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Cantabria cerró la temporada de salmón, que concluyó con el mes de junio, con un total de 48 ejemplares capturados, la mejor cifra de los tres últimos años. Las buenas condiciones de los ríos, con caudal suficiente, ayudaron a mejorar unos números que continúan siendo ... muy discretos. Los 17 peces izados durante la última semana de la campaña contribuyeron a lograr ese resultado. Muy lejos, en tiempo y cifras, queda la temporada de 1969, cuando se pescaron más de 2.000. 2016 fue la última campaña en que se superó el centenar.
El Pas se coronó como el río más salmonero, al sumar 25 peces, mientras que del Asón se sacaron once y del Nansa diez; del Deva sólo salieron dos.
«Teníamos miedo de una temporada mala –reconocía el subdirector general de Montes y Biodiversidad, Óscar González–, pero al final hemos salvado los muebles: empezó un poco floja, pero a media temporada hemos remontado bastante bien los números. Se han capturado 48 peces, así que no es una de las peores temporadas, y se puede calificar de buena».
«Ha sido un buen año de agua, ha llovido en junio y los ríos tenían caudal. Estamos constatando además que las entradas de los salmones en los ríos cada vez son más tardías».
González admitió la dificultad de hacer crecer la población de salmones en Cantabria ante la «tendencia global» de su disminución. «No es algo exclusivo que afecte sólo a las poblaciones de salmones de Cantabria. El salmón es una especie del Atlántico Norte, que requiere aguas muy frías para vivir; nuestra región, como el resto de la Cornisa Cantábrica, se encuentra en el límite sur de su área de distribución. Cualquier pequeño cambio en los factores ambientales, de las propiedades físico-químicas del agua, o la disminución del caudal de los ríos van a provocar que las poblaciones se vean rápidamente alteradas».
Ante esta situación, el Gobierno de Cantabria trata de frenar la merma e incrementar la presencia de ejemplares en los ríos mediante la repoblación. «Tenemos un plan que está funcionando muy bien, y en la medida de lo posible lo vamos a seguir impulsando, haciendo un esfuerzo por aumentar el número de individuos que se sueltan –este año han sido 300.000–. Es un factor que siempre tiene muy buena respuesta: cuanto más se repueble, más peces va a haber».
Manuel Borbolla, presidente de la Sociedad de Fomento de Caza y Pesca, también cree que la repoblación «es el camino a seguir», aunque considera que hay que multiplicar el número de ejemplares de las sueltas de esguines. «De todas formas, de nada sirve hacer ese esfuerzo si no hay un control sobre los predadores, cormoranes sobre todo, y también nutrias y garzas». «Hay que hacer un esfuerzo mayor y repoblar más, trabajar en la mejora del hábitat, la limpieza de las riberas y facilitar el desove y el acceso a aguas frías: todo eso es imprescindible».
Borbolla también consideró positivo el balance de la campaña. «Dentro de lo negativo de las anteriores, la gente está más o menos contenta. En la cuenca del Pas y del Nansa se ha estado a punto de cumplir el cupo. Hemos tenido suerte de que ha llovido mucho, ha habido caudal y hemos tenido agua durante toda la temporada, que es fundamental para la pesca del salmón. También hemos visto la tendencia de los salmones a entrar cada vez más tarde en los ríos: la mitad han salido a mitad de temporada, casi todos en junio. Parece ser que la gente está viendo bastantes salmones que han quedado en cada cuenca; seremos cautelosos y esperaremos a que suban para la freza (para desovar), cuando pasen por los contadores y sepamos cuántos tenemos».
Para Enrique Corsini, ésta será una temporada inolvidable, después de sacar el campanu dos semanas después de su inicio en el coto Güedes del Pas, un hermoso pez que dio casi siete kilos y medio en la báscula –el más grande de la campaña se pescó en el coto Cuede, en el Asón, con cerca de diez kilos de peso–, y que alcanzó un precio récord en la subasta, 8.400 euros «Yo estoy encantado. Para mí ha sido una temporada buenísima y he disfrutado bastante yendo al río, viendo a la gente y viendo salmones. He empezado a pescar salmón cuando la cosa estaba ya bastante mal, en 2019, y el de este año es el primero que pesco: me he estrenado después de cinco años». En general, cree que «ha habido movimiento». «Yo no cogí más, pero aquí al restaurante –El Hostal del Pericote, en Oruña– nos trajeron uno que pescaron en zona libre para guardarlo en la cámara. Se ha visto poca gente pescando, y los pocos que había, gente que sabía lo que hacía, decían que sí se veían salmones, pero han sido complicados».
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