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Si se pregunta en el ámbito judicial, responden que «educación». Lo hizo la semana pasada el titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Cantabria, Javier Amores, que cree que falta «información, formación y educación» para combatir el origen de la violencia de género, contra la que, a sus ojos, en España «no se está haciendo nada». Si se lanza la cuestión entre quienes trabajan para cambiar una sociedad machista, contestan «educación»: desde las asociaciones de mujeres quieren gente sabiendo de qué se habla en colegios e institutos, programas de verdad y no cursos superficiales para cubrir expediente. En cualquier Administración, en el discurso oficial, en los medios de comunicación... A la pregunta de cómo acabar con la violencia machista, con los asesinatos de mujeres, la respuesta siempre es educación, educación y educación.
Se vuelve a oír hasta la saciedad estos días en torno al Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que se celebra hoy, día 25 de noviembre. Pero en la órbita del sistema educativo saben que la suya «es una lucha de Quijotes contra molinos». Una profesora de Secundaria, que no quiere dar su nombre –asegura que ha tenido «roces desagradables» con sus compañeros en su instituto de Santander por esta cuestión– apunta que todavía hay «muchos docentes que transmiten valores de hace 30 años: animan a las chicas a estudios de 'chicas' y no les importan demasiado los comentarios sexistas en clase porque ni siquiera los reconocen».
Esta educadora, con 30 años de profesión, ve «bastante evolución en las alumnas y algo más tímida en los alumnos» desde que empezó a dar clase hasta hoy. Pero avisa: «Los adolescentes traen las ideas machistas de casa sin saberlo. Sus padres tienen de 40 a 50 años y, en general, esa generación aún tiene muy arraigada la idea de que la mujer es alguien subordinado, salvo algunas excepciones. Yo he llegado a escuchar a una alumna que ella se formará para tener un trabajito, porque el que realmente tiene que ganar dinero en el futuro es su pareja. Nos es casi imposible luchar contra lo que se lleva escuchando toda la vida a padres o abuelos. Con esta mentalidad de 'segunda de a bordo' en una relación, una mujer está muy expuesta a la violencia».
El segundo gran problema, en su opinión, son «las redes sociales, los medios de comunicación y la publicidad, que animan a ser una mujer complaciente, que invierte tiempo y dinero en estar guapa entre otros cientos de estereotipos que no dejan avanzar».
Oficialmente se hacen esfuerzos por enseñar qué es la igualdad a niños y adolescentes. Se pone el acento en el concepto de igualdad (y no en la violencia) porque la violencia contra las mujeres nace directamente de la desigualdad. Este año, la Consejería de Educación oferta más de 1.700 horas de formación entre Primaria y Secundaria, tanto para estudiantes como para profesores.
Emilio Ruiz | Centro de Profesorado (CEP)
«Siempre que la sociedad tiene un problema, mira a la escuela», admite Emilio Ruiz, asesor del Centro de Profesorado de Cantabria (CEP), donde lleva las cuestiones de Atención a la Diversidad y Convivencia y también las de Igualdad. Ruiz señala que esta es una lucha difícil, incluso en los centros educativos «porque no todos los profesores tienen claras estas cuestiones: muchos consideran que este tema ya está superado. Al final, la escuela es parte de la sociedad y la sociedad es machista, aunque todos pensemos que no lo somos».
Ruiz promueve este año entre los representantes de Igualdad de los centros la instalación «voluntaria» de unas manos moradas, símbolo contra la violencia machista: «Es cierto que tenemos una función», dice, «pero por mucho que hagamos nosotros, el reto es complicado. Trabajamos contracorriente. Mire ahora los anuncios de colonias en la televisión. Al final, en el sistema educativo hacemos lo que podemos cuando la sociedad debería ir mucho más allá». Ruiz espera que las intervenciones que se están promoviendo estos días por los centros educativos «toquen algún corazón. Hemos de pensar que la lucha merece la pena. Este tiene que ser el mensaje, ¿no?».
También Miriam Bustillo, de Mujeres Jóvenes de Cantabria (Mujoca, organización feminista) cree que hace falta mucha formación para saber analizar en la adolescencia programas como 'La que se avecina' o 'Mujeres y hombres y viceversa', creado expresamente para el público juvenil. Ella lleva cuatro años impartiendo talleres de sexualidad y lo que sigue viendo es que las chicas «no tienen ni idea de lo que es la violencia machista». En buena medida, porque «los medios siguen reproduciendo esos roles y se normalizan situaciones que no lo son. A las mujeres se les achacan como negativos comportamientos que ellos han tenido toda su vida sin que nadie los discuta». Según su experiencia, «no hemos avanzado mucho». Lo sabe porque cuando aborda estas cuestiones con adolescentes «es complicado llegar a ellos: ya tienen ideas erróneas de todo. Les parece que los celos son amor y que, cuanto más celoso sea su novio, más las quiere. A ellos les decimos: ojo, que llamar a tu chica 25 veces al día es violencia. Yo he llegado a saber de una chica a la que su novio le prohibió ir al instituto. Y los insultos están muy normalizados».
Miriam Bustillo | Formadora de Mujoca
Con el acceso a las redes, además, «todo se agrava», porque se multiplica. El factor redes también lo ve claro Santiago Ferreiro, director del colegio María Sanz de Sautuola de Santander. Dice que su escuela tiene en el ADN la enseñanza en valores «y el primero es el respeto», algo que se supone que tienen bien aprendido los alumnos cuando salen del centro. Los padres le cuentan, sin embargo, «que en cuanto los chicos llegan a una edad, se les olvida» y empiezan las conductas de riesgo, influidas por todo lo que circula por los móviles. Ferreiro, miembro además de la Comisión Permanente del Comité de Directores de colegios públicos de Infantil y Primaria, destaca que una cosa es lo que dicen las Administraciones y otra lo que hacen. «Con la última crisis económica, lo primero que anularon fueron los programas de prevención de la violencia», recuerda.
Por los centros educativos se toman iniciativas de distinta índole, en un intento de no quedarse atrás en este asunto, más desde un 8 de marzo en que las calles de las ciudades españolas se abarrotaron de mujeres pidiendo respeto. Al IES Nueve Valles de Puente San Miguel (Reocín) llegó esta semana, por ejemplo, un taller para sensibilizar a medio centenar de alumnos en los rudimentos de la violencia machista, facilitado por la Mancomunidad Los Valles. Ángel Toca, director del centro, ve necesidad de hacer hincapié, aunque es consciente de que el ámbito escolar «no puede luchar contra las familias. Los estudiantes aprenden en sus casas. Nosotros solo somos un refuerzo». Toca asegura que ha visto cierta evolución en positivo en los últimos años: «Ellos ya no son tan despectivos con ellas como les notabas antes. Y ellas ya no están tan dispuestas a tolerar ciertas actitudes por parte de ellos. Han adquirido mayor conciencia».
La hora del taller es una hora que sirve como paréntesis entre las asignaturas «de estudiar». Una hora para invitar a pensar a chicos y chicas de 15-16 años de 4º de la ESO y de Formación Profesional Básica. Una psicóloga y una licenciada en Derecho explican el 'ABC', respondiendo a todas las preguntas elementales y partiendo de la fundamental (¿qué es la violencia de género?) porque no todo el mundo sabe la respuesta. Se repasa todo lo elemental. Que no hay solo una violencia, sino que son varias (la física, la psicológica, la sexual y la económica). Que es una violencia difícil de detectar porque empieza con micromachismos y son difíciles de detectar. Que los estereotipos, que el amor y los celos, que el mito de la media naranja, que el de la exclusividad («que es ese novio que te quiere en exclusiva»)...
Una de las tutoras de los asistentes, Sara Saras, tiene sus dudas sobre la «utilidad real» de una formación tan rápida y superficial. Ella hubiera incidido «algo más en cuestiones más pegadas a la realidad de los adolescentes: el control a través del WhatsApp, los chantajes, las letras del reggaeton, que son tremendas y las escuchan como si tal cosa».
Como si tal cosa, cuando se habla de los estereotipos se cae de lleno en uno y nadie parece advertirlo. ¿Hay alguno más arraigado en la sociedad que el del hombre capaz de arreglarlo todo, por delante de cualquier mujer, que valen mucho menos para los asuntos técnicos? Pues se cumple al dedillo en este taller: hay tres profesores en el salón (dos mujeres y un varón) y otras dos chicas impartiendo la charla, pero es el hombre el que se levanta y arregla el sonido cuando no funciona. Aplausos del alumnado, al que llaman héroe entre risas.
Educación imparte este curso 210 talleres presenciales de tres horas para los alumnos de 6º de Primaria. El objetivo es que niñas y niños aprendan a identificar los roles tradicionalmente aplicados a mujeres y hombres, abrirles los ojos sobre los estereotipos y que sepan reconocer las relaciones de poder asimétricas que se dan entre sexos en la sociedad. También habrá clases para el profesorado con 132 talleres de dos horas, en los mismos centros en que haya para alumnos. Los docentes aprenderán el sistema sexo-género, a visibilizar la transmisión cultural del sexismo en el ámbito educativo (en los libros de texto y con las interacciones en el aula). En total, 984 horas de formación específica. En Secundaria no se quedan atrás. Este curso se busca a los estudiantes de 3º y 4º de ESO, a los que se harán llegar 290 talleres presenciales de tres horas de duración cada uno (870 horas en total). Además, habrán de desarrollarse 57 cursos para sus profesores, de dos horas.
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