«Cantabria no puede presumir de la calidad de su enseñanza cuando permite la precariedad salarial»

Los conserjes critican que apenas perciben 900 euros netos al mes, cuantía equivalente al actual salario mínimo interprofesional, y denuncian que son «el único» grupo de subalternos del Gobierno de Cantabria que no percibe ni un solo complemento no estructural de los recogidos en el Convenio del Personal Laboral. «Nuestro sueldo está 300 euros por debajo de la media del resto», detallan. Por eso, la plataforma que representa sus intereses centra su principal reivindicación en el reconocimiento de la dedicación especial, la denominada jornada prolongada, para todos los conserjes, lo que supondría 223 euros más al mes para cada uno de los dos centenares de subalternos de institutos, escuelas de Idiomas y de Adultos, conservatorios de Música...

Fue la primera protesta laboral a la que se enfrenta la nueva consejera del área, Marina Lombó, después de los distintos conflictos, procedentes de distintos ámbitos, que vivió su antecesor en el cargo, Francisco Fernández Mañanes, bajo cuyo mandato no se solucionó el problema de los subalternos. En nombre del colectivo, la presidenta del comité de empresa del personal laboral del Gobierno de Cantabria, Isabel Rodríguez, solicitó, sin éxito, una reunión a Lombó, presente en el edificio de Ministerios. «Nos han dicho que tenía la agenda ocupada, pero sólo queríamos preguntarla si tiene previsto incluir en los presupuestos de 2020 la partida para abonar ese complemento solicitado, nada más», explican desde la plataforma. «Su negativa la interpretamos como una falta de voluntad por solventar el problema, entendemos que no quiere comprometerse a nada y que no tiene ninguna intención de comenzar a saldar la deuda histórica que el Gobierno mantiene con los subalternos de Educación», aseguran.

Anuncian los conserjes que no van a cejar en sus movilizaciones: ya tienen prevista otra acción de protesta en las próximas semanas si desde la Administración no se da respuesta a sus peticiones. «Sabemos, por experiencia, que si permanecemos quietos nuestras reivindicaciones caerán en el olvido y las prioridades de nuestros dirigentes políticos seguirán siendo otras», señalan.