Para curarse en salud, una vez que el Ministerio dé luz verde a la actualización del plan estratégico de erradicación del sarampión y la rubeola, que empezó a funcionar en 2001, se prevé la vacunación de los grupos de población que se considera que pueden tener mayor riesgo de contagio, bien porque no sufrieron la enfermedad en su día -al igual que la varicela, se pasa una vez- o porque no se vacunaron. Un mensaje dirigido a los nacidos entre los años 1970 y 1983. «Aquel plan supuso la vacunación sistemática contra el sarampión, que se inició en 1981 y se implantó de forma progresiva en todas las comunidades autónomas. Ahora el Ministerio lo que plantea es una revisión dirigida a esa población que quedó desprotegida», explica Viloria, aunque no precisa cuándo empezará esa campaña de vacunación. «Primero tiene que aprobarse esa actualización del plan, que hasta ahora es un borrador», añade. Y cuando «ese documento reciba el visto bueno final», que puede ocurrir «en unos meses», la recomendación es que esas personas acudan a su centro de salud para ser vacunados.
Muy contagiosa
«Antes de 1970 nos inmunizábamos porque pasábamos la enfermedad. El sarampión es una infección respiratoria muy contagiosa, caía todo el mundo que tenías alrededor. Pero en los años siguientes había pocas posibilidades de contagiarse de forma natural, más aún una vez iniciada la vacunación sistemática, que en Cantabria empezó en 1982». A partir de entonces se introdujo en el calendario vacunal infantil la triple vírica -sarampión, rubeola y parotiditis-; de esa forma se controló la incidencia de esta enfermedad que provoca una erupción cutánea en todo el cuerpo y síntomas gripales. Aunque puede ser grave en todos los grupos de edad, los de mayor riesgo son los bebés, los niños pequeños, las embarazadas, los ancianos y las personas cuyo sistema inmunológico está debilitado, pues tienen más probabilidades de sufrir complicaciones.
«Cantabria es una de las comunidades de España en las que la situación es más favorable», destaca el jefe de Vigilancia Epidemiológica. Y es que, frente al rebrote de casos detectados en otros puntos de la geografía nacional -Cataluña, Madrid y Andalucía, principalmente-, en la región sólo se han confirmado dos positivos desde la puesta en marcha del plan de 2001, «los dos de origen externo» y «ambos evolucionaron bien».
«El primero, que data de 2004, fue el de una niña recién llegada de viaje y que no estaba protegida porque no había cumplido un año, con lo cual aún no se le había vacunado. El segundo caso, en 2006, se trataba de un adulto desplazado por motivos laborales, procedente de otra comunidad donde sí había circulado el virus», detalla Viloria. En este tiempo, además, Salud Pública ha analizado otros cuatro casos sospechosos que finalmente se descartaron. Así las cosas, Cantabria lleva trece años libre de sarampión. Una situación que Sanidad atribuye a una combinación de factores que van desde «el alto nivel de vacunación, favorecido por el hecho de que aquí no tenemos grupos fuertes de antivacunas, ni tampoco grandes colectivos de inmigrantes de países en los que el sarampión sí supone un problema».
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