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Prudencia ha sido la palabra más repetida por las autoridades sanitarias en las sucesivas olas de covid. Y todavía sigue siendo así. Porque el virus no ha desaparecido pese a la eliminación de casi todas las restricciones que han marcado las distintas fases de la ... pandemia. Prueba de ello son las oscilaciones que están experimentando muchas comunidades autónomas en el recuento de los casos y en las tasas de incidencia. Hay territorios que están sufriendo aumentos, aunque nada tienen que ver con la intensidad de anteriores ondas, gracias a la amplia cobertura de vacunación, pero que en cualquier caso obligan a no bajar la guardia en el escenario de la nueva normalidad que se vive en la actualidad.
En este contexto, Cantabria se sitúa ahora mismo como la quinta comunidad con la incidencia más baja de España (38 casos por cada cien mil habitantes), lo que supone once puntos por debajo de la media del país, que se sitúa en 49 casos, según la última actualización del Ministerio de Sanidad, con datos consolidados a las 15.00 horas de ayer.
Unos registros que contrastan con la situación en el arranque de octubre, cuando Cantabria contaba con la incidencia más alta de todo el país, con 84 casos por cada cien mil habitantes, ya que el retroceso de la quinta ola estaba siendo más lento que en otros puntos. De hecho, la región ha reducido más de la mitad este indicador en apenas un mes y más de seis veces si se compara con los datos de los primeros días de septiembre, cuando este valor ascendía hasta los 268 casos.
Precisamente por esta razón, por su lenta mejora en algunos indicadores, Cantabria ha sido una de las comunidades autónomas que más ha ralentizado la flexibilización de medidas, mientras las incidencias de sus comunidades vecinas se adentraban o prácticamente rozaban los valores clasificados como nueva normalidad, es decir, con una tasa acumulada a 14 días por debajo de 25 casos.
Pero, ¿cuál es la tendencia actual? Cantabria escapa a los aumentos de la incidencia que se están produciendo en otros puntos del país y sigue reduciendo este indicador jornada tras jornada, salvo pequeñas variaciones puntuales que no cambian el comportamiento a la baja. Así, en la contabilidad del martes, dada a conocer ayer, apenas se registraron once casos. Eso sí, la región todavía no ha alcanzado el citado umbral de la nueva normalidad y vive en una situación de «riesgo controlado», tal y como ha definido la Consejería de Sanidad a este nivel intermedio.
Y no es la única. Con los últimos datos del Ministerio, sólo dos autonomías cuentan con una incidencia propia del escenario de nueva normalidad: Extremadura, que roza el límite con 25 casos por cada cien mil habitantes, y Galicia, que cuenta con el mejor dato de todo el país, con 19 casos.
Los datos de las comunidades limítrofes con Cantabria muestran que todas ellas han empeorado su incidencia acumulada en las últimas dos semanas -aunque no son todavía cifras motivo de preocupación-. Es el caso del País Vasco, que anotaba 54 casos por cada cien mil habitantes el pasado 15 de octubre y ahora alcanza los 85, más del doble que Cantabria. También ocurre en el caso de Asturias, que hace dos semanas contaba con la segunda menor incidencia de España, con 17 contagios de media, una cifra que ahora ha multiplicado hasta los 40 positivos actuales. Por último, Castilla y León ha visto crecer igualmente sus cifras y pasa de los 31 casos de mediados del mes pasado a los 53 que marcaban los datos de ayer.
A pesar de que la media del país esquiva a día de hoy el riesgo medio, nueve comunidades superan el umbral de los 50 casos. Las que presentan los peores datos son Baleares, con 89 casos por cada cien mil habitantes; el ya citado País Vasco, con 85; y Navarra, con 84.
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