Dos cántabros montan la fiesta en toda España

El resultado de la primera edición fue tan positivo que, meses más tarde, se animaron a realizar la segunda. Y, nuevamente, para su sorpresa, ocurrió exactamente lo mismo. Se vendieron todas las entradas en menos de tres minutos. O como dicen los jóvenes emprendedores cántabros, hicieron 'soldout', que significa justo eso. Todo vendido. «Los dos estábamos alucinando. En 'shock' completamente. Después de tanto esfuerzo vimos resultados y, como suele ocurrir, eso nos animó a seguir con el proyecto», explican.

Dicho y hecho. Fijaron su nuevo objetivo en Zaragoza. «Yo viví hace años allí y me pareció una ciudad que se ajustaba a nuestras posibilidades iniciales», cuenta Nicolás. Y otra vez la misma historia. Bueno, casi. En este caso los tiques disponibles no duraron ni un minuto. De hecho, la web de venta de entradas –da soporte a decenas de discotecas españolas cada fin de semana– colapsó. «Después de la primera edición en octubre y de lo de Zaragoza, repetimos con tres más en abril, mayo y septiembre».

El resultado dio qué hablar en otros lugares. «Nos escribían mensajes diciéndonos que, por favor, montásemos una fiesta en sus ciudades». Ese fue el principal incentivo para «tirarse a la piscina». Santander, Zaragoza y... La siguiente parada fue Burgos y el resultado, similar. «En el momento en el que sacamos las entradas, más de 4.000 dispositivos intentaron acceder a comprarlas. Había únicamente 1.000 a la venta».

Así que siguieron creciendo. «Hemos conseguido cerrar once nuevas fechas para los próximos cinco meses en el norte de España y alguna sorpresa más que iremos contando poco a poco». Además, en junio, pretenden volver al lugar de origen, Santander, para organizar un macroevento «como la ciudad merece».

Llegados a este punto puede que se pregunte qué tienen estas fiestas de diferentes. A juicio de los organizadores, es «un nuevo concepto» que el público universitario necesitaba. «En nuestras fiestas el postureo se deja fuera. Lo único que importa es disfrutar». Música para todos los públicos (no solo reguetón –que también–), disfraces, nata, juegos... «Al estilo americano. A lo grande», aseguran.

Trabajo y esfuerzo

Pero no es oro todo lo que reluce. Y les ha costado trabajo llegar hasta aquí. Ahnert lleva diez años en el mundo de la noche. Empezó como Dj con solo 16 años. Fue así como se dio cuenta de que quería trabajar «en ese mundillo» pero, desde el otro lado. Es decir, organizando las fiestas. «Para que haya funcionado este proyecto he intentado que me salga más de 40 veces. Prueba, error. Y mucho sacrificio por el camino», explica. A lo que Marina puntualiza: «También hay gente que no termina de comprendernos. Tengo 22 años y me paso el día mirando un ordenador y trabajando. Pero es lo que hay que hacer para que las cosas salgan. Trabajo y constancia. Es el único camino».