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MARTA SAN MIGUEL
SANTANDER.
Viernes, 19 de abril 2019, 07:45
Después de seis años en los que la situación económica de Cantabria ponía colorados nuestros indicadores demográficos, 2019 ha vuelto verde el censo de población ... : desde el 1 de enero somos más que el año anterior. Los elementos que influyen en la demografía van más allá de la suma aritmética de cuantos vivimos en el territorio, y aunque mueren más personas que nacimientos se registran, el censo de Cantabria ha sumado 735 nuevos habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). ¿A qué se debe que por primera vez en casi una década ganamos población? La respuesta está en los extranjeros.
El censo de la comunidad autónoma está aquejada por dos males, compatibles si cabe con el resto del país: el envejecimiento de la población, y en la parte opuesta de la pirámide demográfica, una natalidad cada vez más baja. La inmigración, por tanto, gana cada vez más protagonismo en el censo, y según el catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Cantabria (UC), Pedro Reques, sostiene en buena medida el sector servicios, sobre todo el cuidado de los mayores, con todas las implicaciones sociales y económicas que eso conlleva. «En demografía hay que hablar de saldos migratorios y saldos vegetativos, y en este sentido Cantabria es deficitaria, con más fallecimientos que nacimientos», dice Reques.
32.713 extranjeros están inscritos en el padrón, el 5,6% de los residentes y tres décimas más que en 2017.
11.286 habitantes es la población que ha perdido Cantabria en una década, entre 2010 y 2019.
De hecho, tal y como evidencian las cifras del INE, en los últimos 20 años, la población de Cantabria de 65 años y más se ha disparado un 29%: ha pasado de 96.517 personas en 1998 a 124.586 en 2018. Del otro lado, la población de cero a 15 años ha aumentado sólo un 9,4%. En ese sentido, apunta el demógrafo, «ese saldo negativo se puede enfrentar con las migraciones, que pueden ser internas o externas, es decir, desde dentro de España o desde el extranjero, y parece que estos últimos datos han hecho cambiar el signo de nuestra evolución».
Este repunte se puede leer en clave económica, ya que «la inmigración extranjera siempre está ligada a crecimientos y dinámicas progresivas». A partir de 2012, cuando la crisis estaba en su peor momento, la pérdida de población fue una constante. En una década, Cantabria ha perdido 11.286 habitantes. Y así ha sido hasta este año, cuando los 735 nuevos residentes han cambiado el color de nuestra demografía.
El crecimiento de población de Cantabria a 1 de enero de 2019 está impulsado por los extranjeros inscritos en el padrón, que ascienden a 32.713 y representan ya el 5,6% del total residente, tres décimas más que el ejercicio anterior. Esta cifra de extranjeros empadronados en Cantabria repuntó un 6,7% en el último año, por encima de la media (6,1%) y el sexto más elevado por comunidades. Aún así, Cantabria es la quinta comunidad autónoma con menor proporción de extranjeros sobre el total de la población sólo por encima de Extremadura (3%), Galicia (3,7%) y Asturias (4,1%) y Castilla y León (5,4%). Además, su proporción de extranjeros es la mitad que la media española (10,7%).
¿Cómo se explica esa particularidad? «La inmigración extranjera siempre está ligada a crecimientos y dinámicas económicas progresivas, y aunque la mitad oriental de España es la que más inmigrantes recibe, Cantabria, Asturias, Castilla y León o Galicia son las que menor tasas de inmigración tienen, por debajo del 5 o 6%», explica Reques. La «singularidad» de la región está en el tipo de inmigración, la motivación laboral que atrae un perfil concreto: mujeres en su mayoría, de 25 a 40 años, dedicadas históricamente al sector servicios y al cuidado de mayores. «Muchos de los hombres que vienen es por inmigración familiar, es decir, al socaire de la mujer que es quien tira de ese carro, que se dedica a trabajos secundarios. Como la tendencia es hacia más envejecimiento y un mayor grado de dependencia, esas mujeres seguirán cumpliendo ese mismo papel en los siguientes años», explica. De hecho, los datos corroboran esta visión. De los casi 33.000 extranjeros inscritos en el padrón de Cantabria a 1 de enero, 17.023 eran mujeres y 15.690 hombres. La mayoría están empadronados en Santander (donde representan el 7,9% de la población) y en Torrelavega (el 6,6), mientras que sólo suponen el 2,5% de los habitantes de municipios de menos de 1.000 habitantes.
Este empuje, según el catedrático de la UC, va a ir a más en tanto que estamos condenados a envejecer. «Las personas dependientes van a ser más y las nuevas estructuras familiares han cambiado, es decir, de esa familia extensa o nuclear con los hijos cerca, ahora tenemos hogares unipersonales con mayores que viven solos y cuidados por alguien; esas personas han venido a cubrir un hueco que tradicionalmente se cubría por los que estábamos aquí». Además, esta demanda laboral está «ligada íntimamente» con la incorporación de la mujer al mercado laboral. «La tendencia estructural se va a mantener», advierte Reques, y por tanto, se dará una paradójica situación: «En demografía decimos o crecer o envejecer, pero en este caso podemos decir que estamos envejeciendo y a la vez creciendo, merced a la aportación de la inmigración extranjera, que da respuesta precisamente a estos problemas derivados del envejecimiento de la sociedad».
¿Cómo está Cantabria en relación al resto de España? ¿Hasta qué punto este dato evidencia un cambio que va más allá de la pura aritmética? Aquí cabe hablar de qué quiere ser uno, si cabeza de ratón o cola de león. Si bien la región está entre las 13 comunidades autónomas que han ganado población, es la última de todas estas, es decir, la que menos gana. Además, se mantiene como la segunda comunidad con menor población de España, sólo por delante de La Rioja (316.551). Del otro lado, cuatro comunidades perdieron población, con Extremadura a la cabeza con un -0,5%, lo que arroja un incremento medio de la población española del 0,6% y superamos los 47 millones de habitantes.
La comunidad contaba en 1998 con una población de 527.137 habitantes, de los que 523.990 eran de nacionalidad española y 3.147 eran extranjeros, mientras que según el padrón, a 1 de enero de 2018 residían en la Comunidad 580.229 personas, de las que 549.571 son españoles y 30.658 extranjeros. Estos últimos han crecido un 874% en Cantabria en los últimos 20 años.
Por lo que se refiere a la nacionalidad, nueve países superan el millar de extranjeros empadronados en Cantabria. Son Rumanía (5.336), Colombia (2.555), Moldavia (2.445), Marruecos (1.861), Perú (1.697), Brasil (1.412), Venezuela (1.183), China (1.150) y República Dominicana (1.073). Por lugar de nacimiento, de los 580.964 habitantes inscritos en el padrón a 1 de enero de este año, el 94,4% (548.251) han nacido en España mientras 32.713 (el 5,6%) lo han hecho en el extranjero; 13.697 tienen nacionalidad europea y de ellos, 9.799 de la Unión Europea.
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