Los cántabros aprueban a los sanitarios y suspenden a los políticos en la pandemia
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El 55% confía en el sistema sanitario por un 73% que recela de los representantes, según la Encuesta Social 2020 del IcaneSecciones
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El 55% confía en el sistema sanitario por un 73% que recela de los representantes, según la Encuesta Social 2020 del IcaneEl desembarco del coronavirus en Cantabria, en marzo del año pasado, otorgó aún más protagonismo a dos aspectos ya de por sí suficientemente relevantes: el nivel de engrase del sistema sanitario y la capacidad de gestión de los políticos para frenar el avance ... de la pandemia. El primero aprobó con holgura, a juicio de los cántabros, pero los segundos suspendieron de forma rotunda. Estas son dos de las principales conclusiones extraídas de la Encuesta Social de Cantabria 2020, que cada tres años elabora el Instituto Cántabro de Estadística.
La Sanidad siempre ha estado en el punto de mira de la población. A pesar de que la crisis sanitaria desbordó por completo, sobre todo al principio, los recursos existentes por entonces -no había suficiente material de protección individual, los test PCR escaseaban...-, más de la mitad de la población le dio un aprobado. Concretamente, un 55% se mostró satisfecha o muy satisfecha. Un 23,4%, en cambio, acabó descontenta. «Al final todos necesitamos confiar en un estandarte y ese es el valor de un sistema sanitario fuerte y más aún en el compromiso y diligencia de sus profesionales», considera David Cantarero, profesor titular de la Universidad de Cantabria y responsable del Grupo de Investigación y Desarrollo en Economía de la Salud del Idival.
Futuro de la región. Empeorará: El 58% de los encuestados, a la pregunta de cómo consideran que será la situación en los próximos cinco años, responden que empeorará. Los que creen, en cambio, que será mejor sólo suman el 11%. Es la cifra pesimista más alta registrada desde 2005.
Economía. Suspende: La visión de la economía transcurre paralela a la del futuro de la región. Algo más de la mitad, un 52%, están insatisfechos con su marcha. Sólo el 16,5% opina que es buena. Hay más mujeres descontentas que hombres: 60% frente a 57%.
Gobierno regional. Desconfianza: Es uno de los datos reveladores de la Encuesta Social de 2020. El 40,2% de los participantes en el estudio no confía en el Gobierno regional. El 31,2% está satisfecho, mientras que el 18,5% ni confía ni desconfía. Un 10% no sabe o no contesta.
Gobierno estatal. Peores cifras: El Gobierno central tiene una peor valoración para los cántabros. De hecho, suspende. El 55% no confía en él, por un 22,28% que sí lo hace. En este apartado, un 13,3% se muestra equidistante (ni confía ni desconfía) y un 9,61% no sabe o no contesta.
Educación. No aprueba: Tras el desembarco de la pandemia, la Educación ha cobrado protagonismo. Aunque los insatisfechos son mayoría, un 36,5%, los que sí están contentos suman un 32,5%. Las mujeres son más críticas que los hombres: un 37,3% frente a un 35,6%.
Medio Ambiente. Algo mejor que el resto: Preguntada sobre el Medio Ambiente, el 40% de la población está satisfecha, por lo que la cifra se mantiene respecto a 2017. También hay personas descontentas, que suman un 27%. Hombres y mujeres presentan cifras similares.
Cultura. Más satisfechos: La marcha de la Cultura satisface al 40% de los cántabros, situándose la población crítica en un 26,4%. Este aspecto obtiene prácticamente la misma valoración entre mujeres y hombres: un 27% se declaran insatisfechas frente al 26% de ellos.
Justicia. Aprueba: El 48,7% de los encuestados aprueba la labor de la Justicia, por un 41% que la censura. Sin embargo, el porcentaje de satisfacción respecto a la encuesta de 2017 se ha reducido en casi siete puntos. Un 18,5% de la población ni confía ni desconfía.
Policía. Buena visión: Los cántabros aprueban la labor de la Policía. Un 66,8% muestra confianza, por un 13,76% que recela. Sin embargo, sucede como con la Justicia, el margen del aprobado se reduce. En el estudio de hace tres años era superior: un 73,8%.
«En todo caso, también hace entrever la necesidad de mejorar e invertir más a fin de prepararnos a modo de planes estratégicos de contingencia o elasticidad y así anticiparnos a un posible empeoramiento de la pandemia actual u otras futuras que puedan venir dentro de unos años», puntualiza.
El estudio profundiza más en el detalle. No todas las ramas sanitarias obtienen la misma valoración positiva. Las medidas restrictivas adoptadas por las autoridades para frenar la propagación del virus han influido. Así, por ejemplo, los centros de salud y consultorios médicos, los más cercanos a los ciudadanos, han salido peor parados en la encuesta que los hospitales públicos. Tiene su lógica. La Atención Primaria se blindó contra el covid. Los centros eliminaron en gran medida la presencialidad y adquirió mayor protagonismo la cita y, sobre todo, la asistencia telefónica.
Fue un 'tsunami' para un engranaje no diseñado, ni por medios ni por filosofía, para este nuevo cometido. Los pacientes vieron cómo, de un día para otro, no podían acudir a su médico de cabecera como lo hacían antes. En muchos casos, sólo contactar con la centralita era imposible por la saturación de llamadas. El porcentaje de insatisfechos con los centros de salud, con respecto a la anterior encuesta de 2017, ha crecido en 3,6 puntos. Un 9,81%, en total.
Esta merma, a pesar de que la Atención Primaria en su conjunto sigue gozando de una gran aceptación -el 77,7% se mostró satisfecho con el servicio-, se entiende mejor si se compara con la de los hospitales públicos, que fueron los que más se tensaron al tener que acoger a los infectados con patologías más graves, lo que aumentó considerablemente la presión en las UCI. El 85,3% de los cántabros se mostraron satisfechos, un porcentaje que crece un punto y medio respecto a la anterior encuesta.
La buena puntuación obtenida por el sistema público de salud choca, en cambio, con la de los políticos. El 73% de los encuestados no mostraron 'ninguna confianza' o 'más desconfianza que confianza'. «La gente está cansada de ciertos comportamientos que casan más bien poco, sobre todo en medio de una crisis tan grande como la pandemia del covid. Por ejemplo, el aprovechamiento que hacen algunos para obtener réditos electorales, al pensar sólo en votos o dejar en evidencia a rivales como si esto fuese una serie por capítulos», considera Cantarero.
Es cierto que no todos los representantes públicos tienen capacidad de gobierno. Pero ahí la encuesta también explora minuciosamente estos matices, puesto que pregunta a los ciudadanos por su visión del Gobierno regional y del estatal. El segundo sale mucho peor parado, ya que durante gran parte de 2020 fue el encargado de tomar las decisiones de forma unilateral hasta que las compartió con las comunidades autónomas. Aun así, ninguno de los dos roza el aprobado. Al 40% no le genera confianza el Ejecutivo que en Cantabria conforman PRC y PSOE. Pero este porcentaje aumenta considerablemente cuando se les pregunta por el central del PSOE y Unidas Podemos. Aquí el margen de insatisfechos aumenta hasta el 54,8%.
Un 31% valoró positivamente la gestión del gabinete que dirige Miguel Ángel Revilla y un 22% la del de Pedro Sánchez.
También hay un margen de ciudadanos que ni confía ni desconfía -18,5% a nivel regional y 13,3% a nivel nacional- o que a la pregunta se acoge a la opción de 'no sabe o no contesta' -10% frente a 9,6%, respectivamente-.
Los residentes en Cantabria en 2020, cuando se les interpela por cómo creen que será la situación en los próximos cinco años, más de la mitad, un 58%, afirman que empeorará. Es un dato revelador ya que supone un gran cambio frente a las anteriores encuestas: la cifra de pesimistas es la más alta registrada desde 2005. En el último estudio la mayoría opinaba que el horizonte estaría parecido, situándose el porcentaje de los menos optimistas en un 22%, incluso inferior al de los que creían que mejoraría la situación, un 25%.
«Actualmente, la fatiga pandémica y el hecho de que a la crisis social que se ha producido tras la sanitaria no se la vea salida, hace que muchos crean que la evolución económica y de empleo no sea buena. Como se dice comúnmente, la confianza baja en ascensor pero sube en escaleras», expone el profesor de la UC. «Recordemos que casi uno de cada cuatro hogares de Cantabria tuvo el año pasado a alguno de sus miembros en paro. Con el agravante de que se les pueda acabar la prestación, el problema real es que el desempleo se transforme en exclusión social o pobreza severa», puntualiza.
Otro factor a considerar es el de la economía, que discurre parejo a la percepción del futuro. «En este caso existe una clara correlación y uno podría pensar que incluso hasta causalidad», afirma Cantarero. Más de la mitad de los cántabros se mostró insatisfecho con el ritmo marcado en 2020, un 52%. Y destaca que las mujeres tienen peor opinión que los hombres.
La encuesta lanza algunas preguntas concretas que resultan reveladoras. Sobre cómo creen que será la situación económica dentro de un año en sus hogares, el 26,5% considera que empeorará. Una cifra que sube cuatro puntos con respecto al último estudio de 2017. El 45,6% considera que se mantendrá igual y sólo el 7,8% afirma que mejorará.
El 40,2% de los cántabros tuvo dificultades el año pasado para llegar a fin de mes y un 41,2% no pudo ahorrar. Además, el 27% careció de un 'colchón' para afrontar gastos imprevistos y un 24,5% sufrió problemas económicos en su hogar.
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