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Cantabria es la primera comunidad autónoma en iniciar el reparto de las tarjetas monedero de ayuda alimentaria para familias con hijos de corta edad impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030. Cruz Roja, institución colaboradora del Gobierno central para poner en ... marcha este nuevo sistema, entregó este lunes las primeras a las familias derivadas por el Gobierno regional.
Hasta la fecha, la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad ha remitido a 223 familias, que agrupan a un total de 836 miembros –436 de ellos menores de edad–, a Cruz Roja, aunque el proceso para determinar el número final de beneficiarios de las tarjetas está aún activo.
Cantabria participó la pasada semana, junto al resto de comunidades, en un Consejo Territorial del Ministerio de Derechos Sociales, en el que su titular, Pablo Bustinduy, apremió a los responsables regionales del área a aplicar el nuevo modelo, que comenzó a funcionar el pasado mes de abril. Desde ese momento, los Gobiernos regionales están habilitados para empezar a identificar y derivar a las familias que cumplen con los requisitos para convertirse en beneficiarios de las tarjetas monedero, en el ejercicio de sus competencias exclusivas en servicios sociales.
Para la puesta en marcha de este proceso, el Ministerio ha celebrado varias reuniones de trabajo técnico con todos los Gobiernos autonómicos en el último mes y ha dado respuesta a más de veinte preguntas para aclarar dudas técnicas y jurídicas. A propuesta de Cantabria, todas estas respuestas han sido recogidas en una guía orientativa que permitirá que se siga una misma línea en toda España.
El Ministerio de Derechos Sociales ha instado a todas las comunidades autónomas a acelerar la implementación de las tarjetas monedero en sus respectivos territorios, «para complementar los servicios de asistencia alimentaria que ya están operativos y que permiten, en su conjunto, alcanzar a todas las personas que necesitan estos servicios».
Las tarjetas monedero son el nuevo modelo de ayuda para familias en situación de extrema vulnerabilidad, que cobren menos del 40% de la mediana estatal y tengan niños o adolescentes a su cargo. Con la implantación de las mismas, se cumple con el objetivo prioritario de luchar contra la pobreza infantil, fijado por la Comisión Europea con el Fondo Social Europeo Plus (FSE+) que financia el programa de las tarjetas monedero. Para facilitar la transición hacia este nuevo modelo, el Gobierno de España puso en marcha el sistema este año, de manera transitoria y extraordinaria hasta enero de 2025.
Según explicó el director general de Dependencia, Eduardo Rubalcaba, la tramitación de las tarjetas monedero comienza con la presentación de una solicitud por parte de las familias en el ayuntamiento en que estén empadronadas. Los ayuntamientos envían esos formularios tanto a Cruz Roja como a la Consejería, para dejar así constancia de los grupos familiares derivados. Posteriormente, Cruz Roja se pone en contacto con ellos para realizar una entrevista, comprobar que se cumplen los requisitos, y hacer entrega de las tarjetas.
El coste de las tarjetas para las 223 familias hasta ahora derivadas al nuevo sistema en Cantabria asciende a 317.680 euros, más de un tercio del importe total que se ha destinado a la región –891.000 euros–. «Estas cifras arrojan una media de 175 euros por familia y mes, y nos viene a indicar que, más o menos, el número de familias objeto de las ayudas será de unas 635», apuntó Rubalcaba, un número muy alejado de las que vienen contando con apoyo en Cantabria.
Con el nuevo sistema, las familias que cumplen los requisitos reciben una tarjeta en la que se carga una determinada cantidad de dinero mensual –en función de las personas que la integran–, con la que pueden acudir a determinados establecimientos –en Cantabria, Carrefour, Eroski-Caprabo y Alcampo– y adquirir una serie de productos. Con esta fórmula, según el Ministerio, se evita la estigmatización de las familias necesitadas, que tienen además la posibilidad de comprar productos frescos y de higiene, a los que no podían acceder con los Bancos de Alimentos. La insuficiente dotación económica del plan, los problemas derivados de tener que adquirir forzosamente los productos en esas cadenas de alimentación y la insuficiente dotación de fondos constituyen las principales críticas a las tarjetas.
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