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La grave crisis migratoria que vive Canarias, con la llegada de más de 28.000 africanos a las islas en los diez primeros meses, ha desatado una guerra entre el Gobierno de España y el PP. Los ejecutivos autonómicos de Andalucía, Extremadura, Aragón, Canarias ... y, sobre todo, Madrid, están alzando la voz por la falta de «información», falta de «medios», improvisación o «nocturnidad» en la operación de traslados masivos de 'sin papeles' a la Península que ha iniciado el Gobierno de Pedro Sánchez, que solo está facilitando datos parciales y con cuentagotas sobre su objetivo de descongestionar las islas ante una situación que amenaza con superar la denominada crisis de los cayucos de 2006, cuando en un año llegaron 31.678 personas al archipiélago canario. Según confirma la Delegación del Gobierno en Cantabria, por ahora el Estado no ha trasladado a ninguna persona en esta situación a la comunidad autónoma.
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Melchor Sáiz-Pardo
Tras un conato a cuenta de la reforma pendiente de la financiación autonómica y del Pleno en el Senado contra la amnistía a los encausados del 'procés' celebrado hace una semana, este es el primer gran enfrentamiento entre el Gobierno en funciones de Sánchez y los ejecutivos autonómicos del PP; el contrapoder territorial de que disponen los populares para responder a las políticas de La Moncloa. Ayer, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en funciones, José Luis Escrivá, por primera vez dio una cifra aproximada del volumen de ese operativo que ha puesto en pie de guerra al PP al reconocer que han sido entre 5.000 y 6.000 los inmigrantes que el Gobierno ha trasladado en las últimas semanas desde Canarias a la Península. Según el ministro, en estos momentos hay 13.000 migrantes en la red de acogida estatal: 6.000 en las islas y 7.000 en la Península, aunque «no todos vienen de Canarias», precisó.
No obstante, los planes de su departamento, según diversas fuentes, pasan por alojar en el continente en breve a unos 11.000 inmigrantes, buena parte de ellos en cuarteles en desuso (por ejemplo en Madrid ya se trabaja en acondicionar instalaciones de Carabanchel y Alcalá de Henares), además de en residencias, hoteles y hostales.
En el caso de Cantabria, los posibles recursos son los que están adscritos a la red estatal. Principalmente el centro de acogida de Cruz Roja en Torrelavega y los que están a disposición del Ministerio a través de convenios de distinto tipo con organizaciones y entidades sin ánimo de lucro como Nueva Vida. Los mismos que se activaron cuando España puso en marcha la operación humanitaria por la llegada de refugiados ucranianos. Todos recursos estatales, no de titularidad autonómica, que sí servirán para acoger, cuando toque, a menores extranjeros no acompañados. Por ahora, Cantabria se ha comprometido a recibir a cerca de treinta jóvenes llegados también por mar a Canarias, aunque tampoco hay fecha.
Precisamente, Escrivá se ha convertido en el ariete del Ejecutivo central contra las autonomías 'rebeldes' populares y los responsables del PP. El ministro ha acusado en los últimos días a Isabel Díaz Ayuso de marcar el paso al resto de gobiernos del PP en contra de la operación de traslados. Incluso ha afeado directamente a diputados de la oposición, como Rafael Hernando, que aticen «las llamas del odio» por asegurar que el «Gobierno sanchista ha decidido colaborar con el negocio organizado por las mafias del tráfico ilegal de personas, convirtiéndose en el último eslabón de la cadena» con los vuelos a la Península.
Ayer, el titular de Inclusión siguió alimentando la polémica al afirmar que «se está intentando hacer una utilización xenófoba y política oportunista con este asunto» cuando en realidad la llegada de africanos provocada por esta nueva crisis de los cayucos tiene una «dimensión mucho menor» que la operación para acoger refugiados ucranianos porque en esa ocasión se concedió protección temporal a 200.000 personas.
Lo cierto es que Ayuso, tal y como denuncian desde La Moncloa, efectivamente está liderando el rechazo a las formas en que se está llevando este operativo, en el que un millar de sin papeles se van a alojar en la Comunidad de Madrid. La presidenta se ha mostrado especialmente dura. «Canarias llevaba mucho tiempo avisando y Sánchez no ha hecho nada hasta ahora», argumentó. «Solo cuando el problema ya se ha desbordado y ya le superan las imágenes, que es de lo único que viven, es cuando se ha tomado una medida como esta, con nocturnidad», afirmó.
Canarias vive ya la mayor crisis migratoria desde que en 1994 los primeros cayucos se aventuraran desde las costas occidentales de África a ganar el archipiélago español. En las estadísticas oficiales del Ministerio del Interior, que se remontan a 2002, no hay cifras parangonables a lo que está ocurriendo en la actualidad. Y no solo por el hecho de que el número de llegadas de este 2023 vaya a superar las 31.000 del 2006, el año de la crisis de los cayucos, sino también por otros registros igualmente inquietantes. Y es que hay jornadas, como la del pasado sábado, en la que solo en 24 horas llegaron a El Hierro 812 inmigrantes en cuatro embarcaciones. Uno de estos cayucos, que arribó al puerto de La Restinga, además, batió el récord histórico de pasajeros: 320 personas a bordo de una sola nave. Desde hace meses, tanto en Interior como el Gobierno de Canarias tenían en su poder informes que apuntaban a que una avalancha así podría desatarse a partir del verano, ya que la colaboración española con Senegal, punto de partida de la mayoría de los cayucos de mayor envergadura que llegan a El Hierro o al sur de Tenerife, ha caído en picado debido a la inestabilidad en ese país.
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