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Mariana Cores
Santander
Sábado, 12 de junio 2021, 18:20
El buen tiempo le ha servido a Cantabria como ensayo general de cara al verano. Autovías con retenciones y playas, terrazas y paseos que recuerdan ... a la alegría de la época de la prepandemia. Las zonas más orientales de la región empiezan a llenar sus restaurantes y alojamientos. Las casas de fin de semana han respirado aire limpio y las autocaravanas han campado a sus anchas. Cantabria celebra el fin de las restricciones, solo focalizadas en la obligación de llevar mascarilla y el aforo controlado en los establecimientos de hostelería y comercios. Un buen preludio de la temporada estival que está a punto de llegar.
Los primeros avisos los dieron los vecinos del País Vasco, que ya el viernes, a última hora de la tarde, comenzaron a atascar la A-8, provocando tráfico lento a la altura de localidades como Noja, Laredo o Castro Urdiales y que esta mañana llegaron a convertirse en pequeñas retenciones.
Precisamente en esta última villa marinera, turistas y residentes vascos con segundas viviendas en la región animaron las playas de Brazomar y Ostende, así como los muelles de Don Luis y San Guillén.
La temporada estival se abre paso en la localidad castreña y las terrazas de bares y cafeterías son testigos del ambiente relajado, al igual que en el concurrido paseo marítimo, que desde este sábado vuelve a prolongarse en más de medio kilómetro, gracias a la reapertura del dique norte del puerto, tras la ejecución de la primera fase de las obras de mantenimiento de esta construcción frecuentada diariamente por numerosos viandantes.
Santander tampoco se queda atrás. La capital cántabra acoge este fin de semana turistas de lugares como Valladolid, Salamanca o Madrid. Quienes no hubieran hecho reserva para las noches del viernes o del sábado, solo tuvieron la opción de cenar de pinchos.
A media mañana, los autobuses que unen el centro con El Sardinero recuerdan a los mejores días de verano, sin llegar a las aglomeraciones del mes de agosto. La misma situación se repite en las playas de la ciudad. Desde Los Peligros hasta la Segunda, los bañistas disfrutan de las buenas temperaturas, sin los agobios propios del verano. Incluso en la Primera se disputó ayer una prueba de relevo de Taplin (nado, tabla, esquí tipo piragua y carrera), «da gusto ver que competiciones como esta vuelven a las playas. Aunque no conozco a nadie que participe, ¡es que estoy hasta emocionado!», decía con mucho ánimo Joaquín Sánchez.
A escasos metros, un grupo de seis amigas, llegadas desde Madrid para pasar el fin de semana, comentaron que «teníamos tantas ganas de playa que no se nos podía ocurrir mejor plan que este», comentó Almudena Echenove. Todas coincidieron al comentar que «en este momento, se te olvidan los malos momentos que hemos pasado. La verdad es que el saber que nuestros padres y abuelos están vacunados, ayuda a que nos relajemos».
Ana Ruiz, médico de familia, disfrutaba ayer en la toalla junto a su novio, «soy consciente de que el peligro absoluto no ha pasado, pero todos necesitamos relajarnos. El mejor lugar que se me ocurre es la playa. Lo único que me choca es ver a tanta gente paseando por la orilla sin mascarilla. Eso hay que cuidarlo. Otra cosa es es
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