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La caótica situación de la red de Cercanías ferroviarias, que se ha disparado durante las últimas semanas con trenes averiados colapsando las vías, servicios cancelados por la falta de convoyes, averías prácticamente a diario y un reguero constante de retrasos, ha obligado al Gobierno ... de Cantabria a convocar con urgencia la Mesa del Ferrocarril. Al encuentro -mañana, a las 10.00 horas- están citadas todas las partes implicadas: grupos parlamentarios, sindicatos, Puerto de Santander, CEOE, Universidad de Cantabria, las Mesas de Movilidad en representación de los usuarios, Cocemfe y Alsa. También Renfe, que sólo ha acudido a uno desde su creación. Precisamente el último, hace casi dos años. Mientras tanto, los alcaldes de los municipios afectados censuran su «dejadez» y «escasa preocupación».
Renfe prometió en aquella ocasión que en abril de 2020 se adjudicaría la construcción de 22 nuevos trenes de ancho métrico -los de FEVE- que llegarían «en dos o tres años». En total, 138 millones de inversión. Aún estaría en plazo -quedaría un año-, pero este pasado domingo el operador anunció a este periódico que el la fecha se retrasa y que las máquinas y vagones estarán en «dos-tres años». El servicio que presta FEVE es el que más incidencias sufre en la región. Cuenta con dos líneas diferentes. Una conecta Santander con Cabezón de la Sal (C-2); la otra, la capital con Liérganes (C-3).
Javier López Estrada - Alcalde de Torrelavega
«Si queremos una red de Cercanías que compita con el vehículo privado para conseguir una movilidad cada vez más sostenible, y para que Santander reduzca los 85.000 vehículos que entran diariamente en la ciudad, hay premisas que resultan ineludibles: fiabilidad, intermodalidad, cobertura horaria, conectividad, confort, etc. Lamentablemente, este servicio ferroviario en Cantabria no cumple con ninguna de ellas», afirma César Díaz (PP), concejal de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Santander.
Víctor Manuel Reinoso - Alcalde de Cabezón de la Sal
El también primer teniente de alcalde añora «el plan que diseñó Íñigo de la Serna a finales de 2017 -cuando estuvo al frente del Ministerio de Fomento-, que contaba con una inversión asociada de 530 millones y una programación para estar ejecutado en 2022». En este sentido, censura la «falta de voluntad política» y pide al Gobierno que preside Pedro Sánchez que «deje de mirar para otro lado».
El Consistorio de Torrelavega tampoco está contento. «No tiene sentido que las administraciones promulguemos el uso del transporte público y, a la vez, se estén empeorando los servicios prestados», afirma Javier López Estrada (PRC). «Vamos a exigir más inversión para que se reduzcan los tiempos de cada viaje», añade. Porque otro de los problemas, según los regidores y las plataformas de usuarios, es el nuevo sistema ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático), que ha ralentizado aún más las conexiones.
El alcalde de Cabezón de la Sal, donde acaba la línea C-2, lo explica gráficamente. «Un estudiante del municipio que quiera ir a la universidad en tren tarda una hora y cuarto, y con el nuevo sistema se puede incrementar en diez minutos más. Luego tiene que coger un autobús que le lleve hasta el campus. Por lo menos, dos horas en total. En coche, en veinticinco minutos está aparcado en la facultad», explica Víctor Manuel Reinoso (PRC). «Estamos yendo en contra del transporte público. Es normal que la gente de la comarca no se plantee usarlo para ir a Santander al médico, a trabajar, de ocio o a lo que sea», subraya.
Santiago Rego- Alcalde de Liérganes
A Liérganes llega la línea C-3 de FEVE. «Si de verdad queremos combatir el despoblamiento y que no todos vivamos en Santander o Torrelavega es vital tener vías de comunicación rápidas y eficientes. El tren es un lujo, pero para ir a la capital tardas 50 minutos. Renfe y Adif siguen empeñados en tiempos de trayecto más propios del siglo XX o del XIX», afirma Santiago Rego (ULP).
José Miguel Barrio - Alcalde de Reinosa
Las quejas municipales también se extienden a la única línea de Cercanías de Renfe en Cantabria (C-1), que une Santander y Reinosa. «Competir con el automóvil para bajar de Campoo a Santander es muy complicado. Es entendible que los usuarios le estén dando la espalda al tren», afirma José Miguel Barrio (PRC). «Lo que más nos afecta es que no hay calidad en la frecuencia de ferrocarriles, debería haber más», recalca el regidor.
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