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Hasta ahora, cuando los meteorólogos ponían el mapa de las temperaturas en los informativos de televisión, Cantabria era una de las envidias del país. La región había conseguido esquivar los embates de las cuatro olas de calor. Pero hoy no ha podido. Se ha derretido, ... literalmente. Ha sido un horno. Ni siquiera se salvó la costa. Santander llegó a los 41º y registró así la temperatura más alta de su historia, o al menos desde 1956, que fue cuando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) comenzó a contabilizar los datos. Ramales de la Victoria logró la máxima del día con sus 43,3º, se coló en el ranking nacional (5º) y se quedó a sólo dos décimas de los 43,5º de Terán (Cabuérniga), que el año pasado pulverizó todos los registros históricos de la comunidad.
¿Qué ha sucedido hoy? Una intensa masa de aire caliente subsahariano llegó de manera inesperada a Cantabria impulsado por el viento sur. «Las bajas presiones relativas de origen térmico sobre el oeste peninsular, junto con las altas presiones del Mediterráneo, han favorecido un flujo del suroeste que ha llegado aquí recalentado», explicó de manera técnica a este periódico Eroteida Sánchez, delegada temporal de la Aemet.
El alza de los termómetros sorprendió incluso a los propios meteorólogos. La Aemet tuvo que actualizar a las once de la mañana los avisos por altas temperaturas. La comunidad entera se tiñó de naranja ante el «riesgo importante» de superar los 40º. Y puntualizó: también en todo el litoral. «Lo que sucede es que han cambiado los modelos y desde Madrid han reajustado las previsiones. Esto se hace cuando hay datos que indican que habrá valores altos no sólo en un punto, sino en un área bastante significativa», añadió Sánchez.
Es lo que ocurrió. Además, a diferencia de lo que viene sucediendo a lo largo del verano, la costa tomó la cabeza y el mercurio de los termómetros comenzó su escalada.
La estación que la Aemet tiene en el aeropuerto Seve Ballesteros –frente a la bahía de Santander– se situó al frente del grupo. Antes del mediodía, ya superaba los 30º. Poco después, llegó a los históricos 41º. Algo inaudito en la capital, que siempre se ha visto beneficiada por la cercanía del mar, que ayuda suavizar las temperaturas incluso en los días más fuertes de la canícula. Santander superó su anterior marca, que databa de 1987, cuando el 17 de septiembre registró 37,6º.
La situación se ha invertido por la tarde. En la costa siguió haciendo calor, pero fue el interior el que tomó el relevo. Cada hora que pasaba, el mercurio subía un poco más en una escalada que parecía no tener final. Primero Tama, en Cillorigo de Liébana, y luego Ramales de la Victoria se colaron incluso entre las diez temperaturas más altas del país. Ramales llegó a los 43,3º y Tama a los 43,2º. Hasta seis estaciones de la Aemet superaron la barrera de los cuarenta grados. Además de las dos ya citadas, lo consiguieron las de San Felices de Buelna (41,2º), Villacarriedo (41,1º), Santander (41º) y Bárcena Mayor (40º).
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María Angélica Iguaran
El de hoy ha sido un día de esos a los que los cántabros no están acostumbrados. Muchos de los registros tumbaron incluso las diez temperaturas más altas de la región, que ya el año pasado habían pulverizado a su vez a las anteriores gracias a una de las dos olas de calor que sufrió la comunidad a mediados de julio.
Y todo esto se produjo tras una noche con temperaturas tropicales en numerosos puntos. Según la definición teórica, una noche tropical es aquella en la que los termómetros –las temperaturas mínimas– no bajan de los 20º. Y eso es precisamente lo que sucedió en numerosos puntos. En cinco de las estaciones de la Aemet, lo hicieron. Por ejemplo, en Santander. En la capital, se alcanzaron 20,7º a las seis y veinte de la madrugada. Pero no fue el lugar donde más calor hizo. El récord lo marcó Castro Urdiales con 22,1º a las cuatro y veinte de la madrugada. A muchos les costó dormir. Las mantas sobraban y las sábanas se pegaban a la piel. Esos 20º también se alcanzaron en Treto (22,2º), Torrelavega (22,2º) y Tresviso (21º).
La cuarta ola de calor que lleva desde el lunes instalada en la Península vivirá mañana su última jornada. Por su parte, Cantabria tendrá una nueva jornada de calor, aunque será mucho menos intenso que la de hoy. Aun así, la Aemet ha activado el aviso amarillo en el sur de la comunidad –lo que llaman la Cantabria del Ebro (Campoo y Valderredible)– y en Liébana. Ahí los termómetros podrían alcanzar temperaturas de hasta 35º. En el litoral serán mucho más suaves. La máxima prevista en Santander es de 26º, en Castro Urdiales 28º y en San Vicente de la Barquera 27º.
Aunque el sol apretará menos, las autoridades insisten en sus recomendaciones a la población para evitar golpes de calor. El Servicio de Emergencias del 112 recomienda extremar la prudencia y pide de nuevo a los ciudadanos y visitantes que eviten la exposición directa y prolongada al sol, sobre todo en las horas centrales del día; también que no realicen esfuerzos o actividades físicas innecesarias. «Es co dratado y evitar las comidas copiosas. Para favorecer la regulación del calor corporal, es bueno utilizar ropa ligera y holgada que debe acompañarse de gorro, gafas y crema protectora», insiste el organismo dependiente del Gobierno regional.
Con calor intenso, el 112 señala que hay que «prestar una especial atención a niños, ancianos y personas con algún tipo de patología, que son los más vulnerables a sufrir deshidratación o golpes de calor».
La de mañana será la última de las dos jornadas consecutivas de altas temperaturas. «Todo cambiará a partir del viernes. Las máximas descenderán notablemente e incluso habrá precipitaciones, algo que se repetirá también el sábado y el domingo», explica la delegada provincial de la Aemet. «Este giro brusco se producirá porque a partir de mañana el viento cambiará. Por la tarde soplará del oeste y rolará hacia el norte. Además, los modelos que manejamos apuntan a que habrá precipitaciones los dos días del fin de semana», añade Sánchez.
El sábado y el domingo las temperaturas se resentirán notablemente, sobre todo las máximas. En Santander y Torrelavega apenas superarán los 20º y en Reinosa ni siquiera llegarán a esa cifra. Allí los termómetros les costará allí llegar a los 17º. Para hacerse una idea del descenso térmico, la Aemet anuncia que la máxima la marcará San Vicente de la Barquera con 22º. Y las mínimas en Reinosa oscilarán entre los 8º y los 11º.
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