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A día de hoy, lo único que está claro sobre el futuro inmediato de Ciudadanos en la región es que se decidirá en Madrid. La ... dirección nacional que salga del próximo Congreso Extraordinario no sólo tendrá que poner en marcha el proceso de refundación tras el batacazo de las últimas elecciones generales y dibujar la nueva estrategia política para la era post Albert Rivera, también reconfigurar todo la estructura territorial del partido. El nombre de la persona encargada de llevar a cabo estas tres tareas y colocar un nuevo barón en la comunidad autónoma se conocerá el 15 de marzo -salvo sorpresa mayúscula la elegida será Inés Arrimadas-, dos meses que a Cs Cantabria se le pueden hacer demasiado largos.
Tras semanas de convulsiones internas y enfrentamientos poco disimulados entre las dos facciones que existen en la organización, ambas partes buscan posicionarse para sumar influencia en la nueva etapa y ganarse el favor de los jefes de filas. La foto fija es una cúpula resquebrajada, un grupo parlamentario dividido y una dirección provisional recién llegada y con fecha de caducidad. Esos mismos dos meses, aunque con opción a prórroga.
La debacle de Ciudadanos en las urnas el 10-N coincidió con la acentuación de la crisis autonómica. El primer hito fue la dimisión del que hasta el 20 de diciembre era líder regional, Félix Álvarez. El también portavoz dejó voluntariamente la dirección del partido el pasado 20 de diciembre por no haber reconocido en un Comité Autonómico que sí hizo un contrato de un día al exdiputado Rubén Gómez como asesor del Parlamento. Todo en el contexto de una profunda división en el seno del grupo parlamentario que se acentuó a raíz de ese episodio: por un lado caminan Álvarez y su compañero Diego Marañón y por otro la ganadera Marta García, fichaje estrella en mayo para las listas naranjas.
La historia reciente de Cs ha sido una sucesión de sobresaltos. Mientras la gestora decidía la pasada semana situar al alcalde de El Astillero, Javier Fernández Soberón, como barón regional interino hasta que la nueva Ejecutiva nacional tenga plenos poderes y recoloque todas las piezas, la tensión en la cúpula se trasladaba también a las asambleas locales de afiliados.
El sábado por la mañana, la de Camargo, donde milita la diputada Marta García, que participó en la reunión, aprobó una propuesta para que Álvarez entregue su acta en el Parlamento tras los últimos acontecimientos. García asegura que no fue ella la que promovió ese debate, sino dos militantes, que incluso llevaron el asunto por escrito para someterlo a sus compañeros. Además, insiste en que prefirió no participar en la votación. Otras fuentes presenciales apuntan en otro sentido.
Según informaron ayer a este periódico desde la dirección regional de la formación, son «varias» las agrupaciones que se han pronunciado en los mismos términos, aunque no se detallan cuántas ni en qué municipios concretos. Del mismo modo, también confirmaron que en otras localidades se han producido debates en los mismos términos con conclusiones distintas, de las que ha salido un respaldo mayoritario al trabajo realizado por Álvarez, quien cogió las riendas del partido hace casi tres años en otro momento de gran tensión interna y a iniciativa de Albert Rivera. Ayer, el cómico y actor asistió junto a Marañón a la festividad de San Sebastián en Reinosa y mostró su posición en redes sociales sobre el informe de la Real Academia Española para introducir el lenguaje inclusivo en la Constitución, pero prefirió no pronunciarse sobre este asunto. Tampoco quiso hacer valoraciones Soberón.
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Los que piden que Álvarez deje sus cargos alegan que el diputado no cumplió con la Carta Ética que están obligados a firmar todos los cargos políticos y orgánicos del partido cuando dio versiones contradictorias sobre el contrato a Gómez, algo que podría acarrear una sanción si así lo considera la Comisión de Garantías. El último movimiento en este sentido lo ha hecho la Secretaría de Organización de Cs Cantabria, que mantiene discrepancias con Álvarez -y por tanto con el Grupo Parlamentario en el que García va por libre-, y que está recogiendo las distintas impresiones al respecto para ponerlas en conocimiento de los líderes nacionales. A favor y en contra.
En estas semanas, la gestora que se creó tras la marcha de Rivera no ha sido ajena a lo que ocurría en Cantabria. De hecho, esa misma Comisión de Garantías intervino en una de las distintas batallas libradas en esta guerra interna. Fue la que cesó a la dirección de Cs Santander sin dar más explicaciones públicas. Así, desencadenó un proceso de primarias en el que los militantes de la capital eligieron a un miembro de la Ejecutiva saliente -de los cesados- para un mandato de apenas tres meses, porque todas las ejecutivas locales y autonómicas serán revisadas por Madrid a partir del 15 de marzo.
Como había manifestado a sus allegados, la intención de Álvarez era volver a postularse como barón regional en Cantabria. Para dar este paso y ponerse de nuevo al frente del proyecto, pedía libertad a la hora de crear su equipo e introducir cambios en la dirección autonómica. También tener voz en la Ejecutiva nacional. A expensas de lo que ocurra a partir del 15 de marzo, parece que el que tiene la simpatía de la gestora nacional -de la cuerda de Arrimadas- es Soberón, aunque el alcalde, el único de Cs en el norte de España, es todavía reacio a dar este paso.
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