Cantabria vuelve a las aulas con normalidad después de una semana de confusión

«Va a ser un curso con muchos cambios». Mónica González y Verónica Moreno han acompañado a primera hora de la mañana a sus hijos, ambos alumnos de Primaria, hasta el centro concertado La Salle, en Santander. Los chicos están encantados de ir al colegio. «Lo echaron mucho en falta el curso pasado».

Mónica y Verónica creen que las familias están haciendo un gran esfuerzo de adaptación a las circunstancias, y no les queda otra. «Los padres estamos mentalizados de que puede haber cambios este curso, de que va a haberlos y de que tiene que haberlos», reflexionan frente a uno de los accesos al centro en la calle Camilo Alonso Vega. Hay cinco en total.

Aunque se declaran partidarias del calendario escolar tradicional –no el bimestral, sino que está pegado a las fiestas religiosas–, tampoco acaban de entender la decisión, contrarrestada después por la Justicia, de tocar la semana no lectiva con tan poco margen de maniobra. Los profesores, entienden, lo han pasado mal. «La gestión no ha sido del todo correcta».

La mayor parte de los sindicatos de la enseñanza tampoco lo creen. Su malestar se va a traducir en dos jornadas de huelga –este miércoles, y el miércoles de la próxima semana, el día –, que esperan que secunden los docentes y el resto de personal de los centros. Convocan estos paros los miembros de la Mesa Sectorial de Educación, esto es, STEC, ANPE, UGT, Tú y CC OO, que se unió este lunes al llamamiento después de convocar, en solitario, un paro para la pasada semana. Los sindicatos, sin embargo, no llaman a participar en concentraciones en la vía pública como tenían previsto:no organizarán este tipo de actos hasta que no mejore la situación sanitaria. «Lo hacemos por responsabilidad», resumió Belén González, de STEC.

Ildefonso Vázquez, profesor de Inglés en el IES José Mª Pereda, avala el paro, cree que es la mejor forma de protestar por lo ocurrido hace unos días, pero también por la falta de medios para prevenir contagios con eficacia. Su centro ha reconducido bien la situación covid – «todo lo bien que ha podido»–, con ratios de unos 20 alumnos por clase, pero cree que otros institutos no corren tanta suerte. «Los centros, los profesores y los alumnos estamos cumpliendo y haciendo todo lo que está en nuestra mano, pero la Consejería, no», lamenta.

Desde Reinosa, Norberto García, portavoz de los directores de Secundaria, incide en la normalidad del regreso a clase. Pasa página y confía en que el Gobierno no tome más decisiones «unilaterales», abruptas: «Ojalá nada de esto vuelva a ocurrir».

Los pasos que se den para el control de la pandemia tienen que ser, añade García, «validados siempre por Salud Pública» y más consensuados con la comunidad educativa. El director pasa página y recuerda: «Si los datos [de contagios] en los centros educativos son buenos, si eso pasa es por el enorme trabajo que han hecho los equipos directivos desde el verano; por la implicación de los docentes y de las familias».

La profesora de Primaria Marisol de Andrés recibe a los alumnos en un acceso de La Salle. Enumera las medidas que ellas y sus compañeros cumplen cada día:distancia, ventilación, mascarilla... «Estamos todos comprometidos, tenemos que estarlo», comenta justo de antes de saludar a un escolar que le ha dicho buenos días y se ha colocado, despacio, en su fila.