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Los políticos –no sólo los que gobiernan, también el resto– harían bien en estudiar a fondo la extensa y recién publicada Encuesta Social de Cantabria de 2022, donde el Instituto Cántabro de Estadística (Icane) disecciona la comunidad en base a la opinión expresada por sus ... habitantes. Y deberían hacerlo porque de todos los organismos analizados –el instituto público les otorga ese estatus–, el suyo es el que sale peor parado. Los cántabros les suspenden de manera rotunda: el 74% de la población manifiesta su «desconfianza» con la clase política. Tampoco aprueban la mayoría de instituciones, salvo la policía y la justicia. El 54,5% no confía en el Gobierno central, el 43,3% en el regional y sólo en los ayuntamientos la balanza está algo más equilibrada: el 32% confía y el 37% desconfía –un 21% no se posiciona–.
El objetivo del estudio en el que han participado 1.800 personas es hacer una radiografía social de la comunidad. El Icane comenzó la campaña de recogida de información entre los meses de diciembre de 2022 y marzo de 2023. Lo hizo mediante entrevistas personales de manera presencial, telefónica y a través de cuestionarios.
La Encuesta Social deja bien a las claras el descrédito actual que tiene la clase política a juicio de sus gobernados. Aunque por contextualizar, hay que valorar que parte del trabajo de campo del Icane, sobre todo de la parte final, coincidió en el tiempo con uno de los episodios de corrupción más grandes que se han conocido en Cantabria. El denominado 'caso Obras Públicas', aún en los tribunales, para dirimir si un funcionario de la Administración adjudicó de manera irregular gran cantidad de contratos. La elevada repercusión obligó incluso a dimitir, sin llegar a estar implicado en la causa judicial, al por entonces consejero de Obras Públicas, el regionalista José Luis Gochicoa. El PP, que ganó las elecciones autonómicas en mayo, se aferró al caso para desgastar al anterior Ejecutivo formado por PRC y PSOE. Eso podría explicar, al menos en parte, la escasa crediblidad de la que gozan los representantes de la ciudadanía. Tampoco se salva el Gobierno central, que incluso saca peores notas que el autonómico o los ayuntamientos.
Aunque el objetivo de la encuesta es conocer las aptitudes sociales y condiciones de vida de la población, resultan especialmente llamativas las respuestas dadas para conocer cómo consideran que será la situación de la región en el corto plazo –5 años–. Aunque el número de pesimistas ha descendido respecto al anterior trabajo, también es cierto que su número sigue siendo demasiado elevado. El 36,6% considera que empeorará, el 16,8% que mejorará y hay un alto porcentaje, el 39,8, que cree que la situación se mantendrá exactamente igual. Además, la cifra de pesimistas es la segunda más alta desde 2005, cuando el Icane publicó las datos de la primera Encuesta Social.
La economía es otro de los aspectos que más descontento provoca. Casi la mitad de los cántabros, un 47,1%, no están satisfechos, aunque hay que tener en cuenta que en ese momento estaba en pleno apogeo la ola inflacionista por la guerra en Ucrania y el Banco Central Europeo ya había decidido subir el precio del dinero –provocando, a su vez, la subida de las hipotecas– para tratar de contenerla. Los precios de la energía y de los alimentos estaban disparados.
Los cántabros también hablan de sí mismos en el informe: de lo que les cuesta llegar a fin de mes, ahorrar o incluso irse de vacaciones o afrontar un gasto imprevisto. Para muchos, su futuro laboral pasa por marcharse fuera.
Marcha de Cantabria
No sólo los políticos y las instituciones a las que representan suspenden en la Encuesta Social de Cantabria de 2022. El estudio del Icane pregunta también por varios aspectos para hacer un balance de la marcha de la región. Seis, en concreto. De los seis, la que peor parada sale es la economía. Los cántabros estaban más satisfechos que insatisfechos en Educación, Sanidad, Medio Ambiente, Cultura y Servicios Sociales, pero mostraron su desesperanza con las finanzas autonómicas.
La espiral inflacionista generada tras el conflicto bélico en Ucrania y que parecía no tener fin durante el primer semestre del año pasado –cuando se realizaron las entrevistas–, el elevado precio de la energía, que condicionó incluso la producción industrial, y el encarecimiento del dinero decretada por el Banco Central Europeo como medida de contención, lo que elevó y dificultó el acceso al crédito hipotecario, formaron el contexto en el que se enmarcó el estudio. Aunque también es cierto que en las anteriores publicaciones de la Encuesta Social la economía fue el campo peor valorado. Aun así, con respecto a 2020, la insatisfacción ha bajado 5 puntos. Por contra, sólo el 25,2% de los cántabros afirmó estar satisfecho y el 22,2% no se posicionó ni a favor ni en contra.
Curiosamente, a medida que la edad de la población aumenta, también lo hace el descontento sobre el estado de la economía. De los 16 a los 34 años, no alcanza ni el 50%, pero a partir de los 35 años el número de desencantados con la situación de las finanzas autonómica eran más de la mitad de la población en este tramo de edad.
El resto de campos fueron mejor valorados. En Medio Ambiente (49,2%), Cultura (48,6%), Sanidad (45,1%), Educación (43,3%) y Servicios Sociales (39,8%) el porcentaje de satisfacción fue superior al de insatisfacción.
Instituciones
Uno de los apartados donde el informe del Icane hace especial hincapié es en cómo ven los cántabros una serie de instituciones. De entre todas, la policía y la justicia son las que mejor nota obtienen. De hecho, la diferencia es muy grande respecto al resto, que no salen tan bien paradas. Los ayuntamientos y los gobiernos central y autonómico no consiguen aprobar. En este apartado, el informe también analiza a los políticos como si fueran una institución con categoría propia. El suspenso es categórico. El 73,9% de los cántabros se mostraron insatisfechos con su labor, sólo el 8,5% mostró su satisfacción y casi el 16% no se posicionó ni a favor ni en contra.
La policía es la institución mejor valorada por la población con mucha diferencia. El 72,8% de los encuestados afirmó estar complacido con la labor realizada por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Sólo el 13,6% se mostró en contra, y el 10% restante no quiso posicionarse. Los jóvenes de entre 25 y 34 años fueron el grupo de edad que más aplaudieron su labor. Casi un 18% mostró su satisfacción en la encuesta.
La justicia –el sistema legal, en el estudio del Icane– es la segunda institución mejor valorada. El porcentaje también es bastante alto. Un 62,6% de los cántabros consideran que fue buena y así lo demostraron. Los desencantados, por contra, se situaron en el 17,8%. El resto, un 14,6%, no quiso pronunciarse ni a favor ni en contra.
Las cuatro instituciones restantes no consiguieron el aprobado. Los participantes en el estudio no quedaron contentos por la labor realizada –por este orden– por los políticos, el Gobierno estatal, el Gobierno autonómico y los ayuntamientos. Estos últimos, casi lo consiguen. La confianza mostrada fue del 45%, la desconfianza del 30,3% y el 18,7% prefirió no manifestarse al respecto.
Sanidad
Ni los efectos colaterales del covid, ni las amplias listas de espera para acudir a la consulta de un médico especialista o para someterse a una operación quirúrgica socavaron la buena opinión que los cántabros tienen tanto de la sanidad pública como de la privada. Sin embargo, de las dos, las que más aplausos se llevó fue la segunda. Aun así, el grado de satisfacción fue muy elevado. En sanidad la privada se situó en el 87,7%, mientras que en la pública fue algo menor, un 77,2% de los cántabros manifestaron su agrado.
La Encuesta Social de Cantabria 2022 mide, en el ámbito público, cuatro apartado diferentes. El objetivo es determinar el grado de aprobación de los ciudadanos con el trato que reciben por parte de los hospitales, los centros de salud, las consultas especializadas y el servicio de urgencias. Todos contaron con mayores porcentajes de satisfechos que de descontentos: el de las consultas de los especialistas un 79,3%, los hospitales un 79,1%, los centros de salud un 76,2% y las urgencias un 74,2%.
Estos mismos porcentajes, pero en la sanidad privada, fueron aún más altos. El grado de satisfacción con las consultas de los especialistas fue del 88,5%, con los hospitales un 86% y con las urgencias un 86,2%.
Pero el informe del Icane también recoge cómo valoran los encuestados su propio estado de salud. Para la mayoría fue bueno (47,5%) o muy bueno (16%), aunque para el 27,2% fue regular, para el 6,5% fue malo y para el 1,8% fue muy malo. También hubo un 1% que prefirió no contestar a la pregunta formulada. El 62% declaró sufrir alguna enfermedad crónica y el 62,1%, no –un 1,5% prefirió no pronunciarse–.
La sanidad pública fue la más visitada por los cántabros. El 45,9% declaró haber acudido en alguna ocasión. De todos, los mayores de 65 años fueron los que más lo hicieron. Más de la mitad estuvieron en el médico. Los jóvenes de entre 16 y 24 años, los que menos: sólo el 40,1%.
Trabajo y educación
La situación del mercado laboral de la región y cómo es vista por los cántabros es uno de los puntos destacados de la Encuesta Social. En este apartado, se recogen cinco afirmaciones diferentes a las que deben responder los encuestados. Por encima de todas destaca una: «Para encontrar un buen trabajo hay que irse fuera». A lo que el 67,2% afirma estar de acuerdo, el 15,2% se muestra en desacuerdo y el 11,3% ni a favor ni en contra.
Aun así, la mayoría de los cántabros tienen una buena opinión de su trabajo. El 37,7% se muestra satisfecho, el 31,6% lo considera aceptable, el 6,5% está insatisfecho y el 1,8 nada satisfecho. También hay otro 2,4% que no responde. Pero la situación cambia cuando el Instituto Cántabro de Estadística (Icane) les pregunta por la dificultad para encontrar otro empleo similar o mejor, a lo que el 27,6% de los entrevistados lo encuentra muy difícil, el 16,3% bastante difícil, el 14,1% ni fácil ni difícil; mientras que el 28,6% lo ve bastante fácil y el 7,2% muy fácil. Respecto a los parados, el 21,2% llevan menos de dos meses buscando empleo, el 21,3% entre dos y seis meses, el 13% entre medio y un año, el 13,5% entre uno y dos años y el 29,6% son parados de larga duración (más de dos años sin trabajar). Crear un negocio como método para dejar el desempleo es considerado muy difícil (52%) o difícil (16,3%) para los participantes.
En lo que se refiere a la educación, el 2,6% afirma que es analfabeto o que sólo fue a la escuela menos de cinco años, el 10,8% ese tiempo o incluso más pero no consiguió terminar EGB, ESO o Bachillerato. El 40,3% asegura que tuvo que tuvo que suspender definitivamente sus estudios por causas personales (54.033 cántabros), el 28,4% (51.520) por causas económicas y el 17,8% (23.792) lo hizo por falta de interés.
Hogares y vivienda
El exhaustivo informe del Icane permite visualizar los datos de dos maneras diferentes. Por un lado, de forma individualizada, por personas; por otra, englobando estas últimas por hogares. Es aquí donde se acumulan conclusiones llamativas. Por ejemplo, que el porcentaje de hogares que tienen dificultades para llegar a fin de mes ha aumentado 3,5 puntos en sólo dos años. En la Encuesta Social de 2020 era el 40,3% y en la de 2022, el 43,8%. En total, 106.326 familias aseguran tenerlo complicado frente a las 130.732 que lo consideran fácil.
La capacidad de ahorro también ha mermado. Hace dos años, el 51,5% sí podía hacerlo y ahora el 48,9%. Pero lo más preocupante es que también aumenta el porcentajes de quienes no podían ni pueden hacerlo; y lo hace 6,3 puntos hasta el 47,5% de los hogares de la región, casi la mitad. También aumenta otros dos puntos –del 34,7 al 36,7%– las familias que no pueden costearse, en condiciones normales, una semana de vacaciones fuera de casa al año. El 12,5% considera que los ingresos de su hogar son bajos, el 23,2% medios-bajos, el 48,4% medios, el 12,2% medios-altos y el 1,5% altos.
El 31,3% de las familias considera que sus situación económica empeorará y el 46,7% que se mantendrá igual. Sólo un 11,8% es optimista y cree que mejorará. Para solventar los problemas económicos, la mayoría optan por reducir los gastos, que algún miembro en paro encuentre trabajo o mediante ayudas familiares o sociales.
En cuanto a la vivienda, la mayoría de los cántabros consideran que las viviendas son muy caras (86%), que hay pocas viviendas ofrecidas por las administraciones públicas (66,2%), que se incentiva poco el alquiler (61,1%) y que es muy difícil que los bancos concedan créditos hipotecarios (76,4%).
Futuro de Cantabria
El futuro de la región es uno de los asuntos más destacados en la Encuesta Social publicada por el Icane. Haciendo una lectura rápida, hay más pesimistas que optimistas; aunque eso sí, un porcentaje considerable augura que seguirá igual. El instituto público pregunta cuál será la situación de Cantabria en dentro de cinco años. El 36,6% cree que empeorará, el 39,8% que será parecida y el 16,8% que mejorará. Además, un destacable 6,8% se abstuvo y no dio su opinión.
Las diferentes gráficas también permiten sacar conclusiones en función de los diferentes grupos de edad. Por ejemplo, los más agoreros son los cántabros que tienen entre 45 y 54 años: el 42,4% vaticina un futuro peor. Por contra, los más jóvenes, aquellos que tienen entre 16 y 24 años, son los más esperanzados: el 46,5% cree que el futuro de la comunidad será mejor.
La evolución temporal, en cambio, permite advertir una leve mejoría. Es decir, hace dos años, en la anterior Encuesta Social, el porcentaje de pesimistas era aún mayor (57,7%) y el de optimistas era más bajo (10,7%). Eso sí, los que prefieran ver el vaso medio vacío, tienen a su favor que el dato de 2022 de desencantados con el futuro de la región es el segundo más alto desde que el Icane realizada la Encuesta Social (2005). El anterior pico máximo fue precisamente en 2020, con ese 57,7%.
La mayoría de encuestados, además, se sienten identificados con su tierra. Concretamente, un 38,6% se sienten totalmente regionales, el 37,8% bastante regionales, el 11,9% ni mucho ni poco, el 3,6% poco y el 4,2% nada.
Como curiosidad, la encuesta también pregunta por el grado de identificación con España y Europa. El 62,8% se siente muy español y el 47,2% muy europeo. Sólo el 3,9% no se siente nada identificado con España y el 8,1% con Europa. Para el 6,1% y el 11,3%, respectivamente, ni mucho ni poco.
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