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El culto a la imagen que las redes sociales venden hasta la extenuación y el hecho de que cada vez nos cuidemos más está provocando que el perfil del paciente que se somete a un tratamiento estético haya cambiado. Si hace una década la persona ... que acudía a una consulta médica para 'borrarse' los primeros signos del envejecimiento era una mujer de unos 35 años, ahora son chicas jóvenes, de 25, que quieren cuidarse la piel antes de que sea demasiado tarde, tener unos labios más voluminosos o lucir unos pómulos como, por ejemplo, los de Kim Kardashian. Por decir una de las cientos de celebrities que potencian constantemente su (impoluta) imagen en internet.
Cantabria no queda al margen de ese cambio y los médicos especializados en esta rama han testado esa juventud en el nuevo paciente. Todos los profesionales consultados por este periódico han coincidido en señalar los «25 años» como la edad de inicio de los pacientes que llegan a sus consultas, cuando antes comenzaban al menos diez años más tarde. «Las técnicas y productos han mejorado mucho y ahora ya no se busca corregir o cambiar rasgos, sino que va más destinado a prevención y a resultados naturales, a ser la mejor versión de ti mismo», señala la doctora Ofelia Casanueva. Coincide la dermatóloga Elena Arnal, también con consulta en Santander: «Hemos experimentado un cambio en los últimos años y cada vez es menor la media de edad en la que comienzan a preocuparse por el cuidado de la piel. Además, los hombres han ido llegando a la consulta, especialmente por los grandes avances en farmacología y tratamientos para la alopecia».
El último estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) arroja dos datos que ayudan a hacer una radiografía de la boyante situación que experimenta el sector de la medicina estética: el 40% de la población ha utilizado sus servicios en alguna ocasión y el número de centros sanitarios autorizados por el Ministerio de Sanidad para ejercer la Medicina Estética en España se incrementó un 20,2% respecto a 2019, con 6.305 establecimientos.
ofelia casanueva
Médico estético
elena arnal
Médico dermatólogo
Entre los tratamientos más demandados hay tres que destacan por encima del resto. La Luz Pulsada Intensa (IPL), para conseguir un fotorrejuvenecimiento facial; la toxina botulínica (popularmente conocido como bótox) para las arrugas de la frente, entrecejo y patas de gallo; y el aumento de labios con ácido hialurónico. «Estos tres tratamientos representan el 50% de las consultas. La otra mitad lo conforman la rinomodelación, mentoplastia, masculinización facial, cuello y escote, hidratación facial y ojeras», señala Javier Arnáiz, otro de los profesionales especializados en la capital cántabra.
Javier arnáiz
Médico estético
Pero el retoque estético que más anécdotas provoca en este tipo de consultas es, sin lugar a dudas, el aumento de labios. «Desde pedirnos los labios de Rocío Osorno (instagramer con millón y medio de seguidores) a algo que reconozco que no sabía lo que era, 'los labios de los años 50'. Es una de las pocas veces en las que me he quedado callado, sin saber qué decir, más allá de pensar en Marilyn Monroe e intentar vislumbrar qué boca tenía ella», señala Arnáiz. La misma anécdota pero con distinto referente la cuenta Ofelia Casanueva: «Una chica con los labios muy finos llegó a la consulta con una fotografía de Angelina Jolie. Me pidió lo mismo. Le expliqué que trabajamos con ácido hialurónico, no con agua de Lourdes. ¡Qué manía con querer los rasgos de otros en lugar de potenciar los nuestros propios!».
José Ramón Gómez Novo, psicólogo clínico del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, hace un doble análisis de ese incremento de pacientes, tanto jóvenes como adultos, en las consultas de medicina estética. Por un lado, destaca la cultura de cuidarnos –«abren un gimnasio y se llena, comemos más sano... Eso es bueno», señala– y por otro, la influencia que ejercen la televisión y las redes sociales en la gente joven: «Es un deber cuidarse. Es básico fomentarlo, pero sin que el éxito dependa de tu imagen, sino que esté incluido dentro de tus hábitos de vida porque te tienes en cuenta, no porque a los demás les vaya a gustar. Antes se aspiraba a estudiar Periodismo o Arte Dramático y trabajar en la tele, pero ahora es más fácil operarse y meterse en un 'reality'. No sé cómo permitimos que eso suceda».
José Ramón Gómez Novo
Psicólogo clínico de Valdecilla
Los expertos en medicina estética coinciden en que las redes sociales han servido de «gran altavoz» para hacer llegar el mensaje «y para poner en evidencia los grandes resultados y los avances científicos», señala Arnal. «También para normalizar los tratamientos y ver cómo es el proceso», puntualiza Arnáiz. No obstante, Casanueva, que conoce bien el potencial de las redes gracias a los 18.000 seguidores que tiene en Instagram, reconoce que internet ha tenido mucho que ver en el crecimiento de la medicina estética. «Han acercado al público nuestra práctica médica, ven resultados naturales, sin labios salchicha o caras inexpresivas y paralizadas, sin embargo las redes sociales con sus filtros de 'siempre estoy perfecta' pueden deformar la imagen facial y meternos en un bucle de búsqueda de perfección o de rasgos exagerados, lo que hace que lleguen a las consultas con dismorfofobias, contra las que, como médicos, debemos luchar».
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