, la movilidad no se reanudará hasta el próximo día 22, a la vez que con el resto de comunidades autónomas, cuando decaiga el estado de alarma. En ese momento podrán venir a Cantabria personas de cualquier punto de España, no sólo de Euskadi. Ese es el escenario más probable, pero no el único. Después de que el vicepresidente y portavoz regional, Pablo Zuloaga, hiciera pública en rueda de prensa la noticia, Revilla sigue sin descartar que la región vaya más rápido que el resto del país en lo que respecta a la movilidad entre comunidades autónomas. No será posible el día 15, pero su intención es no perder el fin de semana posterior a esa fecha.

«Vamos a esperar un poco y ver si podemos intentarlo el viernes 19», aseguró ayer el regionalista, que después de llamar a Vitoria para poner al día al lehendakari, volvía a repetir el argumento de que «es insostenible un país si no hay actividad económica», y advertía de que «el virus económico será peor que el sanitario».

El jefe del Ejecutivo está convencido de que levantar la 'barrera' una semana antes apenas tendrá efectos desde el punto de vista sanitario y que la comunidad está preparada para ello, pero sería «insensato»con un informe de Sanidad que recomienda lo contrario: «Yo podría abrir, pero si tomara la decisión unilateralmente sería una irresponsabilidad que no he querido aceptar».

Revilla lo acata a desgana, no como el ala socialista del bipartito, que en este asunto se ha mostrado más conservadora y ha sacado a relucir la palabra 'prudencia' cuando el presidente hablaba de acortar los plazos. «El Gobierno siempre ha demostrado que nos mueve la responsabilidad. Cantabria ha dado pasos siempre hacia adelante en la lucha contra la pandemia manteniendo criterios muy estrictos de salud pública. La ciudadanía ha respondido y eso es lo que nos ha permitido avanzar», destacaba Zuloaga. El vicepresidente considera que Revilla «acierta» tomando esa decisión, a la que se ha llegado con los informes sobre la mesa y con la intención de no comprometer el trabajo del personal sanitario y de los centros de mayores.

El documento elaborado por Salud Pública asegura que es muy difícil adelantar el impacto real que tendría la apertura de la movilidad, pero sí confirma que la aparición de los nuevos brotes en dos hospitales de Vizcaya y otro de Álava incrementan el riesgo de transmisión en Cantabria. Un riesgo que, hasta ayer, el bipartito, y especialmente el presidente Revilla, se mostraba dispuesto a asumir por el bien del sector turístico.

El foco más importante, el localizado en Basurto, suma ya 29 afectados confirmados y dos fallecidos. Aunque el informe que ha expuesto el consejero Miguel Rodríguez pone de manifiesto que la evolución de la enfermedad había sido hasta ahora favorable en ambas autonomías, esta última circunstancia ha elevado el número reproductivo básico en el País Vasco hasta 1,9 contagios por cada enfermo. En Cantabria, esta tasa ronda el 0,3, una diferencia muy notable teniendo en cuenta que los epidemiólogos consideran que por debajo de 1 la propagación del virus puede darse por controlada.

Desde el Gobierno vasco su consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, reconocía que este contratiempo frustra sus intenciones, pero aun así insistía en que la 'desescalada' en Euskadi, en términos generales, «avanza al ritmo previsto»:«Todos nosotros estamos intentando hacer esa evaluación de, al menos, una semana. Creo que sería precipitado avanzar, acelerar sin tener los datos de esa semana. Queremos ser cautos y trabajar de una forma rigurosa».

Castilla y León, como Cantabria y País Vasco, también ha revisado hoy su calendario hacia la 'nueva normalidad'. Visto lo visto, opta en el último minuto por tirar de freno de mano y pide ahora al Ministerio que mantenga en fase dos las provincias limítrofes con Madrid. Y más de lo mismo ocurre en Navarra y La Rioja, cuyas presidentas autonómicas venían valorando sumarse a la iniciativa de Revilla y Urkullu. Finalmente, con el mismo argumento que Cantabria, apuestan por esperar.

Una de las pocas condiciones que ha puesto el Gobierno central a las comunidades autónomas para autorizar el tránsito de viajeros entre ellas es que tanto la de origen como la de destino hayan alcanzado ya la 'nueva normalidad'. Con la posibilidad de abrir la frontera con Vizcaya desechada ya no hay prisa para superar la fase tres que arrancó el pasado lunes y reducirla de dos semanas –lo que recomienda el Ministerio de Sanidad– a una. Por el momento, la decisión se aplaza.

Este salto implicaría eliminar algunas de las restricciones vigentes en la etapa actual, así que el Gobierno regional prefiere esperar. Hasta el próximo jueves Revilla y sus consejeros no volverán a debatirlo. Si Cantabria mueve ficha podría concluir su 'desescalada' ese mismo día. Y en el peor de los casos acabaría el día 21, a la par que el resto de territorios. País Vasco no descarta que lo haga en cualquier momento a partir del lunes.

Así, decepción para los comerciantes y hosteleros de la comarca oriental, la que tiene mayor dependencia del turista vasco, y también para muchos alcaldes de la zona, que en los últimos días se debatían entre la prudenciay la necesidad de reactivación del sector. Quien sí ha aplaudido el sentido de la decisión ha sido la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, que lo ha calificado como «buena noticia» y ha defendido avanzar «paso a paso». Dos semanas por cada fase, y no reducirlo a una, algo que a su juicio es «de sentido común».

No se podrá pasar a Vizcaya y tampoco a Asturias, donde no han surgido rebrotes de tanta consideración. No se puede porque Cantabria sigue en fase tres y también porque el Principado tiene dudas. Revilla se lo comunicó ayer al presidente Adrián Barbón y este le informó de lo que después dijo la consejera de Bienestar, Melania Álvarez, que no se levantarían las restricciones a la movilidad por «cuestiones de salud pública».

Los acontecimientos de las últimas horas han variado por completo los planes de Revilla y Urkullu, que habían creado un frente común y se mantenían firmes en la idea de adelantar el tránsito entre ambos territorios una semana, una especie de «experiencia piloto» motivada por la gran repercusión económica que tiene para el sector turístico regional la presencia de visitantes vascos y la presión de los habitantes de la comunidad vecina por regresar a sus segundas viviendas. Es más, antes de que salieran a la luz los nuevos focos de covid-19, habían pedido a Madrid que fuera posible ya en la actual fase tres, desde el pasado lunes, algo a lo que se opuso el Ministerio de Sanidad.