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Cantabria registró el año pasado el número más bajo de nacimientos de la serie histórica. Solo 3.148. Son muy pocos, sobre todo si se comparan con los 9.072 de 1976. La natalidad continúa en barrena y los expertos demandan a las administraciones « ... medidas más contundentes y agresivas a largo plazo». Con la calculadora en la mano, en 2023 nacieron poco más de ocho niños al día. Es un dato desolador. El descenso fue del 2,4%, cuatro décimas incluso superior que la media del conjunto del país. Tampoco consuela que haya comunidades peores. Por ejemplo, Castilla-La Mancha, La Rioja y Castilla y León, con bajadas del 10,5%, 9,4% y 5,1%, respectivamente. Ante este «inquietante» panorama, sanitarios y demógrafos demandan visión de Estado y eliminación de las medidas «cortoplacistas».
El techo en Cantabria se alcanzó en 1976, cuando se superó la barrera de los 9.000 nacimientos -exactamente, 9.072-. A partir de ahí, la caída fue sostenida hasta 1995, cuando empezó de nuevo a remontar. Este segundo pico llegó hasta 1998 con la cifra de 5.886 alumbramientos. Desde entonces, la caída ha sido constante. Para entender la dimensión real, solo hay que echar un vistazo al gráfico adjunto de los datos regionales. Desde 2009, la natalidad ha descendido en Cantabria más del 30%. De los 5.619 niños que vinieron a esta parte del mundo en 2010 a los 3.148 del año pasado. «A los demógrafos no nos gustar caer en los alarmismos, pero las cifras de Cantabria son más que preocupantes», afirma rotundo Pedro Reques, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Cantabria (UC). Lleva tres años jubilado, pero sigue de cerca la evolución. «Lo peor es que parece que nos hemos acostumbrado a esta bajada continuada. Cada ejercicio batimos el récord, como con el calentamiento global del planeta», apostilla.
No es el único profesional que expresa su pesar. «Para que la gente pueda hacerse una idea, en Valdecilla atendemos entre 80 y 100 partos menos cada año», explica Yolanda Jubete, jefa del Servicio de Ginecología del hospital santanderino. «Repasando, hubo 2.768 nacimientos en 2021, 2.679 en 2022 y 2.544 en 2023. Desgraciadamente, nos hemos acostumbrado tanto que ya ni nos llama la atención», apostilla.
A nivel nacional, también continúa la tendencia a la baja durante la última década, con la particularidad que solo se interrumpió en 2014. Desde entonces, el número de nacimientos ha descendido el 24,1%.
La estimación de nacimientos del INE también ahonda en otros datos a los que los expertos sacan punta. Las parejas cada vez deciden tener hijos más tarde. El grupo mayoritario de las que fueron madres el año pasado tenía entre 30 y 34 años (1.055 nacimientos), seguido del de 35 a 39 años (1.015). Las madres de 40 años o más fueron 379 (26 tenían entre 45 y 49). «La edad idónea sería entre 24 y 26 años, pero hay una especie de fecundidad social que no tiene nada que ver con la fecundidad natural», resume Reques.
Una postura que comparte Jubete, que apunta a tres causas perfectamente identificadas. «Las primeras, claramente, son socioeconómicas. Primero, la incorporación de la mujer plenamente al trabajo. Ya no solo queremos cooperar en casa, ya somos unas profesionales como lo son los hombres. La dedicación y el esfuerzo necesario para conseguirlo suele coincidir en el tiempo con los años en los que somos más fértiles», argumenta. «Ahora las mujeres cercanas a los 40 años quieren ser madres y ya están al límite de su edad biológica para procrear», apostilla.
En segundo lugar, la jefa de Ginecología de Valdecilla ve un cambio social: «La gente más joven ha experimentado una mutación de valores, que no pretendo juzgar. Quiere vivir bien, viajar y tener pocas ataduras, y eso es incompatible con ser padre. Tener un hijo es un compromiso para toda la vida».
Por último, Jubete apunta factores económicos. «Es que los jóvenes lo tienen muy complicado. Acceder a la vivienda, que es otro de los factores determinantes, es muy complicado. ¿Cómo se van a plantear ser padres si se ven obligados a compartir piso? Y tampoco hay que olvidar los bajos sueldos que perciben hasta que se estabilizan unos años después», reflexiona.
El pico El techo de los últimos 50 años fue en 1976, cuando se registraron 9.072 nacimientos
Comparativa La caída en Cantabria es aún más pronunciada que en el conjunto del país, cuatro décimas superior
Edad elevada Casi la mitad de las que fueron madres el año pasado tenían más de 35 años
Saldo vegetativo negativo La región sumó el año pasado el doble de muertes, 6.356, que de nacimientos, 3.148
En lo que están de acuerdo ambos expertos es en cuáles deben ser las soluciones para acabar con el problema de la baja natalidad. «Las medidas de ayudas puntuales de dinero, por ejemplo, dar 300 euros por hijo, no funcionan nunca. Sería mucho mejor establecer políticas continuadas en el tiempo de apoyo y ayuda institucional a la fecundidad», afirma Reques. «Debería haber consenso en todo el arco parlamentario nacional y regional. Es un problema de Estado y así debería ser visto», recalca. Una postura que también comparte Jubete. «Es que no hay que innovar, hay que copiar a los países que lo están haciendo bien como Noruega, Holanda, Dinamarca... Sí, ya sé que son mucho más ricos, ¿pero podríamos aplicar algo de lo que han hecho para revertir esa situación?», reflexiona la jefa de Ginecología.
Y no se queda ahí, da ejemplos. «Vamos a dejar que esa pareja joven aproveche los dos o tres primeros años para tener un par de hijos. Vamos a cuidarlos. Les mantenemos el sueldo, el puesto de trabajo y no les damos dinero para que paguen guarderías, vamos a crearlas en los grandes centros de trabajo», continúa. «La conciliación tendría que ser una realidad, sobre todo en la empresa privada. Si ya en la pública está difícil, fuera del paraguas del Estado está aún peor. Seguro», concluye.
El problema de la baja natalidad de Cantabria aumenta cuando se observa el saldo vegetativo; es decir, el resultado de restar las muertes a los nacimientos. El año pasado se registraron en Cantabria los citados 3.148 nacimientos, pero el número de decesos fue muy superior: 6.356. Más del doble. En lo que respecta a 2024, el INE solo ofrece los datos de muertes hasta la quinta semana. Por el momento, ha contabilizado 802 fallecimientos, 63 menos que en el mismo periodo de 2023 (el 8% menos).
De los fallecidos, 378 son hombres y 423 son mujeres; 283 tenían 90 o más años; 149, entre 85 y 89 años, 97 entre 80 y 84; 93, entre 75 y 79, y 60 entre 70 y 74.
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