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Parece una broma de mal gusto, pero se trata simplemente del ciclo al que está destinada casi la mitad del agua en Cantabria. Todos ... los años la Administración realiza una inversión millonaria para suministrar con litros de agua a los ciudadanos. Su destino está a la orden del día en todos los ámbitos de la vida: llega a los hogares, a los negocios y a los sectores económicos, así como a todos los municipios para que pueda realizarse el riego de jardines, el baldeo de calles y demás usos cotidianos. No obstante, en su camino hacia todos estos lugares el agua sufre un goteo constante que cuesta un dineral a los cántabros.
Y lo peor es que no se trata de una eventualidad. Se debe al mal estado de la red de abastecimiento y suministro de agua en la Comunidad, una circunstancia que termina con miles de metros cúbicos de líquido en un sumidero por culpa de las deficiencias en la canalización o roturas en las tuberías. De todo el suministro que sirve para nutrir a viviendas, negocios y explotaciones agrarias de la región, hasta un 39,8% termina inservible, no registrada, o lo que es lo mismo: de los 75 millones de metros cúbicos de agua prestados en 2016, más de 30 quedaron desaprovechados. El despropósito hunde a Cantabria en la peor posición del ranking de pérdidas por fugas o averías en España solo por detrás de La Rioja, la única con un porcentaje de pérdidas por encima del 40%, tal y como se desprende del último informe bienal sobre el suministro y saneamiento del agua elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
José Fernández dirige el departamento de Aguas, que forma parte de la dirección general de Medio Ambiente en el Gobierno de Cantabria. El responsable apunta a las zonas menos habitadas de la Comunidad como lugares más perjudicados por las fugas. «Normalmente, estos problemas suceden en las pequeñas poblaciones, donde no hay medios de control entre caudal suministrado en alta y en baja, es decir, no registrada». Tal y como apunta el director general de Aguas, «la red en baja es gestionada por los ayuntamientos, siendo cada uno de ellos quien puede verificar la eficacia en cada caso». El departamento calcula unas pérdidas de entre el 20 y el 50% dependiendo de cada municipio. Miles de litros perdidos ilustran la gravedad del problema. Por eso, desde el Gobierno regional se apoya cofinanciando hasta en un 60% las actuaciones en materia de abastecimiento para su mejora.
José Fernández | Director del departamento de Aguas del Gobierno
Fernández calma los nervios de los posibles afectados por averías y explica que «las pérdidas de agua se producen entre el depósito general y el contador de cada vecino, de modo que estas pérdidas no les afectan directamente a ellos». De esta forma, las facturas con cantidades desorbitadas de dinero recaen sobre los ayuntamientos o la empresa concesionaria, los cuales, añade el responsable del área, «intentarán minimizarlas al ir contra su cuenta de resultados». Con todo, desde el departamento aseguran que «en toda la legislatura no ha existido ningún problema en toda la Comunidad Autónoma con las infraestructuras existentes». Una red de abastecimiento que, tal y como recuerdan desde Medio Ambiente, «fueron apoyadas en 2017 por un 'Plan de Sequía' que aportó agua en cisternas en el estiaje a los municipios de la parte alta que así lo necesitaron». Estos receptores fueron fundamentalmente localidades de la zona sur y Liébana.
Cantabria encabeza prácticamente dos lecturas posibles del informe bienal del Instituto Nacional de Estadística sobre el suministro de aguas. Es la segunda comunidad más afectada por las fugas y las averías y, al mismo tiempo, es la segunda con mayor gasto de agua al día. Cada cántabro empleó en 2016 una media de 155 litros de agua al día en el hogar, el consumo más elevado por autonomías solo superado por la Comunidad Valenciana, con 163 litros. Los datos que arroja la región aumentan en 19 litros los de la media española, con 136. Des 2014 a 2016, Cantabria ha aumentado en un 2% su consumo, subiendo así un puesto en la lista de comunidades españolas, del tercero al segundo más alto. Asimismo, el informe del INE revela que la región es la novena con el precio más bajo por metro cúbico de agua con 1,72 euros.
El Ayuntamiento de Santander lleva a cabo diferentes protocolos para reducir el impacto de las fugas y averías en la red de agua potable -de más de 450 kilómetros de extensión- que abastece a la capital. Anualmente se revisan en torno a 100 kilómetros, además detectar y reparar entre 80 y 100 fugas. Para examinar el suministro de líquido, la Administración actúa mediante la sectorización y monitorización de la red, de modo que el recorrido quede agrupado en una treintena de sectores. Tal y como informa el Ayuntamiento, en cada uno de estos tramos «se han instalado equipos de medición de caudales y presiones en continuo que aportan datos de los consumos de agua que en cada instante se están produciendo».
Ayuntamiento de Santander
El examen no queda ahí. Toda esta información se procesa e interpreta en un puesto de control, de modo que «se puede conocer en todo momento si el consumo está por encima de un valor considerado estándar, y por tanto poner en marcha a nuestros equipos de búsqueda de fugas». Entre estas medidas y las inversiones continuadas en renovaciones y mejoras de las infraestructuras en las redes de distribución y depósitos de agua, el Consistorio ha logrado paliar de forma importante estos problemas. Tal y como informa la Administración municipal, entre el año 2006 y el año 2018 la reducción del volumen suministrado desde las captaciones ha sido de más del 20%, pasando de más de 24 millones de metros cúbicos anuales o algo más de 18 millones.
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