El viento sur eleva los termómetros por encima de los 33 grados en Cantabria

El particular efecto que en Cantabria tiene el viento que sopla de esa dirección, que desciende seco y cálido tras toparse con la cordillera, fue el origen de una jornada sofocante, más que veraniega, ya que ni aún en esa estación son frecuentes días de tanto calor.

La estación meteorológica del aeropuerto midió 35,2 grados, la máxima registrada en toda la región, seguida de la tomada en Cueto, 33,6º. En San Vicente también se dejó notar el bochorno, con 33.0 grados, así como en Castro (30,6) Lejos de la costa, se superó la marca de los 30 grados en numerosas localidades, como Torrelavega (33.2º), San Felices de Buelna (31.8), Santillana del Mar (31.3) y Ramales (30.5), entre muchas otras.

Los vientos, que arreciaron en algunas zonas de Cantabria, estuvieron precedidos por alertas meteorológicas de nivel amarillo, con aviso de galerna en el caso de la franja de litoral, y de fuertes vientos en la comarca lebaniega, lo que no impidió que en otros puntos de la provincia se dejasen sentir veloces rachas, como las de más de 70 kilómetros por hora de Alto Campoo.

Como es también habitual en estas suradas extremas, un turbón puso fin de forma drástica a ese calor inusual, con un brusco cambio de viento que comenzó a soplar del oeste, con intervalos muy fuertes junto al mar, y que se dejó sentir con especial intensidad en algunas áreas, como la de Somo, donde barrió todo el arenal.

El desplome de las temperaturas se mantendrá el martes, en un día que nada tendrá que ver con el de hoy, lunes, y en el que será necesario volver a sacar las chaquetas del armario. Las poblaciones de la costa, donde más se notó el efecto del sur, serán también las que más sientan ese súbito enfriamiento, con caídas de más de diez grados.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), anuncia cielos claros y nubosidad de evolución en las horas centrales, sin descartar chubascos dispersos por la tarde, más probables en el tercio oriental.